Después de cerrar el trato, Adrián Beloso-Baker quiso tener un detalle con José Manuel Villarejo en señal de agradecimiento por la operación empresarial que le permitía volver al Cono Sur y emprender una nueva etapa con su familia en Punta del Este. Conocedor de que el entonces comisario en activo era coleccionista de sables, antes de dejar Madrid le regaló el que él había heredado, una pieza que rondaba el siglo y que había pertenecido a su abuelo militar. Lo que no sabía este arquitecto argentino en aquellos momentos es que el acuerdo que había alcanzado para comprarle al policía el hotel que éste tenía en la turística ciudad uruguaya era en realidad un auténtico sablazo.
Mientras el antiguo agente encubierto ocupa la celda 3 del módulo polivalente 4 del centro penitenciario de Estremera (Madrid) desde hace 15 meses, a 9.886 kilómetros se libra un pleito que determinará definitivamente si la venta del establecimiento es nula por sustentarse el acuerdo sobre la base de una información financiera falsa. Así lo ha sentenciado ya en primera instancia un juzgado de Montevideo en una sentencia que ha sido recurrida.
Un exceso de confianza derivado de la amistad que le unía a la familia Villarejo hizo que Beloso-Baker y su esposa, la madrileña Raquel Serna, firmaran a finales de 2013 la inversión más nefasta de sus vidas. El acuerdo consistía en la entrega de las propiedades que tenían en España -una vivienda en Las Rozas (Madrid), una oficina en el barrio de Chamartín y un edificio de apartamentos en Arroyo de la Miel (Benalmádena, Málaga)- a una sociedad del policía y el pago posterior de 1.051.367 dólares estadounidenses (unos 916.000 euros al cambio actual) con los ingresos que teóricamente generaría la explotación del establecimiento hotelero (denominado entonces Don Pepe), lo que totalizaría la suma de 2,5 millones de dólares (2,18 millones de euros).
Ni la amistad les libró del engaño. Ya en Uruguay descubrieron que la información económico-financiera suministrada para cerrar el trato era falsa porque el hotel -de 30 habitaciones- en realidad daba pérdidas desde hacía años, lo que hacía imposible generar los recursos que les tendría que permitir pagarle a la sociedad de Villarejo (Cenyt Consultoría Organizacional SL) el canon anual de 150.000 dólares (130.000 euros) convenido hasta completar el montante. Tampoco habían sido informados por el vendedor de un ligero detalle: las instalaciones estaban en estado ruinoso. Habían confiado en la palabra dada y no visitaron el complejo antes de acudir al notario para firmar la operación.
"No se me pasó por la cabeza la posibilidad de que me estuviera estafando. La relación era fluida y una vez al mes solíamos comer José Manuel [Villarejo]; su socio, Rafael Redondo, y su hijo José. Como arquitecto, le había hecho de forma gratuita varios estudios de viabilidad de sus inversiones en Estepona. Firmamos los papeles en Madrid sin mirarlos por la absoluta confianza que tenía en él. Nunca me imaginé que podría pasar algo así", cuenta Adrián Beloso-Baker a El Independiente en conversación telefónica desde Punta del Este. Y remarca: "Existía un vínculo cuasi familiar".
El comisario hoy en prisión vendió un hotel en Suramérica en 2013 con información financiera falsa y en "estado ruinoso": un juzgado ha declarado nula la operación
En 1988, Beloso-Baker compaginaba el final de sus estudios de Arquitectura en Buenos Aires con su trabajo en una empresa que se encargaba de realizar las obras de mantenimiento para la orden de los carmelitas en la capital argentina. El provincial de dicha congregación era entonces Pedro Villarejo Pérez, hermano del comisario jubilado y actualmente párroco de la iglesia Virgen Madre de Nueva Andalucía en Marbella (Málaga). "Seguro que él está tan dolido y sorprendido como nosotros", señala convencido.
En Buenos Aires se conocieron hace más de 30 años e iniciaron una amistad que, pese a la ruinosa compraventa, ningún desengaño podrá romper. La relación se estrechó a raíz de que el arquitecto argentino decidiera venir a España a cursar sus estudios de posgrado. "Pedro no dudó en presentarme a toda su familia y hacerme sentir como en casa. Entre otros miembros estaba su hermano Pepe", recuerda. Fue así como conoció al controvertido policía, al que el juez y la Fiscalía Anticorrupción sitúan como líder de una organización criminal que se habría lucrado elaborando 'informes de inteligencia' para clientes privados aprovechando sus contactos policiales.
El cura Villarejo ofició en Argentina la ceremonia religiosa con motivo del enlace matrimonial de la madre de Adrián Beloso-Baker en segundas nupcias, lo casó a él con Raquel Serna en la madrileña iglesia de San José, ejerció como padrino de su hija y bautizó a su hijo. "A pesar de todo lo que ha pasado, el sentimiento de toda la familia hacia Pedro sigue siendo de afecto", zanja.
