Cuando dejó en 2015 su escaño y anunció que abandonaba la primera línea política no habían culminado las obras de remodelación de la sede nacional del PP, en la calle Génova, hoy judicializadas por pagos en dinero negro. Cayetana Álvarez de Toledo (Madrid, 1974) vuelve a ese edificio, donde se realiza la entrevista, con una sensación extraña de que todo ha cambiado.
Y los cambios trascienden al entorno físico. El liderazgo de Pablo Casado ha mudado muchas cosas, entre otras, hacer posible su regreso para encabezar la lista de Barcelona a las elecciones generales del 28 de abril. Dice de Casado que "tiene las convicciones, el coraje y la capacidad de desafío que España, el PP y el espacio liberal conservador necesitan en estos momentos de extrema dificultad" y a esa tarea quiere contribuir.
Pregunta. -¿Qué debe hacer el Gobierno con Torra tras negarse a retirar los lazos amarillos?
Respuesta. -Garantizar el cumplimiento de la ley, poner en marcha todas las medidas que sean necesarias para que Torra la cumpla. Nosotros no somos una democracia militante en el sentido jurídico del término, como Francia o Alemania, pero sí tenemos que tener la actitud de la democracia militante, esto significa defendernos a nosotros mismos, lo que creo que ha faltado a lo largo de estos cuarenta años. De alguna manera todo lo que ha sucedido es consecuencia de esa ausencia de militancia democrática por parte del espacio constitucional.
P. -¿Pero además de llevarle a la Fiscalía deberían físicamente las FSE retirar esos lazos?
R. -Esa es una de las posibilidades. Es un episodio concreto muy interesante. Hay que pensar lo que pasó cuando la aplicación del 155, que el Estado central tenía el control sobre las consejerías, gobernaba en Cataluña y, sin embargo, los lazos siguieron colgando de las ventanas de las consejerías. Fue un mal precedente como ha habido muchos males precedentes a lo largo de décadas de incumplimiento de la ley. Las sentencias se producían, pero la ley no se ejecutaba. Tenemos que aprender las lecciones del proceso. Torra está moralmente inhabilitado por racista y ahora a un paso de estar jurídicamente inhabilitado por desobediente. Lo que tenemos que asegurarnos es que el Estado de Derecho, la democracia, los partidos constitucionalistas y, al frente de todos ellos, el Gobierno, aseguren que esa ley se cumpla porque es la que protege a los débiles, la convivencia y la paz.
Tenemos que conseguir que ese 50 o 51 por ciento de no nacionalistas se amplíe hasta, por lo menos, un 60"
P. -¿Cómo sería su 155, en qué se diferenciaría del de octubre de 2017?
R. -Hay dos cosas importantes que van en paralelo. Por un lado asegurar el cumplimiento de la ley en Cataluña, que la policía autonómica también la cumpla o que no haya adoctrinamiento en las escuelas. Pero luego hay otro proceso en paralelo tan importante o más que es hacer lo más amplio posible el espacio constitucionalista, que se vaya ensanchando. Ese es el reto que tenemos a partir de estas elecciones. El separatismo no ha conseguido hasta ahora, y es un hecho muy notable que hay que remarcar, una mayoría social, ha fracasado en sus planes de llevar a la realidad su idea mítica de un solo pueblo, de una Cataluña homogénea, y se ha producido un cierto bloqueo de fuerzas. Nosotros tenemos que conseguir que ese cincuenta, cincuenta y uno por ciento de no nacionalistas se amplíe hasta por lo menos un 60 por ciento o más.
P. -¿Hubo dejación de funciones por parte del Gobierno de Rajoy?
R. -Lo dije en su día. Uno de los motivos de mis graves discrepancias con el gobierno del PP es que no había una actitud de suficiente firmeza respecto al desafío separatista. Se ha producido a lo largo de muchas décadas y con distinto grado y gravedad, pero tampoco creo que tengamos que pasarnos el día llorando sobre la leche derramada, sobre lo que se hizo mal.
