Juan Marín es un hombre con el que cuesta llevarse mal. Siempre dispuesto al diálogo y propicio al consenso, se ha situado en la centralidad de la política andaluza desde que dejó su puesto como concejal de un partido de independientes en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). En 20015 llevó por primera vez a Ciudadanos a un parlamento fuera de Cataluña con nueve diputados. A las puertas de una repetición electoral, tras 80 días de bloqueo, firmó un pacto de investidura con Susana Díaz, a la que ha apoyado parlamentariamente desde entonces. Premiado con 21 diputados por esa 'oposición útil', ahora será socio del PP en un cambio de gobierno histórico en Andalucía tras casi cuarenta años de poder socialista. De sus antiguos socios, Susana Díaz le ha retirado el saludo, el resto de consejeros le han felicitado cariñosamente.
Pregunta.- ¿Somos conscientes del momento histórico que se vive en Andalucía?
Respuesta.- Yo creo que no, se ha producido para muchos de forma inesperada y por lo tanto tardaremos un tiempo en que los andaluces se den cuenta de que realmente otra forma de hacer política es posible y que poner a los ciudadanos en el centro de las decisiones también lo es. Se acabó esto de tener que llevar el carné del partido para poder tener oportunidades en Andalucía.
P.- Usted bromea con que no le importaría nada volverse a su pueblo.
R.- (Risas) Lo digo muy seriamente.
P.- Cuando deje la vicepresidencia de la Junta y se marche a Sanlúcar, ¿cuál le gustaría que fuese su legado?
R.- El de una persona que ha hecho lo correcto en un momento difícil y sobre todo que ha sido útil para mejorar la vida de la gente. Ése es mi único objetivo, ser capaz de cumplir los compromisos de mi formación política y ser honesto conmigo mismo. Sé que dejaré muchos amigos en el camino a pesar de que casi nunca las decisiones pueden contentar a todo el mundo.
P.- ¿Y el legado político de este gobierno del cambio?
R.- Es fundamental que seamos capaces de transmitir a la sociedad andaluza que realmente hacía falta una regeneración en nuestras instituciones. La limpieza, la transparencia y el aire fresco son una de las principales demandas que nos han trasladado los andaluces en esta campaña. Y por supuesto el desempleo es el principal problema. Por eso hemos firmado ese paquete de medidas con el PP para tener un entendimiento entre la administración y los que realmente generan empleo, que son las empresas, los autónomos y los emprendedores, para poder atacar seriamente esa situación que desgraciadamente lastra Andalucía desde hace demasiado tiempo. Para mí otra cuestión fundamental, a parte de la sanidad y los servicios públicos, es apostar por una educación de calidad. Es clave. La educación es la herramienta que puede transformar Andalucía.
P.- Andalucía lleva muchos años en el furgón de cola de muchos de esos indicadores. ¿Es posible cambiar esa situación?
R.- Es posible como ha sido posible cambiar el gobierno o bajar los impuestos como hicimos en la anterior legislatura. Es posible, claro que es posible. Pero para eso tenemos que entender que hay que hacer un esfuerzo desde la educación infantil hasta la universidad, porque es una etapa fundamental no sólo en el desarrollo del ser humano, sino también de una sociedad. Tenemos que trabajar en la Formación Profesional y potenciar la colaboración entre la universidad y el ámbito privado para dar un valor añadido a nuestras empresas que genere empleo de calidad. Yo creo que ahí tenemos que hacer grandes esfuerzos en materia de innovación y desarrollo.
P.- ¿Cree que Andalucía estaba resignada? ¿Ha dejado de resignarse?
