"Desleal", "responsable de alimentar a Ciudadanos y a Vox", "se portó fatal con Rajoy", son algunas de las expresiones que suscitó la presencia estrella del expresidente del gobierno José María Aznar en la convención política del PP este sábado. Aznar se ha convertido para muchos en un sapo difícil de tragar, pero no sólo para los antiguos equipos de gobierno y del PP, sino incluso para muchos de los actuales con asiento en el comité ejecutivo de Génova.
Sus continuos enfrentamientos con Mariano Rajoy, hasta culminar en un sonoro divorcio, primero de FAES con respecto al PP y luego de su exlíder, no es algo que muchos de los exdirigentes, y de los actuales cargos populares, hayan olvidado. En la misma medida temen que vuelva a tener ascendente interno en esa manía tan suya, dicen, "de poner deberes a todos", por mucho que en su discurso de este sábado afirmara, emulando a Manuel Fraga en 1990, aquello de que "no hay ni tutelas ni tu tías".
¿Nadie se acuerda de cuando llevaba a Albert Rivera a FAES?", se pregunta un diputado
Los que van más lejos en sus críticas le acusan de ser responsable del crecimiento tanto de Ciudadanos como de Vox, mientras iban arreciando sus descalificaciones hacia Rajoy y sus gobiernos en materias como el órdago independentista catalán o la fiscalidad, dos de las cuestiones que afectaban a la línea de flotación del anterior presidente del Gobierno. Llegó a acusar a la exvicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, de "comprar" el discurso del adversario a cuenta de las firmas que el PP recogió contra la reforma del Estatuto catalán o decir que su voto "no era cautivo" e ignoraba por dónde tenía el carné del PP.
Pero ésto no va sólo de sorayistas o "¿nadie se acuerda de cuando llevaba a Albert Rivera a FAES?", lanza como pregunta retórica un diputado en conversación con El Independiente. Aznar no tuvo empacho en decir cosas como que Ciudadanos sabía "interpretar mejor lo que pasa en Cataluña" o que tenía "la primacía en el centro derecha político”, poco después de la negociación de su partido con Albert Rivera para garantizar la investidura de Rajoy tras las elecciones del 26-J. Tampoco en culpar a su sucesor de haber provocado la fragmentación del centro-derecha "cuando él es responsable de alimentar a Ciudadanos y a Vox", sentencian.
Su discurso no generó especial rechazo a pesar de ignorar a Rajoy
Y aunque Casado ha buscado la "reconciliación" y los propios y ajenos le reconocen que mejor tener a Aznar "de nuestro lado" que haciendo guiños a otros partidos, las heridas están muy lejos de cerrarse "y eso lo opina el 80 por ciento de las personas que estamos aquí reunidas", dice un antiguo dirigente popular señalando a los asistentes a la convención del "rearme ideológico" que tanto reclamó Aznar en tiempos de Rajoy.
En cambio, su discurso no generó grandes rechazos aunque la única alusión que hizo a su más inmediato sucesor fue la broma sobre el plan de adelgazamiento que habían impuesto en la convención de "un sólo expresidente al día". Y gracias, porque Rajoy llevaba meses resistiéndose a acudir, tal y como adelantó El Independiente el pasado mes de septiembre. Si lo primero que hubiera hecho un extraterrestre en la Tierra es acudir a Ifema para escuchar a Aznar, habría prometido que Rajoy, a pesar de sus catorce años de liderazgo del PP y siete de gobierno, no era más que pura entelequia.
Frialdad popular
Su entrada al recinto ferial, donde tiene lugar la conferencia política que hoy se clausura, fue acompañada de cierta frialdad por mucho que por la megafonía sonara a tope la nueva versión entre épica y heroica del himno del PP. "Es un desleal", comentaba un diputado que nada tiene que ver con el "sorayismo" y sí con el "pablismo". Y otro más le llamaba, con una enorme carga de profundidad, "Varón Dandi, vuelve el hombre".
Una idea del antiguo desapego lo da el hecho de que fuera noticioso que Aznar pidiera el voto para Casado. Ahí es nada. "A Pablo no le abroncará pero le dirá lo que tiene y no tiene que decir", lamentaba, esta sí, una persona próxima a Soraya y otra más se cuestionaba el PP que podía salir de una cita organizada por dos personas tan significadas con Aznar y contra Mariano Rajoy como el director de gabinete de Casado, Javier Fernández Lasquetty, y su número dos, Isabel Benjumea.
En todo caso, o quizá por ello, la presencia de Aznar fue la que concitó más interés hasta llenar el auditorio. También lo llenó el día anterior el propio Rajoy, aunque éste eludió entrar en cuestiones políticas para hacer un formato más amable con la única concesión de advertir en contra de los "doctrinarios". Aznar no iba a dejar pasar la ocasión de que se le escuchase. Lo que muchos temen es en qué medida se le escuchará en el futuro.
"Respeto al pasado y ambición de futuro"
Un futuro que en el entorno de Casado ven con optimismo, convencidos de que si a Aznar le costó "siete años gobernar" y a Rajoy "tres campañas", "Pablo quiere ganar y gobernar a la primera". Eso a pesar de que reconocen que el PP ha perdido el 40 por ciento de su voto con un espacio de centro-derecha fragmentado entre tres formaciones políticas tras la irrupción de Vox.
El PP debe volver a ser, dicen los mismos medios, "atractivo en la forma y profundo en sus propuestas" aún asumiendo que Casado "tendrá que negociar y pactar con Albert Rivera y Santiago Abascal". Y, por último, la fórmula para el éxito: "respeto al pasado, no insultar a los votantes y ambición de futuro", ejes sobre los que girará la intervención de hoy de Casado en el acto de clausura.
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