Ha llevado el peso de las negociaciones para la organización de la concentración de este domingo en la plaza de Colón de Madrid por la unidad de España. Javier Maroto (Vitoria, 1972) quiere que el acto fuerce al presidente del Gobierno a una convocatoria de elecciones generales que permita, además, la unidad del centro-derecha, concepto que no se cansa de repetir por entender que su división "es la causa de la división de España". A pesar de que el Gobierno, en un nuevo giro de guión sorprendente, dice haber roto con el independentismo, defiende que "si antes era necesario abarrotar Colón, ahora más. Si alguien tenía alguna duda, por favor, que ahora no la tenga. Tiene más sentido que nunca".
Pregunta. -¿La ruptura de relaciones del Gobierno con el independentismo descafeína la manifestación?
Respuesta. -Si la manifestación era necesaria antes, ahora lo es más que nunca porque Sánchez, con estos bandazos, ya no solo pone en peligro la unidad de España, sino que demuestra la debilidad extrema en la que se encuentra.
P. -¿Son creíbles los argumentos de esa ruptura?
R. -No. Sánchez es capaz de hacer cualquier cosa con tal de seguir y eso incluye el desmentirse a sí mismo. Le vale cualquier cosa y tiene en la cabeza jugárnosla en cuanto pueda. Si la manifestación se hubiera desconvocado, tendría un aliciente para pactar con Torra al día siguiente. Si antes era necesario abarrotar Colón, ahora más. Si alguien tenía alguna duda, por favor, que ahora no la tenga. Tiene más sentido que nunca.
P. -¿Qué es lo que le queda ahora?
R. -Convocar elecciones. Si tiene una gota de dignidad tiene que salir por la puerta de atrás tal y como entró en la Moncloa.
P. -Felón, traidor, ilegítimo, mentiroso… ¿Era necesaria tanta exageración tras conocerse la figura del relator? ¿no se pierde credibilidad en la crítica?
R. -Lo resumiría en que tenemos por primera vez un presidente cuyos socios son todos los que odian a España. Y eso nunca acaba bien, siempre acaba en traición, políticamente hablando. La prueba más evidente es que para unos y para otros el Presupuesto de la nación es simplemente un cromo con el que intercambiar favores. Para Torra, los PGE eran una excusa para que le apoyen su causa independentista y, para Sánchez, su ticket para seguir en Moncloa y volando en el Falcon. Era una votación que daba oxígeno a Sánchez y él estaba dispuesto a dar lo que fuera al margen del presupuesto. Tenemos un presidente que sólo piensa en él. Esto no lo dice el PP, lo dice el PSOE. Desde los rifirrafes con Susana Díaz, Sánchez nunca ha tenido tanta contestación de los suyos. Y es solo la punta de iceberg porque hay otros muchos que nos trasladan la enorme indignación que tienen con él.
Diputados del PSOE me han dicho 'no sé cómo vamos a acabar después de éste'
P. -¿Se lo han trasladado de verdad diputados socialistas?
R. -Sí. En el Congreso me han dicho dos o tres que “no sé cómo vamos a acabar después de éste”. Es la indignación que se va sucediendo tras aceptar la figura del mediador-relator, que no da lugar a ninguna interpretación cuando Torra filtra el documento en el que explicaba exactamente a qué se refiere, esto es, la figura que se emplea cuando dos Estados tienen diferencias que necesitan solventar. Y, después, la tomadura de pelo política de Calvo, que necesitó una hora para explicar la nada, ha hecho que muchos españoles, también del PSOE digan, ya está bien.
P. -¿Hay una carrera con Ciudadanos para ver quién carga más las tintas contra Sánchez?
R. -Hay una posición de unidad. Nos separan cosas de Ciudadanos, pero esta no. La defensa de la unidad de España sin complejos es algo que compartimos y es muy positivo. No creo que haya una rivalidad porque compartimos esa idea.
P. -¿Qué cifra marca el éxito de la convocatoria?
R. -Medir esto en miles de personas es un poco complejo. Nosotros queremos analizar el hartazgo de los españoles y hacerlo dando un ejemplo de unidad política. Esto no le pasó a Rajoy. Cuando vio que era necesario el 155 tuvo a Rivera diciendo que era matar moscas a cañonazos y a Sánchez diciendo que en la Península Ibérica, además de Portugal, las otras naciones eran Galicia, el País Vasco, España y Cataluña.
P. -Pero luego apoyaron el 155.
R. -Es verdad que luego apoyaron un 155 que acabó resultando blandito por las exigencias de Cs y PSOE, no por la voluntad del presidente Rajoy.
La inicitiva de este acto fue del PP. Después otros se sumaron, uno, al minuto y medio y, otro, a la hora y media"
P. -¿Teme que la movilización acabe siendo rentabilizada por Cs y Vox?
R. -La decisión de solicitar este acto fue del PP. Después otros se han sumado, uno, al minuto y medio y, otro, a la hora y media. Pero sin entrar en esas cosas, el motivo por el que el PP monta este acto e invita a los demás partidos es por una necesidad nacional y no por un asunto de rédito electoral. Lo hacemos evitando el uso partidista y electoralista y la prueba manifiesta es que nos hemos puesto de acuerdo en aspectos inéditos en política como es renunciar a nuestros logos para que todo el mundo entienda que hay unidad de mensaje.
