Fue recibido entre ikurriñas, flores, aurreskus y versos. La bienvenida se la brindaron en su pueblo, Azpeitia (Guipúzcoa), el mismo del que huyó en 1981 para integrarse en ETA (PM). Entonces su cabeza lucía poblada, de ahí su alias, el ‘rizos’, hoy está completamente despejada. Entre un instante y el otro, han pasado casi 38 años de la vida de Iñaki Etxarte. Los primeros los pasó en la clandestinidad dentro de la organización terrorista y los siguientes como deportado en Cabo Verde, primero, y en Cuba, después. En la isla de los Castro, de la que el régimen pasó de acogerle a no dejarle salir, ha permanecido los últimos veinte años. Lo ha hecho, como otros muchos etarras que aún hoy residen allí, bajo su paraguas protector. El régimen ha desoído hasta en tres ocasiones las reclamaciones de la Audiencia Nacional para que respondiera ante justicia española y que ahora han sido sobreseidas provisionalmente.
Ahora Etxarte pisa suelo vasco. Lo hace sorteando las órdenes de entrega y extradición que contra él pesaban, según fuentes consultadas por ‘El Independiente’. La causa que pesaba sobre él, y otros miembros de ETA y por la que España le reclamaba estaba relacionada con la presunta colaboración entre la banda terrorista y las FARC y según la cual los etarras impartieron cursos a los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
La Ley de Amnistía del 30 de diciembre de 2016 dictada en Colombia dejó libres de ser juzgados a los miembros de las FARC. En el caso de los miembros de ETA, la Audiencia Nacional emitió un auto el 25 de octubre de 2018 por el cual se dictaba el sobreseimiento provisional sobre las actuaciones y dejaba sin efecto la orden de busca y captura. La medida beneficiaba a una decena de miembros de ETA que estaban procesados en la causa y sobre los que pesaban medidas cautealres que quedaban anuladas. En muchos casos por considerar que la acusación de pertenencia a organización terrorista se podía considerar "cosa juzgada".
Sin embargo, la AVT estudia presentar un escrito para reclamar la detención de Etxarte al considerar que el sobreseimeinto es "provisional" y por tanto debería ser llamado por el tribunal al no tratarse de hechos prescritos. La petición sería similar a la que ya se formalizó contra otro miembros de ETA implicado en esta causa de presunta colaboración con las FARC, Ignacio Olaskoaga, y que también regresó al País Vasco recientemente.
Etxarte llegó la noche del pasado sábado. En Azpietia tenían todo preparado para darle el ‘ongi etorri’ de rigor. La retirada de su imagen de la ‘herriko’ en la que figuran los rostros de los etarras encarcelados o huidos suponía un punto final a una vida que se oscureció cuando decidió formar parte de ETA (PM) VIII Asamblea.
La Audiencia Nacional pidió su entrega al menos en tres ocasiones desde 2010 acusado de impulsar la colaboración ETA-FARC"
El inicio de su historia la describió la policía de los años 80, los más duros de ETA, como la de un joven activista implicado en la preparación de atentados y secuestros. El comando al que pertenecía se vinculó con seguimientos al político navarro Jaime Ignacio del Burgo o al secuestro del industrial guipuzcoano José Cruz Larrañaga, en noviembre de 1983. El comando lo tuvo en cautiverio once días y lo liberó, el 18 de noviembre, atado a un árbol en el alto de Elgeta (Eibar), sólo después de que su familia pagara un rescate –se habló de 80 millones de pesetas-.
De Cabo Verde a Cuba
Permaneció refugiado en Francia pocos años. En 1985 fue detenido por la gendarmería y un año después el Gobierno galo lo deportó a Cabo Verde, uno de los destinos habituales para los etarras ‘desterrados’ por las autoridades francesas y españolas. Apenas permaneció un año en la isla africana, el tiempo que necesitó para huir a otra isla, a otro destino de acogida para ETA: Cuba. El régimen de Fidel Castro ofrecía entonces protección y libertad de movimientos a los etarras. Cuando Etxarte pisó suelo cubano lo hizo aliviado, cuando lo abandonó, repudiando al régimen por haber variado su complacencia con los ‘refugiados’ de ETA.
Fue en la banda, entre tanto odio, donde Etxarte encontró el amor. Como en otros muchos casos, la militancia y el comando al que pertenecían les unió, a ellos y a sus destinos. Amaia Egiguren (Bilbao, 1958) fue arrestada junto a Etxarte en una operación policial en Dax (Francia) en marzo de 1985. También ella fue deportada a Cabo Verde y finalmente recaló en Cuba. Sin embargo, al carecer de causas pendientes con la Justicia Egiguren pudo regresar en 2008 tras formalizar su pasaporte con la embajada de España.
La vida de la comunidad etarra en Cuba no fue siempre plácida. La libertad pactada en los ochenta se fue restringiendo hasta que se hizo insoportable para Etxarte. El devenir de la banda, en especial tras los crímenes como el secuestro de Ortega Lara o el asesinato de Miguel Angel Blanco, también tuvieron consecuencias en la isla. Cuba modificó la libertad de entrada y salida y obligó a los presos de la banda acogidos en su país a solicitar el pasaporte en la embajada española si deseaban abandonar la isla. Semejante ‘humillación’ no sentó bien a algunos de los etarras, entre ellos a Etxarte. “Nos condenan, de facto, a una cadena perpetua”, aseguraban varios de ellos en una misiva, “son unos carceleros”, denunciaban.
Fuga frustrada en Venezuela
La situación hizo que sólo seis meses más tarde Etxarte preparara una nueva huida. La de Cabo Verde le salió bien, la de Cuba no. El verano de 2011, junto con otros miembros de ETA acogidos en la isla, Elena Bárcena y Francisco Pérez Lekue, se fugó en un velero rudimentario camino de nuevo refugio en Venezuela. Tenían previsto entrar de modo ilegal y sin documentación. Tras una larga travesía, cuando surcaban el paradisiaco archipiélago venezolano de ‘Los Roques’, el 6 de agosto, la embarcación encalló. Se quedaron atrapados y sin escapatoria. Detenidos por las autoridades de Hugo Chávez, peso más la reclamación de Cuba que la acogida a ETA que siempre brindó el régimen venezolano. Un mes más tarde, el 3 de septiembre, Etxarte, Bárcena y Pérez Lekua eran devueltos vía aérea a Cuba.
Junto a otros etarras intentó escapar de Cuba y refugiarse en Venezuela. El barco en el que viajaban encalló y fueron deportados a las isla"
En estos años, la sospecha de que Etxarte seguía vinculado a la banda han sido reiteradas. Documentación incautada a la organización llevó a la Justicia española a abrir una causa contra él en 1993 en Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional y que le vincularía con supuestas colaboraciones entre ETA y las FARC. Las sospechas, y por las que España le acusaba de pertenencia a ETA, apuntan hacia una presunta cooperación entre las dos organizaciones terroristas para preparar atentados, entre ellos un posible atentado contra el ex presidente colombiano, Álvaro Uribe.
Por esta causa el Gobierno de España, en 2010, solicitó la extradición de Etxarte. La petición fue desoída por Cuba y reiterada por el Ejecutivo español un año después, en noviembre de 2011. Al no obtener respuesta, el Ejecutivo de Rajoy, volvió a solicitar la entrega de histórico miembro de ETA en 2015. Finalmente, Etxarte ha conseguido sortear la orden de entrega y extradición y regresar a su Azpeitia natal 38 años después.
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