El pasado 20 de diciembre Pablo Iglesias decía adiós a su escaño para iniciar su baja paternal hasta marzo. Por entonces nada hacía presagiar que nunca más coincidiría con su ex número dos, Iñigo Errejón, en ese mismo Hemiciclo. Un mes después, la imagen de los dos dirigentes, en otro tiempo amigos, sentados mano a mano en el Parlamento forma ya parte de la hemeroteca. El candidato madrileño renunció este lunes a su escaño presionado por la dirección de Podemos tras anunciar su decisión de concurrir a las autonómicas madrileñas en la plataforma Más Madrid. Este martes, el Congreso de los Diputados ha afrontado el primer pleno de 2019 con la ausencia de sus dos principales fundadores.
La diferencia entre ambas faltas se ha hecho más que evidente. Mientras el grupo parlamentario de Unidos Podemos se ha preocupado muy mucho de sustituir rápidamente el lugar de Errejón y que no quedara vacío, el escaño de Iglesias ha permanecido libre para dejar constancia de lo pasajero de la retirada.
Al lado del escaño de Iglesias guardando su falta sí ha estado la portavoz parlamentaria del grupo, Irene Montero, que ha tomado el relevo en las riendas del partido a su vuelta de la baja maternal. La jornada ha transcurrido para la dirigente entre los afectos del resto de diputados de todos los partidos políticos que se han acercado a interesarse por su situación, después de su precipitada salida de escena por el nacimiento prematuro de sus mellizos.
La persona llamada a sustituir a Errejón en el Congreso, paradojas de la política, ha sido la candidata de IU a la Comunidad de Madrid, Sol Sánchez, que ha pasado a ocupar la última fila del Hemiciclo -lo que se llama el gallinero- junto al resto de diputados de IU que, a excepción de Alberto Garzón, ocupan todos los última fila.
El escaño de Errejón ha sido ya ocupado por la portavoz de la Ejecutiva, Noelia Vera, que ha ganado peso en Podemos tras la bunkerización del partido y la concentración de responsabilidades en unas pocas personas. La diputada gaditana ha adelantado su posición una fila, y el baile de sillas no ha quedado ahí: para aprovechar la reorganización de escaños, la dirección morada ha aprovechado para rescatar al guardia civil Juan Antonio Delgado, afín a Iglesias, y adelantarlo en el Hemiciclo, mientras que el resto de diputados críticos y errejonistas se mantienen en la parte trasera de la Cámara.
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