P. -¿Es el inicio de una estrategia para sacar más veces la gente a la calle?
R. -La estrategia pasa, primero, por evitar que Sánchez tenga oxígeno político para seguir traicionando a España. Si se queda sin los apoyos parlamentarios para poder continuar, habrá sido un éxito. Queremos que convoque elecciones. Luego hay que explicar que la división del centro-derecha es la causa de la división de España. Por tanto, si desde la humildad y el pragmatismo, con un proyecto de ilusión, reunificamos el voto de centro-derecha y tenemos un PP fuerte, esa fortaleza será la misma que tenga la unidad de España. Un centro-derecha dividido es lo que facilita a Sánchez dividir España. Y en tercer lugar, con Pablo Casado en la Moncloa, tendríamos a un presidente del Gobierno sin complejos que rescataría la autonomía de Cataluña para devolvérsela a los catalanes con una intervención sin límite de tiempo y que afecte a TV3, los Mossos y la educación.
Las mociones de censura se deben hacer para ganarlas
P. -¿Habrá moción de censura si la manifestación es un éxito?
R. -Hay que tener clara una cosa, se deben hacer para ganarlas y en estos momentos los números no dan, fruto de esa división del centro-derecha. Por eso, si volvemos a enamorar a nuestros ex votantes en el concepto de que una España fuerte es aquella que tiene un centro-derecha fuerte, estaremos haciendo bien nuestro trabajo. Los demás partidos no lo pueden hacer, unos por cuestiones numéricas, otros porque señalar un problema con el dedo es diferente de solucionarlo. Lo digo porque abrir, por ejemplo, el debate de la reforma de las autonomías es ocultar que se pretende un referéndum constitucional lo que es hacerle el caldo gordo a Podemos. Nos sorprende que los votantes de Vox no vean que lo que propone es la puerta de entrada al debate república-monarquía o sobre el modelo de separación de poderes.
P. -¿En las conversaciones para organizar la concentración se ha suscitado en algún momento la cuestión de la moción?
R. -No, todas las conversaciones han girado en torno a demostrar que es la primera vez que partidos distintos comparten lo esencial y lo hacen público y estamos centrados en eso.
P. -¿Sería posible una moción de censura con el respaldo del PNV y de cabreados del PSOE?
R. -Cuando haya diputados del PSOE que levanten la mano y digan eso, nos plantearemos la hipótesis, lo demás es jugar con ciencia ficción. Lo que sí puedo decir es que aquellos barones que como Guillermo Fernández Vara o Emiliano García Page protestan contra Sánchez con la boca muy pequeña, luego no tienen el valor político de pedir a sus diputados que le planten cara en el Congreso. Hacen política minúscula, sólo para intentar salvar los trastos. No quieren que les pase como a Susana Díaz. Eso se llama supervivencia política, no altura de miras. El día que vea a un barón territorial pedir a sus diputados que planten cara, me pensaré que van en serio.
Defender los valores del PP no es girar hacia ningún lado
P. -Le han dedicado todo tipo de calificativos al acto de este domingo intentando identificarlo con la ultraderecha, ¿Temen que puedan perder voto por el centro?
R. -Pero vamos a ver, ¿cómo vamos a considerar de ultraderecha decir a un presidente que no juegue con la soberanía nacional cuando ha sido un eje fundamental del PP desde que existe? Defender los valores del PP de siempre no es girar hacia ningún lado.
P. -¿Cómo ha sido que finalmente Núñez Feijóo y Moreno, que tenían problemas de agenda, estén en la manifestación?
R. -El presidente Feijóo tenía un viaje de trabajo en Estados Unidos y ha podido arreglar la vuelta, lo que muestra una vez más su capacidad de acertar, aunque se podía explicar perfectamente la necesidad de cumplir la agenda de un viaje planeado con semanas de antelación. En el caso de Moreno no conozco la casuística, pero será lo mismo.
P. -¿Qué les dicen sus sondeos?
R. -Tenemos valoraciones de lo que está sucediendo en el voto del centro derecha, especialmente, y en el conjunto de España. Hay un desmoronamiento de Podemos, incluso anterior a la ruptura entre Errejón e Iglesias, dos líderes absolutamente distanciados que han roto un partido. Además estamos observando que muchas personas que habían confiado en Cs en las últimas elecciones están optado por volver al PP porque el PP les genera la confianza suficiente. Frente a la izquierda de Pedro Sánchez, el voto útil, al opción real, es el PP y Pablo Casado. Lo que menos entienden muchos votantes de Ciudadanos son esas expresiones de su dirección cuando dicen que lo mismo les da pactar con el PP que con el PSOE. Ver a Sánchez y pensar que tuvo los votos de Ciudadanos en su primera investidura es muy difícil de digerir para muchos votantes de esta formación. Todos saben que Casado nunca votaría la investidura de Sánchez, y la pregunta que se hacen muchos es, 'si mis lideres ya lo han hecho una primera vez, ¿por qué no van a volver a hacerlo una segunda?' y es la pregunta que les está haciendo cambiar su voto.
P. -Pero sigue siendo el PSOE primera fuerza política.
R. -Ahí hay variaciones. Depende un poco de cómo se analice y si es el ámbito nacional o local. Lo importante son las tendencias y no son las del CIS.
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