No vengo aquí a flagelarme sobre los errores pasados"
P. -¿Y por parte del PP catalán ha habido dejación?
R. -No tengo ganas de mirar hacia atrás con pena, tristeza, resignación y flagelación. No vengo aquí a flagelarme sobre los errores pasados. Sé lo que ha ocurrido, los errores que se han cometido, los aciertos y las dificultades objetivas que ha habido para distintos partidos a lo largo de la historia en Cataluña como en el País Vasco. Ahora lo que toca es armarse de valor, plantar cara con toda la determinación del mundo, todo el coraje y decir que el nacionalismo no va a derrotar a la democracia. El nacionalismo es una fuerza reaccionaria, tribalista, de involución y la democracia española tiene toda la legitimidad y la superioridad moral para combatirlo y derrotarlo.
P. -¿Su candidatura es para combatir a Arrimadas y a Vox?
R. -No vengo a combatir a Arrimadas ni a Vox. No creo que existan dos bloques monolíticos y la cuestión sea robar votos dentro del mismo bloque. Yo eso no lo veo. Yo lo que quiero es ensanchar la base constitucional, que haya cada vez más presencia y potencia del constitucionalismo en Cataluña y por eso voy a Barcelona. Arrimadas ha hecho su tarea, podemos hablar de diferencias, cosas que hubiéramos hecho de forma distinta…
P. -Usted hubiera ido a la investidura.
R. -Sí, hubiera ido. De haber tenido esa cantidad de escaños en el Parlamento de Cataluña, con inmenso placer, me hubiera presentado a esa investidura para decir a los catalanes, al conjunto de los españoles y al mundo entero que existe una alternativa, que hay una Cataluña no nacionalista, abierta al mundo. Esa fue una oportunidad perdida no sólo para Ciudadanos sino para todos los catalanes.
Voté a Ciudadanos y ahora vuelvo al PP. Con Vox tengo más diferencias"
P. -Ha dicho que no ve con malos ojos la unidad de acción con Ciudadanos ¿y con Vox?
R. -Debo decir que tengo mucha más afinidad con Ciudadanos que con Vox. Yo he votado a Ciudadanos y ahora vuelvo al PP porque estoy convencida de que este PP sabe lo que tiene que hacer respecto a Cataluña y los grandes asuntos que me importan sobre el futuro de España. Con Vox tengo más diferencias. No me gusta el nacionalismo en ninguna de sus acepciones y Vox es un partido nacionalista.
P. -¿Es ultraderecha también?
R. -Las etiquetas… para mí el de nacionalista es el calificativo exacto. Vox tiende a lo identitario y esa es mi principal diferencia.
P. -Le acusan de alardear de no hablar catalán. Hasta Aznar dijo que lo hablaba en la intimidad.
R. -Es que no he hecho alarde. Es que no se puede hacer alarde de no saber algo. Las personas con sentido común hacen alarde de lo que saben, yo no voy a hacer alarde de lo que no sé, me parecería una muestra de poca inteligencia. Lo que dije, y me reafirmo, es que que cada vez que digan desde el nacionalismo que no tengo derecho a presentarme por Barcelona por no ser catalana o por no hablar catalán pondré en evidencia la profunda xenofobia de su proyecto, su intención de instalar un perímetro en torno a Cataluña de modo que los asuntos catalanes sólo puedan ser debatidos y decididos por los catalanes y que el resto de los españoles no tengamos derecho a decidir lo que pase en Cataluña.
Algo sé de catalán. Encantada de hablar catalán"
P. -¿Aprenderá catalán?
R. -Algo sé. Por supuesto que sí. Encantada de hablar catalán y de saberlo como otras lenguas regionales y otros tantos idiomas. Con el catalán he tenido contacto por la intimidad. Mis hijas son hijas de un catalán, por lo que tengo alguna vinculación con él. Pero ¿por qué Meritxel Batet puede ser número dos de la lista por Madrid y nadie cuestiona nada y si yo quiero serlo por Barcelona, se monta un lío y me llama colonialista? Incluso Santiago Fisas, compañero mío, pudo ser consejero de cultura del gobierno de Madrid y nadie cuestionó eso. No puede ser que una diputada española no pueda presentarse a unas elecciones españolas por una provincia española.