R.- A Andalucía la han adormecido durante muchos años. Y ahora vemos, cuando hay un cambio de gobierno, movimientos que dicen cuidado con los que vienen... Mire usted, cuidado con los que estaban. Cuidado con los que nos han llevado a una tasa de paro insoportable, cuidado con los que estaban, que nos han llevado a unas listas de espera en sanidad inasumibles, cuidado con los que no han sido capaces después de diez legislaturas y 40 años de solucionar los problemas. Ahora vamos a darle una oportunidad a los que llegan con nuevas ideas, con nuevos proyectos y con otra forma de gestionar lo público respetando por supuesto todos los derechos adquiridos hasta el momento. En eso Ciudadanos va a ser un muro de contención frente a los populismos y no vamos a permitir ni un paso atrás no sólo en violencia de género, en materia de igualdad o en esa ley LGTBI que hemos aprobado, sino también en asistencia sanitaria o en educación.
P.- Usted colaboró estrechamente con Susana Díaz en la anterior legislatura y siempre se ha entendido con Juanma Moreno. ¿Qué diferencias encuentra entre ellos?
R.- Si por algo se me reconoce en este Parlamento es porque me llevo bien con casi todo el mundo. Es mi forma de ser. Susana es más distante, Juanma resulta más cercano en el trato y tiene una conversación más fluida. Me atrevería a decir que con Susana he hablado menos veces en el último año que con Juanma en estos quince días. Mi interlocutor con el Gobierno era el vicepresidente, Mauel Jiménez Barrios, con el que tengo una magnífica relación y al que agradezco que me haya llamado para felicitarme y para ofrecerse a realizar un relevo con normalidad democrática. Esa es la nueva política: aceptar las derrotas, disfrutar también de los éxitos pero mantener siempre el respeto con el adversario político, que no es el no enemigo, sino simplemente alguien que tiene diferentes ideas. En ese sentido, Susana Díaz mantiene unas distancias que Moreno Bonilla salva.
P.- Vimos unas imágenes sorprendentes de la presidenta en funciones retirándole el saludo y la mano el día de la constitución del Parlamento tras tres años de colaboración política.
R.- Sí, así fue.
P.- ¿Por qué? ¿Qué le dijo?
R.- Pues no lo sé, no sé qué adjetivo calificativo ponerle porque no lo entiendo. Igual que no entiendo que no haya enviado ni un mensaje de Navidad ni de felicitación ni de nada. La última conversación privada que tuvimos fue una llamada de teléfono el 8 de septiembre cuando me anunció que iba a convocar las elecciones, desde entonces nada. El otro día lógicamente fui a saludarla y me retiró el saludo. Ella se lo pierde.
P.- Están repasando la estructura de la Junta de Andalucía para organizar el nuevo Gobierno. ¿Qué se ha encontrado? ¿Le sorprende algo?
R.- Sobre todo la desorganización interna. Ahora entiendo las trabas administrativas y la lentitud de la Administración. Yo creo que poner las cosas en su sitio es lo que nos permite encontrarlas cuando vamos a buscarlas. Fruto de los cambios que se han hecho, como por ejemplo Formación, que pasó de la Consejería de Educación a la de Empleo, hay responsabilidades que están cruzadas entre consejerías y direcciones generales e incluso entre secretarías generales. Por ejemplo, vas a buscar los fondos europeos y los encuentras en economía, en agricultura, en formación, en educación... Mire usted, vamos a poner las cosas en su sitio. Hay una desorganización interna provocada por decisiones políticas que ha formado una tela de araña que estamos intentando deshacer para desarrollar una gestión más eficaz. Y no está siendo fácil.
P.- ¿Qué quieren hacer con Canal Sur?
R.- Hemos acordado redimensionar y reorganizar la RTVA, que está en nuestro estatuto de autonomía, y lo que queremos es ponerla en valor. El consejo de administración tiene que ordenarse, reducir sus costes y tener una representatividad proporcional a la del Parlamento. Y en el servicio público que sean los profesionales los que realmente decidan y se acabe con esa injerencia de los políticos. Eso es lo que están esperando los profesionales y los andaluces. Esperamos contar con el apoyo de otras fuerzas políticas porque algunos cambios necesitan una mayoría cualificada en el Parlamento. A ver cuál es ahí la posición de Adelante Andalucía, del PSOE y de Vox.
