Trapero probará que el plan secreto de los Mossos para detener a Puigdemont era real

El mayor de los Mossos d’Esquadra José Luis Trapero declaró este jueves en el Tribunal Supremo que existía un plan secreto para detener a los miembros del Govern tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). La clave era que la Justicia ordenase los arrestos a la policía autonómica catalana.

El ex jefe de los Mossos, que se enfrenta a once años de cárcel por un delito de rebelión en la Audiencia Nacional, dio el titular cuando el abogado de Joaquim Forn, Javier Melero, le preguntó a su testigo por la jornada en la que el Parlament declaró de forma unilateral la república de Cataluña. La respuesta del testigo fue la siguiente: “El 27 de septiembre, el día de la declaración, sobre la una y media de la madrugada, llamó al fiscal superior de Cataluña y al presidente del Tribunal Superior de Justicia y les digo si hay personal. Y les comento que el cuerpo está a disposición tanto de la Fiscalía como del órgano judicial. Desconocíamos la trascendencia jurídica y qué delitos puede haber, pero veíamos que tenía cierta gravedad, y nos poníamos a disposición por si había que hacer un operativo”. Entonces, el abogado del ex conseller de Interior repreguntó: “¿Un operativo para qué?”. “Para la detención del president y los consellers“, respondió el mayor de los Mossos.

El operativo secreto de los Mossos para detener al Govern ha sido conservado por el mayor Trapero, quien está decidido a aportarlo en su juicio

A raíz de esta confesión, la gran pregunta es si ese operativo policial secreto para arrestar al ex presidente Carles Puigdemont, el ex vicepresidente Oriol Junqueras y los ex consejeros realmente existió y si hay prueba documental del mismo,  ya que ni el Ejecutivo de Mariano Rajoy tuvo conocimiento de su existencia.

Según ha podido saber El Independiente, ese dispositivo de los Mossos preparado para ejecutarse tras la aprobación de la DUI ha sido conservado por el mayor José Luis Trapero quien está decidido a aportarlo en el juicio de la Sección Primera de la Sala Penal de la Audiencia, que le juzgará por poner presuntamente a la policía catalana a disposición del desafío independentista.

Las fuentes jurídicas consultadas admiten que durante la fase de instrucción de la causa abierta a Trapero y los otros miembros de la ex cúpula de los Mossos investigados por el 20-S y el 1-O -los procesados César Puig, Pere Soler y la intendente Teresa Laplana- la documentación sobre dicho plan para detener al Govern no fue aportada a la Audiencia Nacional.

No obstante, la defensa del mayor, ejercida por la reputada penalista Olga Tubau, sabe que el momento de la verdad es la celebración de la vista oral. De ahí, que en la fase de conclusiones del juicio que se va a celebrar en el citado tribunal, previsiblemente este año, José Luis Trapero vaya a entregar las pruebas de ese operativo policial secreto para arrestar a Puigdemont y sus ex consellers.

Hasta ahora, el agente había aportado en un escrito, remitido el 8 de noviembre de 2017, al Juzgado Central de Instrucción Número 3 donde explicaba que el Cuerpo de Mossos se puso a disposición tanto del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) como de la Fiscalía Superior de dicha autonomía para “dar cumplimiento a las órdenes que se pudieran derivar en relación a la DUI”. Al mismo le acompañaban las dos comunicaciones que remitió al presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, y el que fuera fiscal superior de Cataluña, José María Romero de Tejada.

Forn, en el disparadero

El mayor Trapero, que testificó este jueves en el juicio del ‘procés’, manifestó de manera insistente que la policía autonómica catalana “no facilitó” la celebración del referéndum ilegal del 1 de Octubre en Cataluña. “No había ninguna intención de facilitar el referéndum e impedirlo venía dado por las órdenes judiciales”, aseveró el agente que calificó la consulta de “ilegal”.

Durante el interrogatorio, el mayor Trapero se mostró especialmente duro con el ex conseller de Interior Joaquim Forn, quien se enfrenta 16 años de prisión por un delito de rebelión. “Las manifestaciones de Forn  -señalando que los Mossos iban a garantizar la celebración de referéndum- causaron bastante malestar, confundían a la gente sobre el papel de Mossos y daba la impresión de lo que no era. Dio una imagen que alimentó algo que estamos pagando y que no se corresponde a la realidad, eso se lo censuramos y fue irresponsable. Yo personalmente lo hice”, declaró el policía.

También quedó claro en sus casi cinco horas de declaración que Trapero acudió al Supremo, y accedió a declarar, para defender su inocencia y limpiar el nombre del cuerpo de Mossos d’Esquadra. “Les emplazamos –al Govern- al cumplimiento de la legalidad. Les dijimos que evidentemente las íbamos a cumplir, que no se equivocasen con nosotros. Les dijimos que el Cuerpo de Mossos, evidentemente, no iba a quebrar nunca con la legalidad y la Constitución; que no acompañábamos el proyecto independentista, que estábamos molestos con declaraciones que había habido de algunos de los responsables políticos”, recalcó sobre el encuentro que mantuvo el 28 de septiembre en el Palau de la Generalitat con el ex presidente Carles Puigdemont, el ex vicepresidente Oriol Junqueras y el ex conseller Forn.

Le dijimos a Puigdemont que los Mossos no acompañábamos el proyecto independentista y que estábamos molestos con la declaración de Forn

En su comparecencia, José Luis Trapero no pronunció la palabra maldita para las defensas, “violencia”, pero dejó claro que advirtió a los dirigentes de la Generalitat de los “graves conflicto de orden público” de orden público que se iban a producir en Cataluña el 1-O. Añadió además que quiso que la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, máxima representante del poder legislativo, acudiera a esa reunión para transmitirles su preocupación no solo por el 1-O sino por los hechos que podía producirse días después. Subrayó que el comisario de los Mossos, Manuel Castellvì, en aquella cita alertó a Puigdemont, Junqueras y Forn de que había alrededor de 40 centros de votación donde se podía generar una situación incontrolable con los manifestantes.