El ex presidente de la Generalitat Artur Mas -condenado en firme por la consulta 9-N- ha considerado este martes en el Tribunal Supremo “determinante” el papel de la sociedad civil catalana para que se pudiera llevar a cabo la consulta el 1-O pese a haber sido suspendida por el Tribunal Constitucional: “Nadie se apeó de la voluntad de llevar a cabo el referéndum”.
Mas ha declarado este miércoles como testigo durante 80 minutos en el juicio del procés y ha respondido a las preguntas de acusaciones y defensas sobre cómo se llevó a cabo el proceso secesionista, iniciado en su etapa como jefe del Ejecutivo catalán y que culminó con la efímera declaración de independencia en el Parlamento autonómico tras llevarse a cabo la votación el 1-O.
En su relato, el presidente de la Generalitat de Cataluña entre diciembre de 2010 y enero de 2016 ha sostenido que la vinculación del Govern con la organización del referéndum independentista fue “incluso menor” que la de la consulta del 9-N (2014) y que aquella experiencia le llevó al convencimiento previo de que el Estado no intervendría el 1-O. “Me equivoqué”, ha respondido Mas, quien ha asegurado que el Estado disponía de otros mecanismos para “desnaturalizar” el referéndum.
Aconsejó a Puigdemont no abandonar el "marco legal"
A preguntas del fiscal Javier Zaragoza, Artur Mas ha asegurado que en las reuniones a las que asistió cuando ya no formaba parte del Ejecutivo nunca escuchó que se pretendiera convocar el referéndum de manera unilateral y ha dicho que cuando se declaraba a los medios de comunicación que existía la posibilidad de organizar la consulta sin acuerdo con el Estado “no era la primera, segunda o tercera opción” del movimiento independentista sino una forma de “no perder capacidad negociadora”.
Mas ha negado que existiera un “plan operativo” para tomar infraestructuras estratégicas o que se hubiera planteado el “control de la fuerza policial” para lograr el objetivo de la secesión. El ex presidente ha defendido que el referéndum no constaba en la hoja de ruta independentista con la que la coalición Junts pel Sí concurrió a las elecciones autonómicas del 27 de septiembre de 2015, si bien justificó que sea propuesta inicial fuera evolucionando con el paso del tiempo. En su opinión, el punto de inflexión se registró en el verano de 2016, ante el “debate suscitado” en el seno de la sociedad catalana.
Con todo, el testigo ha revelado que en las reuniones que mantuvo con el Govern tras su marcha expresó que no se “opondría” a la celebración de un referéndum, si bien aconsejó a Carles Puigdemont no abandonar la posibilidad de convocar elecciones para mantener la “capacidad de control de la situación” dentro de un “marco legal”. "No abandonéis nunca la capacidad de convocar unas elecciones. No la perdáis nunca, porque ahí es donde el Govern de la Generalitat tiene la capacidad de control de la situación", ha resumido Mas sus consejos al ex president.
Respecto a su salida del Ejecutivo catalán, Artur Mas ha reconocido que una de las razones que valoró fue que el rechazo de la CUP a investirle -lo que propició la designación de Puigdemont como presidente de la Generalitat-, si bien ha subrayado que la decisión de dar un paso al lado fue exclusivamente suya. “Si me marcha fue porque quise y porque ése era el mejor camino para que pudiera proseguir el mandato que habíamos recibido en las urnas en unas elecciones con una participación muy alta”, ha defendido.
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