Los líderes territoriales de Podemos se plantan contra el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique. Los barones, entre ellos dirigentes hasta ahora considerados afines al pablismo, aprovecharon la reunión de este miércoles en el Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección del partido, para criticar la gestión de Echenique en los territorios y el funcionamiento interno del partido. Unas críticas que llegan apenas unos días después de que el secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar, dimitiera de todos sus cargos ante las imposiciones de la ejecutiva de Pablo Iglesias.
La decisión de Iñigo Errejón de confluir con Manuela Carmena en la plataforma de Más Madrid rebeló a la ejecutiva de Podemos, que expulsó de facto al ex número dos del partido y rechazó integrarse en la candidatura. La decisión fue anunciada por Pablo Iglesias, sin previa consulta a su dirección ni a las bases. La crisis abierta y la gestión unilateral de la ejecutiva provocó la reacción de los barones, que se reunieron el pasado viernes para firmar la Declaración de Toledo, en la que tímidamente pedían unidad de cara a los comicios. Sin embargo, a puerta cerrada, los dirigentes fueron más allá y ahondaron en sus críticas.
La reunión del miércoles, envuelta en un enorme hermetismo, fue amarga para la cúpula de Podemos. Los secretarios generales autonómicos aprovecharon el encuentro para expresar sus críticas hacia la falta de autonomía territorial y las dinámicas del partido. "Somos oficinas burocráticas de Madrid", criticaron algunos dirigentes durante el encuentro. Podemos se erigió en sus inicios como un partido plurinacional que pretendía reproducir su modelo de país en su propia organización. Pero cinco años después, la verticalización del aparato del partido ha condicionado la autonomía de los territoriales, según denunciaron los dirigentes autonómicos.
Los barones cargaron especialmente contra la gestión de las decisiones en el partido, pilotadas desde Madrid, y cuestionaron la forma de tejer relaciones entre los territorios y la dirección de Pablo Iglesias. En este sentido, expresaron su malestar y criticaron lo poco que la cúpula tiene en cuenta el parecer de las federaciones. Especialmente duros fueron los reproches por la cultura organizativa de Podemos, que prima la estrategia de Madrid sin tener en cuenta el daño que ciertos debates pueden tener en las federaciones territoriales que se enfrentan en cuatro meses a unas elecciones autonómicas y municipales.
Grietas en el 'pablismo'
Por primera vez desde la Asamblea de Vistalegre 2 el bloque afín a Pablo Iglesias aparece públicamente dividido. Pese a las tensiones internas vividas en los últimos meses en el seno del pablismo, la dimisión de Espinar -muy próximo a la cúpula de Podemos- ha abierto una grieta en un bloque que hasta ahora se mantenía uniforme y disciplinado en su respaldo a la dirección del partido. Pero los golpes de mano de Iglesias en todos los territorios han terminado por sublevar a barones hasta ahora fieles al líder de Podemos.
En los últimos dos años Podemos se ha reconvertido en un partido tradicional. Echenique elaboró en el verano de 2017 unos polémicos estatutos con los que restringió notablemente la articulación de la participación, e incluyó nuevas normas que otorgaban a la ejecutiva estatal casi cualquier potestad sobre los territorios.
Poco después llegó el reglamento de organización local, que desmanteló de la noche a la mañana toda la estructura municipal del partido. Todo esto, sumado a la arbitrariedad de las reglas internas, fueron el centro de las quejas de los barones, que también aludieron a la imposición de sistemas de votación o de normas diferentes en función de cada territorio y en base a los intereses de la ejecutiva.
"El debate fue más allá de lo que está pasando en la Comunidad de Madrid", expresó este jueves la portavoz de la ejecutiva, Noelia Vera, que afirmó que se plantearon "otras necesidades de los territorios". La dirección no alcanzó "ninguna decisión" en la reunión que mantuvieron durante más de cinco horas en la sede del partido en Princesa.
Pablo Iglesias evitó los focos adelantando por sorpresa el Consejo Ciudadano a este miércoles -en lugar del sábado, como estaba previsto-, y tampoco hizo pública ni la fecha ni la hora de su celebración. No hubo convocatoria para la prensa ni se habilitó una sala para los periodistas, con el objetivo de evitar en la medida de lo posible la cobertura informativa del encuentro. El partido de la transparencia asume ahora su renuncia a las paredes de cristal ante una de las mayores crisis de su historia.
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