Mil personas han arropado este viernes a Juanma Moreno, el nuevo presidente de la Junta de Andalucía, en la toma de posesión más multitudinaria que se recuerda en el Parlamento andaluz, superando a los éxitos de convocatoria de Susana Díaz con 600 asistentes. Un acto de carácter transversal y con aires reivindicativos no sólo por el cambio de partido en el Gobierno tras cuatro décadas, sino también porque por primera vez el eje del poder se inclina hacia la Andalucía oriental con un importante peso de Málaga, la provincia del presidente, que ha querido también exhibir su día de la toma en el Parlamento. "Mi más sincero reconocimiento y gratitud, compañeros de Málaga", les ha brindado Moreno levantando la más sonora ovación de la jornada.
"Quién nos lo iba a decir. Estamos que no nos lo creemos", confesaba la mujer del flamante presidente al ex coordinador general del PP Fernando Martínez Maíllo, uno de los numerosos dirigentes del partido que han desembarcado este viernes en la Cámara autonómica junto a Mariano Rajoy, una emocionada Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Casado, Ana Pastor, Dolors Monserrat, Alberto Núñez Feijóo, Juan José Imbroda, Fernando López-Miras, José Antonio Monago, Teófila Martínez, Javier Arenas, Celia Villalobos y Ángel Garrido, entre muchos otros.
Sáenz de Santamaría, mentora de Moreno, consiguió imponerlo en como presidente del PP-A frente al candidato de Dolores de Cospedal cuando Juan Ignacio Zoido dejó el liderazgo interino del partido que había asumido un año antes tras la renuncia de Javier Arenas por no poder formar gobierno tras su victoria electoral de 2012, por el pacto de gobierno que alcanzaron PSOE e IU. "Tú lo has querido, lo deseabas intensamente", le espetó Rajoy en marzo de 2014 durante su proclamación como presidente del PP, cuando el entonces presidente del Gobierno le enseñó la meta: "El reto en San Telmo, todos te vamos a ayudar, yo el primero", le animó.
Con la abrupta salida del PP de Moncloa, Moreno se convierte ahora en el dirigente del PP con mayor poder institucional, una realidad que el nuevo Gobierno de la nación ha querido menospreciar enviando al acto a la ministra de Administraciones Públicas y Política Territorial, Meritxell Batet, en vez de a ministros andaluces como Carmen Calvo o María Jesús Montero, que hasta junio era, precisamente, consejera del Gobierno andaluz. En las tomas de posesión de Susana Díaz, el Gobierno de Rajoy envió a Cristóbal Montoro, diputado por Sevilla.
En su primera investidura tras la dimisión de José Antonio Griñán, cuando heredó la Junta de Andalucía en septiembre de 2013, Díaz concitó a más de 600 invitados, entre ellos todos sus antecesores, con los que posó vestida de blanco inmaculado ante el busto de Blas Infante, padre de la patria andaluza. También acudieron José Luis Rodríguez Zapatero, de quien se declaró heredera en políticas sociales, y el entonces secretario general del partido, Alfredo Pérez Rubalcaba.
En su segunda toma de posesión en junio de 2015, tras ganar sus primeras elecciones, fueron 400 los invitados, entre los que ya no se encontraban Chaves y Griñán, entonces dolidos con la presidenta por haberles sacrificado políticamente a cambio del apoyo de Ciudadanos a su investidura. En su octavo mes de embarazo, junto un cariacontecido y visiblemente incómodo Pedro Sánchez, Díaz contó con el apoyo de José Bono, José Blanco, Manuel Marín, Trinidad Jiménez, Emiliano García Page, Antonio Miguel Carmona y Elena Valenciano, entre otros.
A la toma de posesión de Moreno han acudido los ex presidentes Chaves y José Rodríguez de la Borbolla, junto al delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodíguez Gómez de Celis, como los más destacados socialistas andaluces.
A los apoyos institucionales y del PP que ha recibido Moreno en un día histórico para Andalucía se sumaba una corriente reivindicativa silenciosa pero poderosa. Cientos de anónimos, alcaldes, concejales, diputados provinciales y parlamentarios han querido vivir en primera persona una llegada al poder del PP por la que llevan luchando 36 años. Todos ellos, desde sus pequeños espacios, han contribuido a una alternancia en el Gobierno a través de la denuncia incansable, una prédica en el desierto que se antojaba inútil, de los abusos de un régimen que se sentía imbatible e impune. Todos ellos han disfrutado en silencio de su trocito de protagonismo y responsabilidad en este cambio político.
Entre ellos destaca por su simbolismo la eurodiputada Teresa Jiménez Becerrill acompañada de su sobrina Ascensión, hija del concejal sevillano Alberto Jiménez Becerril que fue asesinado junto a su mujer cuando ella era sólo una niña con dos hermanos que quedaron huérfanos. Este ejército de anónimos del PP recibieron el reconocimiento de Juanma Moreno en su discurso cuando personalizó todo ese esfuerzo colectivo en las figuras de sus antecesores como presidentes del PP Teófila Martínez y Javier Arenas -saltándose a Zoido- y en Pablo Casado.
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