"Pérdidas" año tras año
Como informó el diario uruguayo El País, el juez Fernando Raúl Tovagliare Romero declaró el pasado 15 de junio tanto la nulidad del contrato por el que los compradores adquirieron el 100 % de las acciones de la empresa propietaria del hotel (Topy SA) y de la explotadora del complejo (Pierre SRL) el 11 de septiembre de 2013 como el contrato de garantía hipotecaria suscrito 26 días después entre Topy SA y Cenyt Consultoría Organizacional SL por "vicio del consentimiento". Las tres sociedades estaban controladas por Villarejo, entonces aún en activo.
"Los compradores no contaban con información transparente y veraz sobre la situación contable, financiera y edilicia [de los edificios o de su construcción] del hotel", razona en la sentencia el juez letrado de Primera Instancia en lo Civil de 14º Turno. Éste destaca que la pericial contable practicada en las actuaciones constató que el establecimiento "siempre dio pérdidas" y que "era imposible" el abono de la deuda contraída: "La perito aclaró que ni siquiera ocupado totalmente el hotel todo el año era posible pagar las cuotas de 150.000 dólares anuales".
Con este fallo, que ha sido recurrido, el juez Tovagliare Romero rechazaba la ejecución hipotecaria promovida contra Topy SA y el matrimonio formado por Adrián Beloso-Baker y Raquel Serna por Eucalyptus Forest SA, sociedad panameña a la que Cenyt Consultoría Organizacional había cedido el cobro del dinero -1.051.367 dólares estadounidenses- que los compradores se habían comprometido a abonar en siete años cuando cerraron el trato y que se negaron a pagar al sentirse "estafados", motivo por el que se instó el lanzamiento para que abandonaran las instalaciones. El primer intento lo han evitado.
La cesión de crédito se escrituró el 9 de octubre de 2014 y fue comunicada a los compradores el 28 de noviembre de ese año. Fue mediante un telegrama en el que se les notificaba que, a partir de esa fecha, los ingresos tendrían que hacerlo en una cuenta del HSBC Bank USA en Nueva York a nombre de Eucalyptus Forest. "Fue una maniobra que realiza Rafael Redondo (abogado y socio de Villarejo) para desentenderse de nuestras reclamaciones", interpreta Beloso-Baker.
La investigación que dirigen el Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción debe determinar si Cenyt repatrió a España el millón de dólares tras cederle los derechos de cobro a Eucalyptus Forest y, de confirmarse, si ello fue una maniobra para introducir el dinero en el circuito legal. El juez que instruyó hasta diciembre el caso Tándem, Diego de Egea, tramitó una comisión rogatoria a Panamá con la que espera obtener pistas que le permitan llegar a descubrir el patrimonio que presuntamente Villarejo ha ocultado o sigue manteniendo lejos del fisco español.
Con un capital social de 10.000 dólares estadounidenses, Eucalyptus Forest es una típica compañía offshore con hombres de paja que actúan a modo de pantalla para ocultar la identidad de los verdaderos propietarios. De acuerdo con la información que consta en el Registro Público de Panamá, el agente residente de dicha sociedad es Ballard y Ballard -un despacho de abogados local especializado en derecho corporativo y financiero- y su presidente es Heriberto Ortega, que figura como testaferro en centenares de compañías.
La constitución de Eucalyptus Forest -inicialmente denominada Valle Luna Consultores SA- se escrituró el 29 de junio de 2006 ante el notario panameño Mario Velázquez Chizmar. Fue el mismo día y el mismo fedatario ante el que se elevó a pública la creación de Participaciones Marvila SA (Microspermum SA desde febrero de 2011), sociedad que está bajo la lupa de los investigadores del caso Villarejo por ser una de las empresas que utilizó presuntamente el antiguo agente encubierto para cobrar los servicios prestados a los clientes guineanos y que reactivó seis meses antes de su detención.
"Si ganan nos dejan en la calle"
La Policía cuenta con un extracto de movimientos de una cuenta abierta a nombre de la sociedad Boway Holdings Limited -con sede en Hong Kong- que acredita la existencia de tres transferencias por importe total de 990.203,90 euros a sendas cuentas en las que reza como beneficiario Participaciones Marvila -una en un banco panameño y otra en una oficina del BBVA en Uruguay- entre el 27 de febrero y el 8 de mayo de 2012. Los investigadores sostienen que dichos fondos corresponden a la "contraprestación" que recibió Villarejo por la elaboración del denominado ‘Informe King’, encargado por los guineanos Cándido Nsue Okomo y Crispín Edu Tomo Maye y que fue el hilo del que empezó a tirar Anticorrupción para investigar al comisario retirado en el procedimiento bautizado como Tándem.
Rebautizado como Parque Hotel Saint-Pierre, Adrián Beloso-Baker y Raquel Serna siguen explotando el establecimiento de Punta del Este a la espera de lo que resuelvan los tribunales y tras haber entregado todo el patrimonio que reunieron en España como parte del pago después de años de trabajo. "Si ganan ellos, nos dejarán en la calle. No quiero ni pensarlo", apostilla el arquitecto argentino. Como el rumor del oleaje, el eco de las noticias de Villarejo también llega hasta la otra orilla del Atlántico.
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