La entrevista con Adolfo Suárez Illana (Madrid, 1964) tiene lugar en su despacho de la planta noble de Génova, la séptima, que tradicionalmente sólo ha acogido al presidente y al secretario general del partido. Esto da una idea de la importancia que ha adquirido en el PP de Pablo Casado, pieza fundamental de una nueva era que se ha marcado como hito recuperar a los casi once millones de votantes obtenidos en las generales de 2011. "Hay un espacio muy amplio en el centro para trabajar y construir juntos", aduce -negando cualquier tipo de "giro a la derecha"- a pesar de la aparición de dos actores políticos nuevos, Ciudadanos y, más recientemente, Vox. Pero su tarea inmediata será la de entregar al Grupo Popular una propuesta de Ley de Concordia que sustituya a la Ley de Memoria Histórica que, sin duda, provocará controversia y levantará ampollas. Y es que el hijo de unos de los principales artífices de la Transición, el presidente Adolfo Suárez, no tiene inconveniente en afirmar que "no se puede deslegitimar a uno de los bandos de la Guerra Civil frente otro".
Pregunta. -¿En que se diferencia su Ley de Concordia de la Ley de Memoria Histórica?
Respuesta. -Parece que hay alguien que quiere escribir la historia desde el Gobierno y nosotros lo que pretendemos es prender la concordia entre los españoles. Puedo aceptar que la Ley de Memoria Histórica fue bien intencionada en su concepción, sin embargo, a la hora de la verdad, lo único que ha hecho ha sido reabrir heridas con una profunda voluntad de deslegitimar a uno de los bandos frente otro. La Ley de Concordia pretende justo lo contrario. La concordia no puede deslegitimar a un bando u otro. Ambos bandos son ya caducos y si algo tiene que deslegitimar la concordia es la violencia, es a la guerra misma, que es la única que merece condena.
P. -¿Y esa Ley avalaría abrir las fosas de las cunetas y cambiar el callejero?
R. -Precisamente lo que pretendemos es que haya acuerdo y concordia para todos estos asuntos. No es mi misión desglosar cada uno de los puntos de la ley. La Fundación recibió el encargo de iniciar la redacción, pero será el PP quien tenga que hacerla suya y sacar ese proyecto en el Congreso de los Diputados de acuerdo con los demás grupos.
Antes, durante y después de la Guerra Civil se cometieron atrocidades por ambos bandos"
P. -¿Cuándo entregará su propuesta al Grupo Popular?
R. -De inmediato. Lo que pretendemos es cerrar, de forma definitiva, las heridas que queden abiertas. Que no sea un arma arrojadiza de unos contra otros. Antes, durante y después de la Guerra Civil se cometieron atrocidades por ambos bandos y de lo que se trata es de cerrar eso. Proponemos un Centro Memorial de la Transición que canalice todos los anhelos, todas las necesidades y exigencias, si es que las hay, de asociaciones y de personas que se sientan víctimas. Y que con absoluta neutralidad ideológica, con rigor científico, dicho centro se constituya como una fundación con expertos independientes. Que los vestigios de la guerra no sean arrasados en función de que sean de un bando o de otro, sino un monumento a la historia. Me recuerdan un momento de la historia que no me gusta por ser el mayor fracaso de nuestra convivencia, pero es historia. La España que hoy disfrutamos no ha sido siempre democrática, pero nos podemos sentir orgullosos de casi todo lo que hemos hecho. El propio gobierno socialista decía en 1986 que hay que asumir la historia aunque no te guste, no usarla de una forma rencorosa y mezquina.
P. -¿Es partidario de la exhumación de Franco?
R. -No he sido nunca partidario de la exhumación de Franco. Está ahí y que ahí se quede. ¿Qué estamos ganando con la exhumación de Franco? Franco fue jefe de Estado durante mucho tiempo, como lo fue Pelayo…
P. -Pero el Valle acoge a víctimas de la Guerra Civil de ambos bandos y Franco no fue una de ellas.
R. -¿Nos vamos a poner a revisar todo, dónde está enterrado Prieto o si Largo Caballero tiene una estatua aquí al lado? Largo Caballero fue un asesino, hizo cosas abominables y ahí está su estatua y no pasa nada. Fernando VII fue el rey felón, ¿qué tenemos que hacer con él? Los Reyes Católicos, por los que siento pasión, también hicieron otras cosas que, vistas con la perspectiva de hoy, no nos gustan. Hay que asumir la historia en su conjunto. No veo a nadie en Francia que esté preocupado de si sacan a Napoleón de su tumba.
No he sido nunca partidario de la exhumación de Franco. Está ahí y que ahí se quede"
P. -¿Han sondeado ya el apoyo de Ciudadanos a su Ley de Concordia?
R. -Hemos sondeado a personas, expertos, mucha gente, pero esto es un producto de la Fundación, que recibe la Fundación y lo entrega como propuesta al Grupo Popular. Fue un compromiso que adquirió el presidente Casado. A partir de ahí sale de mi ámbito.
P. -Otro de los encargos que recibió fue la organización de la convención ideológica del PP. ¿Ha habido un giro a la derecha?
R. -Si uno se para a pensar qué hemos dicho y propuesto lo que veo es justo lo contrario, una instalación sólida en el centro desde donde abrimos puertas y ventanas para ser capaces de abrazar a cuantos más mejor. Este país se gobernó con once millones de votos y no podemos pensar que hay once millones de personas que piensan exactamente igual y que, además, son de derechas. Tratamos de aglutinar desde el centro, desde una posición ideológica clara, ser lo suficientemente dúctiles para atraer a toda esta gente. Somos la casa común del centro-derecha español con una socialdemocracia que hoy está huérfana por el giro a la izquierda de sus líderes. El PSOE actual se ha vuelto a la extrema izquierda. Tenemos que ser capaces de agrupar a esa gente moderada de la izquierda que también nos ha ayudado a construir este país desde la Transición. La Transición no la construyó mi padre solo, ni el Rey solo, ni Felipe González solo, sino entre todos.
