El ministro de Agricultura ha dado instrucciones claras a su equipo: está prohibido utilizar tiempos verbales en pasado en sus reuniones internas para hablar del Gobierno y de su gestión. "Hablamos de presente y de futuro", asegura Luis Planas, que recibió la llamada de Pedro Sánchez para formar parte de su Ejecutivo mientras paseaba por un campo de olivos en Montoro, Córdoba. Hace sólo nueve meses, desde su puesto como secretario general del Comité Económico y Social Europeo, donde obtuvo plaza tras dejar el Gobierno andaluz, la vuelta a la política no entraba en sus planes. Había sido diputado, senador, director del gabinete del Comisario de la Comisión Europea Pedro Solbes, embajador de España en Marruecos, embajador representante permanente de España ante la Unión Europea y consejero de la Junta de Andalucía. Como Pedro Sánchez, se presentó a unas primarias contra Susana Díaz en Andalucía que no llegaron a disputarse. El aparato del partido hizo tal acopio de avales para la entonces consejera de Presidencia de José Antonio Griñán que impidió a su rival reunir los suficientes para presentarse. No ve la serie 'Vota Juan', inspirada en un ministro del ramo, pero expresa su admiración por el protagonista, Javier Cámara.
Pregunta.- Después de su completa trayectoria política, ¿qué le ha parecido la experiencia de ministro?
Respuesta.- Muy interesante, desde el Gobierno se pueden hacer muchas cosas, muchas más de lo que la gente se cree, aunque también hay límites de actuación. En el caso del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, creo que se da la combinación perfecta, porque tiene mucho de política nacional pero también de europea, que son dos ámbitos en los que sé moverme y me gusta moverme. Además, formar parte del Gobierno de España y trabajar para agricultores, ganaderos y pescadores es muy interesante.
P.- ¿Repetiría?
R.- Eso depende de los ciudadanos, si le dan al PSOE la mayoría suficiente para volver a gobernar, y evidentemente de la decisión del presidente, no de la mía.
P.- Pero ¿estaría disponible?
R.- Saco un balance positivo de esta etapa.
P.- Ha sido un mandato corto, ¿qué se le queda en el tintero?
R.- Serán diez meses en el momento de la celebración de las elecciones, y como si fueran cuatro años, hay temas que corresponden al calendario y se pueden completar y otros que no. En mi caso he conseguido completar algunos de los grandes temas como la negociación cuotas pesqueras para el año 2019, la preparación de las medidas para el Brexit, con las incógnitas que eso conlleva, y la casi finalización del acuerdo de pesca con Marruecos. En cambio en otros casos nos hemos quedado a la mitad porque son negociaciones muy largas, como la reforma de la política agrícola común (PAC), que empezó en junio, pero que no culminará hasta mitad del año 2020. En medio hay un número elevadísimo de decisiones concretas que tienen efecto sobre el día a día del funcionamiento de nuestra economía. Por ejemplo, el etiquetado del origen de la leche en los productos lácteos, muy reclamado por los ciudadanos y los ganaderos; la norma en curso con la misma regulación que la miel, que no sé si nos dará tiempo, y muchos temas relativos al mundo rural como la extensión de la banda ancha o la ampliación de los regadíos modernos. Espero y deseo que haya tiempo en el futuro para hacerlo.
P.- Precisamente el mundo rural está muy reivindicativo. Miles de personas se manifestaron el domingo en Madrid.
R.- El mundo rural pide respeto y yo estoy de acuerdo. Pide respeto y consideración. Hay una reclamación económica, que pide apoyo. Para eso sirve la política agrícola común de apoyo a los agricultores y ganaderos. También hay una parte social, como la oportunidad para los jóvenes de ocupar los puestos de trabajo de aquellos que se jubilan, también de las mujeres. Y hay una parte muy importante relacionada con el respeto y la reputación. El sector primario no es un sector atrasado, al contrario, es un sector muy moderno y muy avanzado, más de lo que creemos. España es la octava potencia agroalimentaria del mundo. En el mes de enero participé en Berlín en un foro de 74 ministros de agricultura donde se hablaba de digitalización y me quedé muy orgulloso de ver que España estaba en el grupo de cabeza al respecto. Mundo rural y sector primario no significan en modo alguno atraso.
P.- ¿Por qué se produce ese avance de la derecha en el mundo rural? ¿Por qué encuentra Vox tanto apoyo en ese ámbito? ¿La izquierda ha desatendido al mundo rural de alguna manera?
R.- Se dice siempre que es un mundo más conservador, y yo creo que es un mundo acostumbrado a resistir. Recuerdo la novela El Disputado Voto del Señor Cayo, de Miguel Delibes en ese sentido, es un buen ejemplo de ese pensamiento. Cuando visito muchos pueblos de España lo que me encuentro es más gente joven y más energía de lo que podemos pensar. También es verdad que hay un cierto envejecimiento, y que de 2020 a 2030, según los datos del INE, seis de cada diez agricultores y ganaderos se van a jubilar, lo cual es un reto y también una oportunidad. No creo que el mundo rural sea necesariamente conservador, de hecho no es así. Aunque es verdad que en algún imaginario del mundo rural de algún partido de la derecha lo presentan como atrasado. Si alguien quiere hacer del mundo rural la ejemplificación de su España en blanco y negro se equivoca.
