Después del éxito de Vox en las elecciones andaluzas, Madrid se presenta como el gran campo de batalla para el partido de Santiago Abascal. La capital es el principal bastión de la formación, que acumula en Madrid a uno de cada cuatro afiliados: de los 24.023 simpatizantes que pagan su cuota mensual, 6.271 residen en la provincia madrileña (un 26% del total). La fuerza con que Vox ha irrumpido en Madrid contrasta con el revés sufrido por el PP en el último año, con la salida de Cristina Cifuentes de la Presidencia de la Comunidad el pasado abril y con la falta de candidatos de peso para las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2019.
La fuerza social de Vox en la capital no es desdeñable: con sus más de seis mil simpatizantes, tiene casi la mitad de apoyo que el PSOE de Madrid, un partido histórico y con gran arraigo en localidades y distritos de la capital. Si los socialistas madrileños tenían 15.482 afiliados contabilizados en el último censo de 2017, Vox ha conseguido en los últimos meses una afiliación que equivale al 40,5% del Partido Socialista. Sí queda lejos del arraigo del Partido Popular, que tiene en la capital más de 68.400 afiliados.
Sin embargo, el trasvase de electorado del PP a Vox se hizo evidente en las elecciones andaluzas -donde el PP obtuvo su peor resultado histórico- y podría reeditarse en Madrid. La debilidad de los populares en Madrid es la consecuencia directa de la caída de Cifuentes, que tras la polémica del máster dio un paso al lado dejando huérfano al que hasta entonces era el principal capital político del partido.
El personalismo de la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid le permitió alejarse de la tradicional imagen del Partido Popular y abrirse al electorado de centro. Lo hizo mediante medidas y declaraciones públicas que se alejaban del ideario tradicional del votante conservador, como su apoyo a la libertad de voto en temas como el aborto. Un perfil que, si bien supo contener el crecimiento de Ciudadanos y mantener a raya al PSOE, también dejó huérfanos a una bolsa de votantes que ahora se decantan por Santiago Abascal. La dimisión de Cifuentes y la llegada en su lugar de un perfil bajo como el de Ángel Garrido, que no mantiene la particular línea de su predecesora pero que tampoco parece reconquistar a su electorado tradicional.
Caída Cifuentes, otro de los problemas que se presenta para el PP es la falta de candidatos. A cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales, Génova no ha confirmado aún el nombre de los dirigentes que se batirán en unos comicios clave para el escenario nacional, donde se determinará la política de acuerdos nacionales y donde Vox podría volver a reeditar su papel de llave de Gobierno. Sin referencias ni dirigentes de peso en el escenario madrileño, los populares corren el riesgo de dejar de ser una referencia para el electorado conservador en unas elecciones de especial importancia.
No está en mucha mejor posición el PSOE, sin candidato a la Alcaldía y sin ocupar puestos de responsabilidad ni en Cibeles ni en la Puerta del Sol. Y éste es precisamente uno de los puntos fuertes de Vox, el único partido junto a Manuela Carmena que sí ha nombrado su candidata a la Alcaldía madrileña, Rocío Monasterio, una circunstancia que le permitirá aprovechar el arranque de las elecciones andaluzas para iniciar una precampaña en Madrid que sirva de impulso en el resto del territorio nacional.
Vox en Vistalegre, la sorpresa de 2018
El primer aviso de lo que sucedería en las elecciones andaluzas llegó en octubre, cuando Vox logró llenar el auditorio de Vistalegre con 10.000 personas, superando los 9.000 que congregó Podemos en el mismo lugar un año y medio antes en su congreso estatal. Allí, Abascal defendió una España que quiere la disolución de los Mossos d’Esquadra, la suspensión de la autonomía de Cataluña, la ilegalización de los partidos separatistas y reivindicó “una España y no 17”.
El éxito del acto, titulado La España viva, despertó todas las alarmas en el Partido Popular. En los despachos de Génova se observa con temor el crecimiento de Vox en las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2019, muy especialmente en Madrid. El temido trasvase de votos hacia Vox -que se sumaría al que ya se ha producido en los últimos años hacia Ciudadanos- ha llevado al nuevo líder popular, Pablo Casado, a extremar cada vez más su discurso, con posiciones progresivamente más duras, singularmente respecto al desafío independentista en Cataluña.
La fuerza de Vox en la capital también ha llevado al PP a mover sus posiciones en otros aspectos. El pasado noviembre, el Partido Popular tuvo que enviar a una delegación a una concentración en defensa de la unidad de España que organizan la Fundación Para la Defensa de la Nación Española (Denaes) y la plataforma España Viva, un acto al que se sumó desde el primer momento el presidente de Vox, Santiago Abascal, que presidió varios años Danaes.
La unidad de España y la amenaza separatista es uno de los ejes que Vox ha utilizado en la campaña de las andaluzas, y un terreno de especial dificultad para el PSOE. El apoyo de los partidos independentistas a Padro Sánchez para su llegada a La Moncloa ya ha pasado factura en federaciones como la andaluza, y los barones socialistas temen ya que estos apoyos les resten poder autonómico en los próximos comicios. Un filón que el partido de Abascal no desaprovechará en la capital.
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