En tiempos de expectativas políticas a la baja, el doblete de Andrea Levy como seis en la lista encabezada por Pablo Casado para las elecciones generales, además de previsible dos para la candidatura al Ayuntamiento de Madrid con José Luis Martínez Almeida, ha escocido a más de uno en el PP. Levy es, además, vicesecretaria de Estudios y Programas y, por tanto, la responsable de la oferta programática con la que su jefe de filas se presenta a la consulta del 28 de abril.
La consigna lanzada por Génova de que no se podían compatibilizar más de dos cargos no se ha aplicado a la catalana. La intención era doble, por un lado, garantizar la dedicación exclusiva en un Parlamento que, se gobierne o se ejerza la oposición, exigirá de mucho diálogo, consenso y pacto y, por otro, asegurar un acomodo lo más amplio posible para que nadie se quede fuera, desplazado, cuando hay tanta demanda para tan poca oferta.
Ha habido otros alcaldes que tenían asiento en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Es el caso del regidor de Boadilla del Monte (Madrid) Antonio García Terol. Terol fue un "casadista" de primera hornada, de hecho, estuvo en el germen de la candidatura de Casado junto a Teodoro Garía Egea, Javier Maroto, Guillermo Mariscal y José Ignacio Echániz. Asimismo, formó parte de la terna final que el líder del PP manejó a la Comunidad de Madrid, para la que se dio por segura su candidatura, y al ayuntamiento junto a Isabel Díaz Ayuso y Martínez Almeida. Finalmente la elección recayó en Díaz Ayuso. Terol repite en la lista al Congreso. Ahora va de 7 de por Madrid, precisamente tras Levy y acumula también cargos en el PP nacional y en el regional.
Escaño a precio de oro
Casado ha intentado tranquilizar a todos señalando que nadie se quedaría tirado. El pasado 27 de febrero, durante una reunión con su Grupo Parlamentario del Congreso les dijo a los suyos que habría "huecos para todos". Pero la posibilidad de perder hasta cuarenta escaños en la Cámara Baja y otros tantos en la Alta cotiza a precio de oro cada asiento en el Congreso y el Senado "y mucha gente no entiende como se puede ir a las generales, a las municipales además de ser vicesecretaria en Génova", según señala una dirigente popular.
Tras conocer que irá de número seis en la lista a las generales por Madrid además de en la municipal, se sucedieron las llamadas cruzadas de muchos dirigentes territoriales que creen que hay un trato de favor, aunque el suyo no sea el único caso. Levy quería salir de Barcelona, donde la tensión que genera el independentismo hace muy difícil el día a día de los políticos que no comulgan con el desafío independentista. De hecho, Levy va escoltada en Cataluña. No es la única. Interior también puso protección a Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona avalado, entre otros, por Ciudadanos.
En el entorno de Martínez Almeida no confirman la presencia de Levy
Sin embargo, tampoco está dicha la última palabra. Hay quien vaticina que "caerá de la lista al ayuntamiento de Madrid en cuanto a Martínez Almeida le empiecen a llegar las quejas" y, precisamente, desde el entorno del alcaldable y ante la pregunta directa de si confirman el aterrizaje de Levy, responden con un escueto "no", aunque no aclaran si es por considerarlo prematuro o por si Génova se ha apresurado a dar por hecho algo que el equipo municipal no tiene nada claro. El propio Almeida, afirmó durante un almuerzo informativo el lunes de la semana pasada que no se planteaba a su inclusión.
No han levantado ampollas la elección de la politóloga Edurne Uriarte y del economista Daniel Lacalle para la lista por Madrid, que, en general, han caído bien en el PP. Sin embargo, tanto una como otro no se lo pusieron fácil a Casado, sobre todo Lacalle, a quien le ha costado más abandonar su actividad privada para dar el salto a la denostada política.
Y todo ello con un resultado más que incierto, a pesar de ser desde hace mucho tiempo el economista de cabecera de Casado. De hecho, no falta quien hubiera preferido a alguno de ellos de número dos de la candidatura por entender que Adolfo Suárez Illana -con el que el líder del PP quiere representar el legado del primer presidente del Gobierno de la Transición, Adolfo Suárez- carece del tirón político necesario "en los tiempos actuales en los que la política es sobre todo comunicación e imagen", según afirma un antiguo ministro.
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