P.- Por ejemplo, en el caso andaluz, que usted conoce bien, Vox obtuvo mucho apoyo en zonas agrícolas como Almería.
R.- Hay que poner las cosas en su contexto. Por ejemplo, a mí me preocupa que haya zonas donde se cuente con los emigrantes de ocho a seis y después no se les quiere ver la cara. Eso para mí no corresponde a un país moderno y a una sociedad moderna e igualitaria como es España. Y creo que eso tiene mucho que ver con lo que usted plantea. El PSOE está muy implantado en muchas zonas rurales y tiene un voto rural importante. Es evidente que el voto de la derecha y de la particularmente de la extrema derecha está presente en zonas rurales pero también en zonas urbanas, no hay una conclusión definitiva al respecto, creo yo.
P.- El Gobierno ha tenido un mandato corto y en un periodo políticamente convulso. ¿Eso afecta a la gestión?
R.- Yo voy a contar mi experiencia: ha sido corto pero muy intenso, se han hecho muchas cosas como Gobierno y dentro de este ministerio. Globalmente, creo que hemos revertido parte de la agenda antisocial del anterior Gobierno conservador de España. Y particularmente, en cuestiones como la subida del salario mínimo, las pensiones, la cobertura sanitaria o temas educativos, hemos corregido el rumbo en un sentido plenamente europeo, y por tanto el balance ha sido muy psotivio. Sin duda ha sido un tiempo crispado. La moción de censura fue constitucional, pero quienes salieron del Gobierno no lo han aceptado en ningún momento. Ni ellos ni sus socios, es decir, el conjunto de la derecha, PP y Cs. Le añado una percepción a nivel personal: Volvía yo al Congreso después de muchos años y sí, he notado un ambiente muy crispado, donde el tono de voz y en ocasiones de insultos y descalificación prevalecen sobre el argumento. Quizás yo sea un político de otra escuela o de otro momento, pero siempre me ha gustado en el debate político las ideas y los argumentos. Por eso me reconozco mucho en el lema de campaña del PSOE: La España que Queremos. Una España de moderación, que hace frente a la crispación y a los extremismos, que nos gustaría que salgan del centro de la política española.
P.- Usted tiene en común con el presidente que ambos se presentaron a unas primarias frente a Susana Díaz.
R.- Me considero un resistente, como el presidente. Somos dos resistentes. De hecho, mi lema es muy churchilliano: Nunca te rindas. He tenido momentos como se dice en inglés de up and down, de subidas y bajadas, pero siempre he mantenido el mismo espíritu. En la política como en la vida hay que resistir y combatir. Pasado es pasado. Eso pertenece al pasado. Yo hice lo que debía hacer en ese momento y cuando salí derrotado me busqué un trabajo y me fui a Bruselas. Y ahora he vuelto.
P.- ¿Esa experiencia les ha unido?
R.- Yo al presidente lo conocí siendo embajador en Marruecos, cuando él era diputado a Cortes. Pero debo decir que desde un punto de vista psicológico me siendo muy próximo a él, es verdad. No sólo políticamente, sino también desde un punto de vista humano.
P.- ¿Hay mucha diferencia entre la experiencia como consejero y como ministro cuando gestiona las mismas materias?
R.- He sido tres veces consejero en un Gobierno autonómico tan importante como el de Andalucía, con más de ocho millones de habitantes, pero la experiencia en el Gobierno de España es totalmente diferente. Recuerdo cuando neogicaba como consejero con Miguel Arias Cañete como ministro, y ahora me siento en el otro lado de la mesa y veo que la perspectiva es diferente. Y eso me hace redescubrir algo en el ámbito ganadero y agrícola que yo ya sabía por haber vivido tanto tiempo fuera. Y es que España es un país mucho más grande visto desde el mundo de lo que nos creemos. Me declaro orgullosamente español sin complacencia, porque tenemos mucho que mejorar. Pero España vista desde fuera, desde Europa y desde África, es más de lo que nosotros muchas veces nos creemos, por eso es malo el ombliguismo político y es bueno que sin complacencia seamos capaces de proyectarlo fuera. Nuestra influencia exterior puede ser superior de lo que nos creemos.
P.- El presidente se ha esforzado en esa proyección internacional.
R.- Que los dirigentes políticos españoles hablen idiomas es fundamental. El que crea que en una reunión internacional las decisiones se adoptan a través de la traducción simultánea y en una sala de reuniones está equivocado. No conozco ninguna decisión importante que se haya tomado en Bruselas así, se adoptan fuera en una conversación directa en una lengua habitualmente común. Ese tema es muy importante y refleja muy bien la evolución de España.
P.- Usted se perfila como número 1 de la lista del PSOE por Córdoba después de que la vicepresidenta Carmen Calvo vaya como número 2 del presidente por Madrid.
R.- Eso es una opción de partido, cada uno debe estar donde debe estar, y la presencia de la vicepresidenta en la lista de Madrid no hace sino subrayar la importancia que para el presidente del Gobierno y secretario general tiene Carmen Calvo dentro de este Gobierno y dentro del PSOE.
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