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Sánchez quiere poner a Rivera contra las cuerdas para forzarle a pactar con el PSOE

Fía su éxito en las elecciones a que PP, Cs y Vox no sumarán para negociar un acuerdo global con el centro-derecha

Sánchez quiere poner a Rivera contra las cuerdas para forzarle a pactar con el PSOE

Los españoles votarán al próximo presidente del Gobierno el 28 de abril pero su proclamación no podrá desarrollarse hasta un mes después, pasado el 26 de mayo, fecha de las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Será entonces, cerradas las urnas, cuando los partidos se avengan a negociar pactos de gobierno en el Congreso, las comunidades y los ayuntamientos sin miedo a que esas alianzas les pasen factura electoral. Con las caretas de campaña fuera, el PSOE confía en que pueda materializarse la única posibilidad de acuerdo que ahora mismo suma según las encuestas: el de PSOE y Ciudadanos. Pero hasta entonces, ninguno de los dos partidos puede contemplar públicamente una opción que creen que les perjudica electoralmente.

"Pedro Sánchez es tóxico como lo era Susana Díaz en las andaluzas. No puedes acercarte a él porque te contamina", aseguran fuentes de Cs, que explican en este tacticismo electoral la proclama de Albert Rivera anunciando desde el primer día su 'no' al candidato socialista. El mismo anuncio hizo durante la campaña andaluza el candidato Juan Marín, que logró pasar de 9 a 21 escaños con la promesa de facilitar un cambio de gobierno.

"Con Sánchez, imposible", ha asegurado Rivera, ante los temores expresados por Pablo Iglesias (Podemos) y Pablo Casado (PP) de que el PSOE y Ciudadanos acaben reeditando el acuerdo firmado por ambos en marzo de 2016 para intentara una investidura de Pedro Sánchez alternativa a Mariano Rajoy que fracasó por el voto en contra decretado por el líder de Unidos Podemos. Al igual que en Andalucía, Rivera apela al voto útil para hacer que "el PSOE y Sánchez vayan a la oposición", ha asegurado.

Además de ser la única posible en la actualidad según las encuestas, la alianza de PSOE y Ciudadanos facilitaría enormemente a Pedro Sánchez la materialización del "cambio de época" que quiere provocar a partir de junio con un nuevo mapa político en todos los rincones del país. Con Ciudadanos disparado al alza electoralmente tras ganar en Cataluña y ser el partido que más subió en Andalucía, y con el PSOE en primera posición según los sondeos, la suma de ambos podría facilitar coaliciones en comunidades autónomas y ayuntamientos mucho más sencillas de desarrollar que acuerdos entre tres partidos como el que ha desbancado a Susana Díaz de la Junta.

En este sentido, la negociación entre ambos sería global y podría incluir contrapartidas de apoyo mutuo, como facilitar alcaldías para Ciudadanos a cambio de respaldo en investiduras autonómicas y la proclamación de Pedro Sánchez como presidente. Entrarían en juego así acuerdos en Madrid capital, en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Barcelona, entre otros, que podrían llevar a candidatos de Ciudadanos por primera vez a formar gobiernos. Se trataría  de un "replanteamiento general" que situase a Albert Rivera contra las cuerdas y le forzarse a desdecirse de sus promesas y terminar pactando con el PSOE de Pedro Sánchez.

Fuentes del entorno del presidente explican esta estrategia, para la que es necesaria que se cumplan dos condiciones: que el PSOE sea la fuerza más votada y que PP, Ciudadanos y Vox no sumen una clara mayoría en el Congreso de los Diputados. Para que se produzcan se ha convocado las elecciones lo antes posible, aprovechando la foto de la ruptura del Gobierno con los independentistas y la imagen de los líderes de esos tres partidos juntos en una manifestación contra Pedro Sánchez. En el PSOE vaticinan que el presidente logrará rebasar la cifra de 110 escaños que logró Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011 y que cayó a 84 en 2016 con Sánchez como cabeza de cartel.

El centro político es el espacio de las grandes victorias electorales y Sánchez entiende que ahora está a su alcance. Al discurso en contra de las “tres derechas” que Podemos y el PSOE han activado se suman otros argumentos. El presidente apuesta por no disputar esa batalla sólo en el campo ideológico, sino también en el de los valores, como ocurrió en las primarias y en la moción de censura, ambas de forma exitosa para Sánchez. En este caso, el candidato socialista se presentará como el líder de la moderación en contraste con el “frentismo” del que acusa a PP, Cs y Vox, a los que señala como instigadores del enfrentamiento, la crispación y la mano dura contra Cataluña.

Una vez recuperado ese suelo psicológico de votos, los socialistas confían en que el reparto de escaños que realiza la ley electoral perjudique a la alianza de las derechas, al impedir que los votos disgregados de Vox por las provincias consigan sumar un escaño y se pierdan en el camino, evitando así la recuperación electoral del PP. Por ejemplo, en las elecciones municipales de 2015 en Madrid Vox no logró ningún concejal, pero sus votos fueron decisivos para que Manuela Carmena llegara a la Alcaldía. Esperanza Aguirre (PP) ganó los comicios con 563.292 votos y 21 ediles que sumados a los siete de Ciudadanos no alcanzaba la mayoría absoluta frete a los 20 logrados por Carmena y los 9 del PSOE. Por su parte, Vox logró 9.843 sufragios que evitaron el concejal número 22 del PP a costa de que Ahora Madrid se quedara con 19. A esa experiencia apela ahora el PP para pedir el voto útil frente a Vox.

Los socialista también confían en darle la vuelta al Senado, donde el PP mantiene ahora una mayoría absoluta que sirve de candado para decisiones relevantes como la aprobación de la senda de estabilidad del déficit o de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. La representación en la Cámara Alta premia con más escaños al partido más votado, que según las encuestas sería el PSOE, que podría liderar una nueva mayoría en el Senado impidiendo que los populares lo utilicen como contrapeso al Congreso como han venido haciendo estos ocho meses desde la llegada de Sánchez a la Moncloa.

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