Un sargento de la Guardia Civil ha declarado este martes en el juicio del 'procés' en el Tribunal Supremo que temió que los manifestantes independentistas asaltaran la sede de la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017. “Pensé que iban a asaltar el departamento, que iban a entrar dentro”, declaró el agente ante la Sala que preside el magistrado Manuel Marchena.
El testigo, que participó en el dispositivo policial del 20-S, ha señalado que “el ambiente estaba muy crispado y preveía que iba a haber actos violentos. Pedí sacar a la secretaria judicial de ahí ante el temor de un asalto, había un ambiente muy agresivo" y tuvo miedo de que la letrada de la Administración de Justicia resultara "agredida".
Sobre la concentración llevada a cabo en la puerta de la Consejería ha explicado que “a medida que pasaba el tiempo, ese grupo de personas iba haciéndose más grande” y “hubo un cambio en el ambiente. Ya no solo era en contra de esa actuación (el registro judicial) o que si querían votar. Ya pasamos a insultos, a amenazas de muerte... la actitud se iba crispando cada vez más. Yo preveía que iba a haber actos violentos y entonces decidí ir a hablar con los Mossos que estaban en la calle para proceder a la evacuación de la secretaria judicial porque aquello era ya peligroso".
En un claro relato sobre la violencia en el ‘procés’, el sargento de la Guardia Civil ha explicado que los manifestantes “nos tiraron agua, nos tiraron botellas y ocurrió un hecho gravísimo que quisieron sustraer al detenido de la cápsula de seguridad”, en referencia al ex responsable del Área de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Xavier Puig Farré.
Forcadell, en la concentración
"Volvimos a hacer la misma maniobra, sacamos al señor Farré y de camino al vehículo volvió a pasar lo mismo pero ocurrió un hecho gravísimo y es que los allí presentes intentaron sustraerlo de los guardas que lo llevaban. Entonces comenzaron a golpear el coche y los cristales saltaron. El detenido no daba crédito a lo que estaba pasando y solo decía 'por favor sáquenme de aquí". El agente destacó que las personas que pegaban los cristales a la cara eran “personas que denotaban violencia. No eran caras normales. Era una rabia descontrolada”.
En este sentido, el miembro del Instituto Armado ha puesto de manifiesto que en 25 años trabajando en unidades policiales antidroga y de lucha contra el crimen organizado le "sorprendieron" dos cosas aquel 20 de septiembre: la "rabia" de los manifestantes y la "gran falta de respeto" a la Guardia Civil ya que trataron de sustraer a un detenido de la acción policial.
Como dato novedoso, el testigo ha señalado que vio llegar a la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell en un vehículo oficial que circulaba a cinco kilómetros por hora en dirección contraria entre la gente concentrada y que desde la parte trasera del mismo arengaba a la masa que "abrió paso". "¿Iba a contradirección por Vía Laietana con toda la gente delante?", preguntó la abogada Olga Arderiu, defensa de Forcadell. "Mire, tenía yo bastante allí como para preocuparme por la señora Forcadell", afirmó el guardia.
Te puede interesar
-
La Guardia Civil recupera el ordenador robado a la abogada del novio de Ayuso
-
El "sobre" con el que Aldama amenaza al Gobierno tiene información de Delcy y Venezuela
-
El juez Hurtado pregunta a la Fiscalía las veces que García Ortiz ha cambiado de móvil
-
Aldama y sus socios del fuel temían ser escuchados: "Que me llame por Signal"
Lo más visto
- 1 El "sobre" de Aldama sobre Sánchez tiene información de Venezuela
- 2 Desaparece un pendrive con la prueba por la que está imputado un alto cargo de Justicia
- 3 ¿Quién es Rosauro Varo, el nexo entre Begoña y Telefónica?
- 4 Pesimismo en los socios de Sánchez por el estado de la legislatura
- 5 La derrota de Gobierno obliga a acelerar la negociación del SMI
- 6 La CIA modifica el mapa de Marruecos para incluir el Sáhara
- 7 La Guardia Civil recupera el ordenador robado a la abogada del novio de Ayuso
- 8 La gran sacudida de testosterona de Pedro Sánchez
- 9 El Sabadell se lo pone más difícil al BBVA