A José Félix Tezanos (Santander, 1946) no le gusta que le critiquen. Los que cuestionan las encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), que él dirige desde el pasado verano, son, en su opinión "gente mal informada y con mala intención". Esto lo dice un sociólogo que un mes antes de las elecciones andaluzas le atribuyó al PSOE entre 45 y 47 escaños (en realidad obtuvo 33) y a Vox 1 (logró 12 escaños).
Incluso dentro de su propio partido, a cuya ejecutiva perteneció hasta el mes de julio de 2018 y que dejó muy a su pesar, las encuestas del CIS se miran con cierto escepticismo. Nadie puede creerse que el PSOE le saque casi 10 puntos al PP (como ha aventurado la encuesta del mes de diciembre) cuando la mayoría de las empresas privadas le dan sólo una ventaja de en torno a 2 puntos. El resto de los partidos se lo toman a broma, con lo que el antaño prestigioso CIS va camino de convertirse en un aparato de agitación y propaganda del Partido Socialista.
Pero, con tozudez marxista Tezanos insiste en que las encustas del CIS son "científicas y rigurosas", mientras que los demás se dedican a la "adivinación", y, como le gusta sentenciar, "la adivinación no es ciencia".
Tezanos, un ex guerrista de pro reconvertido al sanchismo, ha eliminado de los sondeos del CIS la llamada "cocina" porque, en su opinión, así se respeta lo que dice el ciudadano, "los datos puros". Eso era lo que hacía en sus encuestas para la revista Temas (que dirige) y es lo que está haciendo en el CIS, un organismo público con un presupuesto anual de 8 millones de euros.
"La mayor fake news es el barómetro del CIS, que, además, pagamos todos con nuestro impuestos", afirma Narciso Michavila
Pero, ¿por qué es necesaria la cocina de los datos que arrojan directamente las encuestas? La estimación de voto (que ha desaparecido del CIS en la etapa Tezanos y que es el valor añadido de las encuestas que realizan los institutos privados de opinión pública) sirve para corregir las apariencias equívocas. En las encuestas suele haber desviaciones propias de las muestras y que vienen dadas, por ejemplo, por la modalidad de las entrevistas.
El CIS realiza entrevistas personales (en lugar de telefónicas o telemáticas), con lo cual sus encuestadores no pueden entrevistar a personas que viven en urbanizaciones cerradas o a las que, por su trabajo, tienen gran movilidad. El método de entrevista directa da una sobrerepresentación al PSOE. También hay que tener en cuenta el fenómeno de la ocultación de voto, que se suele detectar en la pregunta sobre el recuerdo de voto. Según el último sondeo del CIS, si hubiera que atenerse al recuerdo de voto, el PSOE hubiera ganado las elecciones de 2016 por 2 puntos, cuando en realidad el PP le sacó más de 10 puntos al PSOE. Por eso es necesaria la cocina. Dar los datos a pelo (voto más simpatía) implica no corregir unas desviaciones que Tezanos sabe mejor que nadie que benefician a su partido.
Es difícil de explicar el aumento en la frecuencia de los sondeos del CIS (eran trimestrales desde 1996, pero, desde la llegada de Tezanos, son mensuales). Se supone que el CIS debe dedicarse a realizar investigaciones sociológicas en profundidad y no a convertirse en un competidor de las empresas privadas que hacen públicos sus sondeos en los medios de comunicación.
Tal vez el director del CIS persiga con ello generar el llamado efecto bandwagon (hay votantes que se suman al carro del vencedor, es decir que tienden a votar a quien piensan que puede ganar). Pero, como se ha visto en las elecciones en Andalucía, a veces lo que se consigue es el efecto contrario (underdog), por el que se desmoviliza a los votantes propios, que dan por segura la victoria, y se moviliza a los contrarios, que quieren recortar esa aparente ventaja.
Aunque muchos no se atreven a decirlo públicamente, la mayoría de los expertos demoscópicos del país considera una aberración lo que está haciendo Tezanos. Sobre todo, por el desprestigio que está provocando en el CIS. Otros, sin embargo, se atreven a hacerle frente, aún a costa de sufrir las andanadas de un político bregado en mil batallas y que se sabe apoyado por Moncloa. El más combativo es Narciso Michavila, responsable de la empresa (GAD3) que más se acercó al resultado en Andalucía, y cuya opinión sobre el director del CIS no deja lugar a dudas: "En la época de la posverdad la mayor fake news es el barómetro de Tezanos, que además pagamos todos con nuestros impuestos". Como resumen, no está nada mal.
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