La votación convocada este martes en la Cámara de los Comunes de Reino Unido y en la que se pondrá a prueba el Tratado de Retirada de la UE pactado entre Londres y Bruselas ha generado todo tipo de especulaciones, no tanto por el sentido del voto sino en lo que puede ocurrir en los días posteriores.

El Parlamento dice 'Sí'

El camino más fácil, aunque también el más improbable, es que una mayoría de diputados den el visto bueno al acuerdo del Brexit. Se abriría así un escenario en el que el Parlamento Europeo también ratificaría el texto y Reino Unido saldría de la UE el 29 de marzo con una 'hoja de ruta' clara sobre la mesa para la fase de transición.

Derrota, pero suave

La Cámara de los Comunes rechaza el acuerdo, pero por estrecho margen, lo que permitiría a May volver a Bruselas en busca de nuevas "garantías" para sumar los apoyos necesarios en una hipotética segunda votación parlamentaria.

Las autoridades europeas han dejado claro que no cabe renegociación alguna del tratado, por lo que tan solo cabría esperar mensajes como los que intentaron transmitir el lunes por carta los presidentes del Consejo europeo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Para lograr algún tipo de movimiento en Bruselas, May podría optar por suavizar algunas de sus peticiones, por ejemplo manteniendo a Reino Unido en la unión aduanera, en un intento de contentar a los diputados opositores que abogan por una mayor implicación con el bloque comunitario.

El 'No' gana por amplio margen

Si el Parlamento británico tumba por abrumadora mayoría el plan de May, la primera ministra también podría ver cómo resuenan tambores de guerra contra su liderazgo, incluso con la amenaza de adelanto electoral. También aumentarían las voces que piden un nuevo referéndum sobre el Brexit.

En este escenario, el margen de la premier británica para reclamar a Bruselas algún gesto quedaría reducido al mínimo, por lo que el Gobierno británico podría verse abocado a solicitar una ampliación de los plazos para que el país no abandone la UE el 29 de marzo.

Esta prórroga, descartada por ahora por el Gobierno, daría más tiempo a Reino Unido para resolver cuestiones internas y celebrar nuevas elecciones o una segunda consulta ciudadana, de tal forma que se pueda encontrar una salida aceptable para todas las partes.

Entre las voces críticas con el actual Tratado de Retirada también habría quien prefiere que Reino Unido salga de la UE el 29 de marzo aunque sea sin acuerdo, siempre y cuando hayan pactos puntuales que permitan zanjar las principales dudas en temas clave como aviación o suministros médicos.

La ruptura total sin acuerdo

El escenario más convulso pasaría por una ruptura sin ningún tipo de red, en el que las normativas comunitarias dejarían de aplicarse en Reino Unido el 30 de marzo de forma drástica. Aunque todas las partes han confirmado planes para esta hipótesis, pocos dudan a estas alturas del caos que conllevaría para empresas y ciudadanos.

Los euroescépticos más radicales, sin embargo, han acusado al Gobierno de May de incurrir en el alarmismo para tratar de convencer a los diputados de que apoyen el Tratado de Retirada y han asegurado que, en este caso, las dos partes llegarían rápidamente a pactos para suavizar el golpe.

No hay Brexit

El Tribunal de Justicia de la UE dictaminó en diciembre que Reino Unido tiene derecho a paralizar todo el proceso de forma unilateral, sin consenso previo con la UE. May ha reconocido que hay una posibilidad de que el Brexit se pare por la falta de acuerdo parlamentario, pero se ha mostrado reacia a jugar esta carta.

La sentencia de diciembre dio alas a quienes piden suspender la salida de la UE por ahora y celebrar un segundo referéndum, para que los ciudadanos británicos puedan pronunciarse de nuevo sobre el Brexit con los datos que ahora conocen. Las encuestas no se ponen de acuerdo sobre lo que ocurriría en esta nueva consulta.