Voto a voto, escaño a escaño, provincia a provincia. El PSOE intenta aprovechar al máximo la oportunidad histórica que le brinda la división de la oferta electoral en la derecha para ganar las elecciones once años después de su última victoria. Con ese objetivo, el Comité Electoral del PSOE centra la actividad el presidente del Gobierno y candidato en las 26 provincias decisivas para consolidar esa mayoría electoral y facilitarle a Pedro Sánchez, incluso, la hegemonía en el Senado.
Burgos, Cantabria, Ávila, Valladolid, Ciudad Real, La Rioja, Asturias y Navarra, entre otras, ya han recibido la visita de Pedro Sánchez, que combina el acto institucional matutino como presidente del Gobierno con el mitin vespertino como candidato socialista para justificar así sus desplazamientos en el avión oficial del Gobierno.
Por ejemplo, Pedro Sánchez visitó Cantabria el pasado 12 de marzo. El Falcon presidencial aterrizó en el aeropuerto Seve Ballesteros sobre las 16,30 horas, desde donde la comitiva se trasladó a Santillana del Mar y al Mercado Nacional de Ganados para mantener un encuentro abierto con las organizaciones, cooperativas y colegios profesionales en busca del voto rural. La agenda incluyó una visita institucional al Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira y finalizó con una reunión con jovenes en la bolera Severino Prieto.
Fuentes del Comité Electoral del PSOE explican que Sánchez peinará todas las provincias que reparten entre uno y cinco escaños, 26 aparte de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Se trata de Soria, Ávila, Cuenca, Guadalajara, Huesca, Palencia, Segovia, Teruel, Zamora, Salamanca, La Rioja, Ourense, Lugo, Lérida, León, Cáceres, Burgos, Albacete, Álava, Cantabria, Castellón, Ciudad Real, Huelva, Jaén, Navarra y Valladolid. En un sistema electoral de cinco partidos como el actual, los que queden en cuarta y quinta posición en esas circunscripciones no obtendrán escaño y los votos que reciban serán inútiles.
Este diseño electoral, adecuado al anterior sistema bipartidista, perjudicó durante décadas a Izquierda Unida. Ahora los damnificados pueden ser Podemos, PP, Ciudadanos y Vox, según la posición en la que queden cada uno en votos en cada una de esas provincias el 28-A. Esas circunscripciones reparten unos cien escaños y entre 25 y 30 pueden bailar entre dentro y fuera por cada partido.
De momento, el presidente y candidato ha visitado Valencia, Barakaldo, Santander, Sevilla, Mérida, Granada, Ávila, Vitoria, Ciudad Real, Valladolid, La Coruña, Cantabria, Burgos, Gijón, Logroño y Pamplona, a los que sumará Alicante el sábado y Almería el viernes 29.
Pedro Sánchez arrancará la campaña electoral formalmente el 12 de abril en la localidad sevillana de Dos Hermanas, en la que anunció que se presentaría a las primarias del PSOE en enero de 2017 tras haber sido derribado de su liderazgo por los barones territoriales.
Las grandes victorias electorales del PSOE se han basado históricamente en sus triunfos en Andalucía y Cataluña, las comunidades más pobladas. Pedro Sánchez perdió en ambas en los comicios de junio de 2016 hundiendo a su partido en sus peores resultados de la historia, aunque logró evitar el sorpasso como segunda fuerza política con el que amenazaba el auge de Podemos. Con el partido de Pablo Iglesias en descomposición y la plataforma electoral de estos ocho meses de Gobierno, el PSOE confía en recuperar la primera posición en sus dos feudos tradicionales y conseguir una victoria electoral once años después de la última de José Luis Rodríguez Zapatero.
Los socialistas confían en pasar de los 558.000 votos logrados en Cataluña en 2016 a unos 700.000 el 28 de abril y rebasar los 1,3 millones cosechados en Andalucía en las últimas generales. La pérdida del Gobierno andaluz por el pacto entre PP, Cs y Vox movilizará al electorado progresista en favor de Sánchez en la comunidad, según las proyecciones socialistas. El PSOE completaría esos dos millones de papeletas con su victoria en Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Madrid, País Vasco y La Rioja, así como en en Ceuta y Melilla, según pronostica el último CIS. Esos resultados teñirían de rojo buena parte del mapa electoral de España y darían pie al “cambio de época” que Pedro Sánchez persigue conseguir en estas elecciones.
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