El lehendakari vasco, Íñigo Urkullu, ha relatado este jueves el papel de mediación que ejerció entre la Generalitat y el Gobierno para tratar de "encauzar" el diálogo entre ambos ejecutivos y evitar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y la consiguiente suspensión de la autonomía, al tiempo que ha asegurado que Rajoy "no era muy dado a la aplicación del artículo 155".
Urkullu ha declarado durante 40 minutos ante el tribunal que juzga a los 12 líderes independentistas a propuesta de la defensa del ex conseller Jordi Turull, para el que la Fiscalía pide 16 años de prisión como presunto autor de delitos de rebelión y malversación de caudales públicos.
El jefe del Gobierno vasco ha explicado en el Tribunal Supremo que su intervención se inició a raíz de la reunión de cuatro horas de duración que mantuvo con Carles Puigdemont en el Palau de la Generalitat el 19 de junio de 2017, con motivo de su asistencia en Barcelona al acto organizado al cumplirse el 30 aniversario del atentado cometido por ETA en Hipercor. Según ha explicado, el entonces president le manifestó la situación de "bloqueo absoluto" que existía con el Gobierno y le pidió que interviniera para "encauzar la relación" a fin de tratar de llegar a una solución acordada.
Urkullu ha revelado que ese mismo día, en la sala de autoridades del aeropuerto de Barcelona, ya le transmitió a la ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría la conversación que horas antes había mantenido con Puigdemont y le instó a comunicárselo a Rajoy. Justo un mes después, el 19 de julio de 2017, el lehendakari mantuvo la primera reunión con el jefe del Gobierno para abordar el conflicto catalán.
El 'lehendakari' destaca la "disposición" al diálogo de Puigdemont y dice que Rajoy no tenía una actitud "proactiva" para "encauzar" la situación
No fue el único contacto. Íñigo Urkullu ha indicado que telefoneó a Mariano Rajoy el 21 de septiembre tras los hechos sucedidos a las puertas de la Consejería de Economía y Hacienda de la Generalitat, adonde se personó la Guardia Civil para practicar registros en vísperas del 1-O. Según Urkullu, le transmitió su preocupación al presidente del Gobierno porque la situación estaba empezando a "irse de las manos" y era necesario "medir los pasos" para evitar la "fractura social" en Cataluña.
El lehendakari ha explicado que fue a partir del 4 de octubre -tres días después de la celebración del referéndum ilegal- cuando se intensificaron las peticiones desde diversos ámbitos para que mediara, ante la extendida sensación de que se iba a producir el 'choque de trenes' entre ambas administraciones.
"Distensión" con el Gobierno
Urkullu ha dicho que, hasta la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del 27 de octubre, planteó "cuatro o cinco propuestas" basadas en un "esquema de diálogo" que pasaba por abrir un periodo de "distensión" con el Gobierno de la nación durante tres meses y abrir un periodo de negociación para tratar de llegar a un acuerdo que orillara la DUI y evitara la aplicación del artículo 155 de la Constitución, hasta entonces inédito.
El testigo ha dicho que encontró en Carles Puigdemont "disposición" al diálogo y una "absoluta receptividad" a sus propuestas, lo que cristalizó en un acuerdo en la noche del 25 de octubre por el que el presidente de la Generalitat disolvería el Parlamento y convocaría elecciones anticipadas.
Ese escenario saltó por los aires en la mañana del 26 de octubre, cuando el president telefoneó a Urkullu para comunicarle que se veía obligado a dar marcha atrás por la "presión" existente en el seno de su grupo parlamentario (Junts pel Sí) y porque muchas personas se habían concentrado ante el Palau de San Jaume y "se estaban rebelando".
"Bilateralidad" compartida por Puigdemont
En la labor de mediación ejercía durante esos meses cruciales, el lehendakari ha señalado que la actitud de Mariano Rajoy fue de "escucha, atención y respuesta" a lo que él le iba planteando pero nunca percibió que el jefe del Ejecutivo fuera "proactivo" para intentar "encauzar" la situación.
Íñigo Urkullu ha defendido que en las conversaciones para reconducir el bloqueo nunca se planteó como condición "inamovible" la celebración de un referéndum de autodeterminación y que Puigdemont siempre habló de una consulta "legal y pactada", como había ocurrido en Quebec (Canadá) y Escocia (Reino Unido). También ha agregado que Puigdemont compartía con él la "reflexión" de que la solución no pasaba por la vía unilateral sino por la "bilateralidad".
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