El nuevo embarazo de Irene Montero junto a Pablo Iglesias abre un nuevo escenario en Podemos. El líder del partido y su portavoz parlamentaria se enfrentan en los próximos meses a dos citas electorales y a las negociaciones posteriores para formar Gobierno. Todo ello con el debate de fondo sobre la sucesión de Montero a los mandos de la formación y nuevos vacíos de poder en el horizonte para un partido que atraviesa un momento extremadamente delicado. La situación familiar de los dos máximos responsables de Podemos incidirá de lleno en la campaña del 28A y el 26M y en el periodo post electoral, además de abrir un abanico de posibilidades y plazos para que Montero releve a Iglesias en la Secretaría General de la organización.
Montero, que ha cumplido el primer trimestre de embarazo, espera ser de nuevo madre para final de verano después del nacimiento prematuro de sus dos mellizos el pasado julio. El anuncio de la portavoz llega cuando Iglesias aún se encuentra disfrutando de la baja de paternidad de su anterior embarazo, de la que volverá el próximo 23 de marzo con un multitudinario acto. Si Podemos se paralizó por completo el pasado verano ante la ausencia de sus dos principales dirigentes, el nuevo anuncio anticipa nuevos 'turnos' en el liderazgo de un Podemos que tendrá que adaptarse a las circunstancias de sus líderes.
- Embarazo en campaña. En el plano electoral, la incidencia más directa será que veremos a una Irene Montero visiblemente embaraza durante las dos campañas electorales. No es la primera política que acude a mítines en ese estado: Soraya Sáenz de Santamaría estaba encinta en la campaña de las generales de 2011; en enero de 2015 la entonces presidenta andaluza, Susana Díaz, anunciaba su embarazo para una semana después disolver la Cámara y convocar elecciones; el pasado diciembre, la líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, hizo campaña en estado en las elecciones andaluzas; y la candidata de Cs al Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, saldrá de cuentas coincidiendo con las elecciones municipales. El anuncio de Montero ha causado sorpresa debido a su ya reciente maternidad, pero el nuevo embarazado dará a los líderes de Podemos una imagen que puede conectar con los padres de familia en campaña.
No sería de extrañar que los dirigentes hicieran alusión a su situación familiar en periodo preelectoral. Este mismo miércoles, Montero reconocía en La Sexta que "ahora tengo tres razones" para hacer política, en referencia a sus hijos. También son recurrentes la petición de igualdad de permisos, y la relación entre las condiciones laborales y la maternidad: "La gente no tiene hijos porque la vida es muy difícil", defendía en la misma entrevista para defender que "el actual sistema económico es incompatible con la vida". Sin embargo, con esta estrategia existe el riesgo de que el plano personal que comparten los dirigentes salte a primera plana en la antesala de unas elecciones, más aún cuando es reciente la polémica compra del chalet en Galapagar por 640.000 euros. Un episodio que podría perseguirles en las urnas. - Las riendas de la negociación. El 'después' de las elecciones serán claves para el futuro de Podemos. Las generales del 28 de abril dejan paso a meses de negociaciones entre todos los partidos para conformar el futuro Gobierno de España. El plazo de consultas al Rey tras los comicios no tiene regulado un plazo máximo, y sólo después de una investidura fallida empieza a correr el reloj. En las elecciones de 2015, por ejemplo, transcurrieron tres meses y medio hasta la investidura fallida de Pedro Sánchez que desembocó en una repetición electoral tres meses y medio después. Es previsible, en cualquier caso, que las negociaciones no comiencen hasta después de las autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo. Los plazos pueden dilatarse y en caso de que los resultados no dejen alianzas claras podría llegar el verano con el escenario de acuerdos, pillando a la portavoz parlamentaria -y más que posible sucesora de Iglesias- a las puertas de la maternidad. Dadas las circunstancias, gana peso la opción de que el secretario general prolongue su mandato hasta la conformación de un nuevo Gobierno y al menos hasta que Montero vuelva de su permiso de cuatro meses. Pero sobre esto, también caben varios escenarios.
- La sucesión en Podemos. El debate sobre la sucesión de Pablo Iglesias como líder de Podemos emergió con fuerza la semana pasada, tras el anuncio de Irene Montero de que "la próxima persona que ocupe la Secretaría General será una mujer". El fuerte desgaste que arrastra la figura de Iglesias anticipa un escenario de relevo en Irene Montero que dentro del partido se da por hecho y cuya única incógnita será el cuándo. Las declaraciones de la portavoz abrían la puerta a una sucesión exprés antes del 28A como un revulsivo en el partido; esta opción dejaría a Montero en una situación engorrosa, con la responsabilidad de hacerse cargo, nada más llegar, del fracaso electoral que anticipan las encuestas. La otra opción que se contemplaba es que Iglesias dimitiera tras la posible debacle en las urnas y se abriera un nuevo proceso de elección de líder, anticipando el Vistalegre 3. El embarazo de Montero dificulta esta opción, puesto que sería elegida sucesora de Iglesias justo antes de dar a luz y su consiguiente baja por maternidad. Las nuevas circunstancias de la familia Iglesias-Montero podrían retrasar la apertura de la nueva era dentro del partido: si los plazos se cumplen, la portavoz estaría de baja de septiembre a enero e Iglesias de enero a abril, repitiendo los mismos plazos que han seguido este año después de que les dieran el alta hospitalaria. Estas bajas consecutivas hará que los líderes no coincidan en la formación hasta la primavera de 2020, de manera que el Congreso podría celebrarse en el plazo previsto para ratificar una sucesión más que anunciada.
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