P. -Pero reivindicar a Thatcher o a Reagan no es muy de centro.
R. -¿Quién lo dice?
P. -¿Es de centro reivindicar a Thatcher o Reagan?
R. -¿Qué es de centro, qué es la derecha, qué es la izquierda? Los que tenemos en la memoria por ejemplo a Blas Piñar, que se decía que era la derecha…
P. -Bueno, era la ultraderecha.
R. -Es que ahora estamos con los ultras, los superultras, una serie de apellidos primeros, segundos y terceros que acaban volviéndonos locos. Insisto, el centro y lo que está alrededor, la moderación, bien sea del centro-derecha o del centro-izquierda, me parece que es absolutamente reclamable y asumible. Y si vemos lo que han hecho esas personas en sus países, ha sido muy bueno, como también fue muy bueno lo que hizo Blair o, unas cosas sí y otras no, Felipe González. Nadie está en posesión de la verdad absoluta y todos podemos aportar. Hay que tener capacidad de aglutinar distintas opiniones. Lo hemos visto en Andalucía, con la socialdemocracia o el centro-izquierda de Ciudadanos y con lo que llaman la ultraderecha de Vox. Nos pasaron unos documentos con unas exigencias que dulcificamos y que pueden ser ahora asumidas por cualquier socialdemócrata, centrista, liberal o reformista.
Tenemos que agrupar a esa gente moderada de la izquierda que también ha ayudado a construir este país"
P. -Habla de once millones de votos, pero Ciudadanos y Vox han venido para quedarse.
R. -Le deseo lo mejor a todo aquel que se lance a la política, pero lo que me preocupa y ocupa es hacer del PP esa casa común. El PP tiene 40 años de historia y ha demostrado que es capaz de sobrevivir. Todo partido viene con vocación de futuro pero hay que ver lo que le ocurrió a UPyD, a la UCD, al CDS...
P. -¿Ve más un escenario de integración de esos partidos en el PP o de desaparición de los mismos?
R. -No tengo que preocuparme de si va a desaparecer Vox. No es problema mio. Mi problema es dar satisfacción y servicio, desde un punto de vista ideológico, a la sociedad y hacerlo bien. Que ese servicio que prestamos sea lo más atractivo posible y eso se consigue ilusionando con un futuro mejor por el que merece la pena luchar. ¿Qué en ese camino un partido se puede integrar? Lo veremos. Ya ha ocurrido otras veces a lo largo de la historia del PP. ¿Qué lleva a la extinción de otros?, no lo sé.
P. -¿Cree que están cerradas las heridas en el PP?
R. -¿Qué heridas?
P. -Es evidente que hay gente que entiende que Aznar, en una época significativa del PP, fue “desleal”.
R. -No he visto esas heridas en la convención.
Desde que conozco al señor Aznar siempre le he visto pedir el voto para el PP"
P. -El hecho de que fuera noticia que Aznar pidiera el voto para el PP da idea del distanciamiento que marcó con su partido.
R. -Lo que sí sé es que, desde que conozco al señor Aznar, y hace ya unas cuantas decenas de años, siempre le he visto pedir el voto para el PP y cuando no ha pedido el voto para el PP lo ha hecho para AP. Y lo del congreso del PP en ningún caso puede llamarse herida, es confrontación de ideas y de proyectos y es lo más sano que se puede hacer. Se ha reclamado no sé cuantos miles de veces que hubiera más debate interno, y cuando se produce, nos dicen que tenemos heridas. Lo que vemos es ilusión en torno al candidato, cómo se va consolidando a cada paso que da y cómo el partido se va sintiendo cada vez más a gusto.
P. -Su nombre sonó mucho en las quinielas por Madrid, ¿hubo ofrecimiento?
R. -He participado en los debates, lo cual hace que por mi concepción de la lealtad y de la discreción, no hable absolutamente nada de ello. Se han debatido muchos nombres, perfiles, ventajas e inconvenientes… y lo que sí puedo decir es que hemos llegado todos a un acuerdo en torno a esos nombres.
Escaño en el Congreso
P. -¿Tendrá usted un escaño en el Congreso?
R. -Tengo los suficientes años como para no decir 'nunca jamás'. Cada vez que lo he dicho me lo he tenido que comer con patatas. He dejado toda mi vida profesional, he hecho una apuesta muy importante por el proyecto de Pablo Casado, por la Fundación, por la concordia, que he visto seriamente amenazada, por todo lo que creo que significa el legado de mi padre. Lo voy a defender con toda mi alma y mi corazón, ¿desde dónde?, ya veremos.
P. -¿Representa Casado el legado de su padre?, porque ha habido intentos de otros dirigentes, como Albert Rivera, por reivindicarlo.
R. -Mi padre es el presidente más querido de todos los españoles y eso me obliga a ser extremadamente cuidadoso. El presidente Suárez es el presidente Suárez. Otra cosa es intentar pensar que era una especie de ángel sin ideología ni compromiso. Estaba comprometido ideológicamente con el centro, era un hombre de profundas convicciones religiosas, defensor de la vida… no tiene nada que ver con la izquierda ni con la derecha desde la que algunos le reclaman. Él lo dejó escrito: el PP es el heredero político de aquella UCD que tuvo que liderar.
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