P.- Precisamente sobre esa geometría variable. ¿Usted es partidario de establecer un cordón sanitario en torno a Vox?
R.- Ni a Vox, ni a Podemos ni a ninguno. Pero lo que tampoco se puede hacer es obligar a una fuerza política a negociar con quien haya decido no hacerlo. En ese sentido no hemos creado un cordón sanitario ni con Vox ni con nadie, lo que ocurre es que tenemos diferencias de criterios y posiciones distintas y creemos que es más fácil entendernos con el PSOE y con el PP, dos partidos que están en el ámbito constitucionalista que nosotros queremos poner en valor. Luego, lógicamente, cuando no encuentras la colaboración de uno de ellos tienes que buscar otros apoyos porque esto es política y al final las cosas salen por mayorías, por 55 votos. Eso algunos no lo han entendido, ni con 12 de Vox ni con 21 de Ciudadanos ni con 33 del PSOE se puede derogar una ley.
P.- Entonces, con el grupo parlamentario de Vox se dialogará con normalidad.
R.- Exacto. Nosotros no formamos gobierno con los populistas, ni de Vox ni de Podemos, sino con los constitucionalistas, en este caso con el PP como antes apoyamos al PSOE. Siempre hemos estado en ese espacio político. ¿Que es difícil estar ahí? Sí, se lo confieso, es muy difícil. Pero cada vez lo entienden más personas, en 2015 eran 360.000 andaluces y ahora casi 700.000. Nosotros venimos a hacer política y se hace en las instituciones, no en las trincheras, en la calle, en la protesta. Y en las instituciones hacen falta mayorías, esas son las reglas del juego.
P.- Usted dice que no se sienta ni con los populistas de Vox ni con los de Podemos, pero sí le vimos reunido con los portavoces de Adelante Andalucía el día de Navidad en la estación de trenes de Jerez.
R.- Yo me siento con todo el mundo, pero no llegamos a acuerdos con todo el mundo, eso es diferente. Yo tuve que hablar con Vox para que Marta Bosquet fuera presidenta del Parlamento de Andalucía. Es lo razonable: le expliqué cuál era nuestra posición y lo que defendíamos, que era que todo el mundo estuviera en la Mesa del Parlamento con voz y voto. Y el señor Serrano nos escuchó y tomaron una decisión.
P.- Volvamos a la foto de Navidad en la estación de Jerez.
R.- Salió muy bien, una foto muy bonita. Un señor que estaba allí nos la hizo.
P.- Pero usted dice que no negocia con los populistas y allí estaba con Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo.
R.- No estábamos negociando, sino hablando de la Mesa del Parlamento. Le estábamos haciendo una propuesta para que pudieran estar con voz y voto igual que se la hicimos a Vox. Es que había dos fuerzas políticas que se quedaban fuera y la voluntad de Ciudadanos era que estuviéramos los cinco. Cuando la señora Teresa Rodríguez me llama para hablar de la Mesa y quedamos, se da la circunstancia de que Maíllo venía de Córdoba, ella estaba en Cádiz y yo en Sanlúcar, así que quedamos en Jerez. No nos estábamos escondiendo ni ocultándonos de nada. Igual que cuando el señor Serrano estuvo aquí, en el grupo parlamentario de Ciudadanos, y le hicieron una foto. Estaba aquí porque se había equivocado de instalaciones, pero tuvimos la oportunidad de conocernos y charlar un rato.
P.- ¿Y no se plantearon tomar ese café en un sitio más discreto?
R.- En principio sí, se planteó en la sede de IU en Jerez o de Ciudadanos, pero el tren de Maíllo se retrasaba, estábamos Teresa y yo en la estación y nos tomamos un café mientras esperábamos. Luego llegó Antonio y nos sentamos con total normalidad. Lo que sí tengo que contar es que el señor que nos hizo la foto después se vino al lado de la mesa a intentar escuchar la conversación y le tuvimos que pedir que se retirara un poco.
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