"Mis declaraciones ante el juez estaban vinculadas a una voluntad de salir de la prisión al precio que fuera, soy un preso político", ha sostenido este martes el presidente de Òmnium Cultural ante el tribunal que preside el magistrado Manuel Marchena. Jordi Cuixart, que se enfrenta a una pena del fiscal de 16 de prisión por un delito de rebelión, se desdijo de lo anteriormente relatado ante el instructor del ‘procés’, el magistrado Pablo Llarena, alegando que meses atrás “estaba condicionado por un impacto emocional muy grande por el ingreso en prisión".
Durante las tres horas y media de interrogatorio, Cuixart se ha mostrado "convencido" de su inocencia y recalcó una y otra vez que es un “preso político” que se desvincula de cualquier actitud violenta y que tan sólo promovió movilizaciones pacíficas el pasado 20 de septiembre y con motivo del referéndum ilegal del 1-O. “En ningún caso” hubo “violencia ni el 20-S ni el 1 de octubre. “El concepto interesado de violencia no existe”, ha enfatizado.
"Soy un preso político no un político preso. Jordi Sànchez y yo hemos entrado en prisión por ser activistas sociales", recalcó asimismo el líder de Òmnium Cultural, que cumple hoy 498 días en prisión preventiva.
En un discurso claramente político, Cuixart respondió a preguntas del fiscal Jaime Moreno que “la única manera que tenían los ciudadanos de Cataluña de mostrar la disconformidad con las resoluciones del Tribunal Constitucional” era apelar a la “desobediencia civil”. El acusado consideró una “suspensión injusta e ilegítima” la resolución del máximo garante de la Constitución en la que se anuló la celebración del referéndum del 1 de octubre.
El franquismo y el Estado de Derecho
“El Estado de Derecho no está por encima de la democracia. El franquismo también era estado de Derecho y no era democrático. Defender la democracia es obligación de la ciudadanía. Defensa pacífica y serenamente. Sin usar la violencia. No la hemos usado nunca en la historia del catalanismo”, recalcó en su comparecencia en castellano donde fue interpelado hasta en dos ocasiones por el presidente del tribunal para que no pronunciara palabras malsonantes como “hostias” o “collons (cojones)”.
Como ya hizo el resto de acusados que forman parte del banquillo independentista en el Tribunal Supremo, Cuixart criticó la falta de diálogo para solucionar “el conflicto” en Cataluña: “Ante un contencioso político lo que no se puede tratar de arreglar por la vía de la justicia, con nuestra actitud pacífica y serena vamos a mostrar nuestra disconformidad con esta actuación judicial. (…) Lo que pasa entre Cataluña y el resto del Estado es una cuestión de diálogo”, ha remachado.
Durante su declaración en el juicio del "procés", el líder de la entidad soberanista ha enmarcado los ataques a los vehículos del instituto armado registrados tras la protesta del 20 de septiembre de 2017 frente a la Conselleria de Economía y Hacienda como un “hecho menor” y "una ruptura de la actitud no violenta que ha caracterizado el movimiento soberanista".
Ironiza con los coches destrozados de la Guardia Civil
El acusado, que ha quitado toda importancia a dichos actos vandálicos, ha llegado incluso a ironizar sobre el destrozo de dichos vehículos. “Creo que son los vehículos más lamentados de toda la historia de la democracia española”, ha agregado.
A preguntas de su abogada, que ha pedido el visionado de vídeos en los que su representado se dirigía a la multitud congregada a las puertas de dicho edificio de la Generalitat 11 días antes de la consulta, Jordi Cuixart ha defendido que no hubo incidentes aquel día porque "el 99,9 % de la sociedad catalana no quería" que los hubiese y ha negado que hubiera arengado a los manifestantes para que destrozaran los vehículos de la Guardia Civil, al tiempo que ha asegurado que entró a la una de madrugada en la sede de Economía y Hacienda para despedirse "por cortesía" del teniente de la Guardia Civil que coordinaba la diligencia del registro.
Sobre la consulta ilegal del 1-O, Cuixart ha señalado que “es imposible que el presidente de Òmnium Cultural participe en la celebración del referéndum” ya que “tenemos un código ético que preserva la independencia de la entidad".
Objetivo irrenunciable
Igualmente, recalcó que el 1-O es "el ejercicio más grande de desobediencia civil que ha habido en Europa" y “vamos a celebrar tantos referéndums de autodeterminación hasta que se celebre uno sin violencia policial y cuyo resultado se pueda implementar", añadió.
En este sentido, Jordi Cuixart ha denunciado la violencia policial "desproporcionada" registrada el 1-O y que "asombró a toda Europa y al resto del mundo". El presidente de Òmnium, que manifestó ser "hijo de una murciana" y "medio español" sostuvo que "nos quieren confrontar con otros pueblos de España, pero no lo van a conseguir”.
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