P. -¿Ha notado recelos en el PP catalán?
R. -No, para nada. De hecho tengo una estrecha relación con la dirección actual del PP catalán. Fueron compañeros y amigos míos en el Congreso, Alejando Fernández, Dani Serrano…
P. -¿Ha hablado con Dolors Montserrat que era la que parecía destinada a encabezar Barcelona?
R. -No he hablado con ella, pero encantada de hacerlo. Hace muchos años colaboramos en la reforma del Código Penal en el Congreso. Trabajamos muy bien justas. Tengo la mejor opinión.
P. -¿Entraba en su cabeza regresar a la primera línea política?
R. -No.
P. -Entonces, ¿cómo la convenció Casado?
R. -He seguido siempre en la batalla de la libertad y la democracia en Cataluña. Creamos Libres e Iguales, he estado escribiendo de esto, hablando de esto... Para mí el asunto de Cataluña era prioritario. La historia es bastante sencilla, me llamó para vernos la semana pasada y me dijo 'te voy a proponer una cosa que te puede parecer un poco extraña quizá, ¿qué tal ir de número 1 por Barcelona?' y, lo pensé e inmediatamente la sensación fue 'esto sí'.
P. -¿Qué añade el liderazgo de Casado?
R. -Tiene las convicciones, el coraje y la capacidad de desafío que España, el PP y el espacio liberal conservador necesitan en estos momentos de extrema dificultad. Tiene la fuerza y determinación para afrontar esa tarea.
Va a haber proceso de reagrupación y de unión en un futuro entre quienes compartimos valores"
P. -¿Se puede volver a recomponer el centro derecha? ¿Es culpa del PP que se haya fragmentado o sigue la estela de lo ocurrido en Europa
R. -Todo se está fragmentando. El mundo mediático, por ejemplo. La opinión lo está, es cada persona que escribe un blog o en Twitter. Y ha pasado también en la política. Pero luego podemos ir a lo específico, analizar las causas concretas de lo que ha pasado en España. No creo que esto sea inexorable. Sí va a haber proceso de reagrupación y de unión en un futuro entre quienes compartimos valores e ideas comunes.
P. -La corrupción ha sido uno de los motivos por los que el PP está donde está. Hace poco conocimos la existencia de supuestas cuentas en Suiza de Zaplana. ¿Que sintió ante esa información?
R. -Tristeza, frustración, rabia y decepción enorme, como cualquier persona que observa la actualidad, pero decepción personal cuando ha habido trato personal. Y eso unido a una exigencia muy profunda de justicia en todos los sentidos: que se preserve la presunción de inocencia, que se respeten los plazos judiciales, que la justicia haga su camino y que se depuren responsabilidades. Durante años hubo también una ola purificadora con gente que no era culpable.
Sentí decepción personal ante lo de Zaplana"
P. -El 26-J el PP sacó en Barcelona 4 diputados. ¿Con qué resultado se daría por satisfecha?
R. -No voy a dar cifras porque no quiero entristecerme o quedarme corta. Quiero sacar un buen resultado, sólido, que permita reforzar el constitucionalismo y que el PP vuelva a tener una presencia fuerte en Cataluña.
P. -¿Estamos ante la próxima portavoz del Grupo Parlamentario o del Gobierno? Fue la única cabeza de candidatura que intervino en el acto de presentación de los "números uno".
R. -Se quería trasladar el mensaje de la importancia que el PP da a Cataluña y al desafío separatista. Cataluña es un prioridad para el PP porque lo es para España. Estamos ante una candidata que espera sacar su escaño y varios más.
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