Pablo Iglesias ya no vende. El secretario general de Podemos volvió a la escena política el pasado sábado en un acto multitudinario con críticas a los bancos y a los medios de comunicación. Desde entonces, el dirigente se ha paseado por los platós de las principales cadenas de este país con resultados de audiencia más que cuestionables. Si hace cuatro años todos los ojos estaban puestos en Pablo Iglesias, su regreso a la vida pública ha sido la confirmación de su desgaste y ha producido un efecto adverso: ha empeorado la audiencia habitual de los programas a los que ha asistido.
El sábado, después de cargar duramente contra los medios de comunicación, acudió a La Sexta Noche a conceder una larga entrevista. El secretario general de Podemos, que en 2014 y 2015 batía los récords de audiencia y que llegó a reunir a 5 millones de espectadores delante de la televisión en un programa de Salvados, logró el pasado sábado un discreto 8,7% de share, cuando en noviembre de 2014 en el mismo programa disparó las audiencias a casi al doble, consiguiendo el 16,2% de la cuota de pantalla. El programa del pasado sábado fue el 19º más visto, por detrás de gran parte de la parrilla televisiva. La esperada vuelta de Iglesias anunciada con un cartel fallido también falló en cuanto a audiencia.
El lunes Iglesias volvió a la carga con una entrevista con Pedro Piqueras en el informativo nocturno de Telecinco. También entonces obtuvo unos pobres resultados, con un 13,2% de share -cuando normalmente ese espacio televisivo oscila entre el 15 o el 16%- y en séptimo puesto por detrás de los informativos de Antena 3 o El Hormiguero.
A El Hormiguero acudió Iglesias un día después, el martes, cuando consiguió pinchar los datos de audiencia de un espacio que suele ser el más visto. El líder de Podemos consiguió 2,4 millones de espectadores, un 12,5% de share que quedó en un segundo puesto frente al liderazgo habitual del programa de Pablo Motos. Al día siguiente, el miércoles, fue al mismo programa el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, consiguiendo ser la franja más vista de la parrilla y alzándose con el minuto de oro del día. No es la primera vez que Iglesias acude a este programa: en noviembre de 2015 Iglesias también acudió al espacio de Pablo Motos y consiguió 3,8 millones de audiencia, casi el doble que en esta última ocasión.
Pablo Iglesias ha llegado a ser el líder político peor valorado entre sus propios votantes, según el CIS
Los malos datos televisivos y el escaso interés que despierta el secretario general de Podemos responden al desgaste sufrido en los últimos dos años, a raíz de la pugna de Vistalegre 2, cuando laminó a gran parte del partido y cuando verticalizó su estructura. La imagen agresiva del político ha terminado por generar rechazo entre su propio electorado, e Iglesias ha llegado a convertirse en el líder peor valorado entre sus propios votantes, según el Centro de Investigaciones Sociológicas. Podemos ha negado sistemáticamente el rechazo del público a Iglesias; uno de los pretextos que utilizó hace un año fue que "arrasa" en las audiencias, en una máxima que a estas alturas también se ha dejado de cumplir.
En sólo un año Iglesias ha profundizado su caída en popularidad. El declive comenzó con la polémica compra de su chalet de lujo en Galapagar, que fue muy criticada dentro y fuera de Podemos. El líder de Podemos puso a funcionar el aparato del partido para salir en su defensa e impuso una consulta para legitimarse después del bache. Sin embargo, el que hace años fuera una referencia para la izquierda ha quedado tremendamente cuestionado. Dentro de Podemos el político de Vallecas obtuvo el rechazo de un tercio del partido, que pedía su dimisión.
Tampoco el escenario de alianzas ha ayudado a mejorar su imagen. Iglesias ha roto todos los puentes con sus antiguos aliados, y ni siquiera las fuerzas abiertamente favorables al pacto electoral, como Izquierda Unida, han soportado los "desplantes" del partido morado en lugares clave, como la Comunidad de Madrid, donde IU ha emprendido un camino en solitario.
En Valencia y Galicia, Compromís y En Marea también han rechazado la coalición. A esto se suma que Podemos ha perdido a la mayoría de sus bastiones municipales, como el de Manuela Carmena en Madrid, que ha emprendido su carrera junto a Iñigo Errejón. La negativa de Iglesias a hacer concesiones para reunificar la organización ha llevado a que el partido se enfrente ahora a sus peores pronósticos electorales. Y todos ponen los ojos en Iglesias como principal responsable de esta crisis y de la fractura de Podemos.
Este domingo Iglesias se enfrenta a su último examen: tiene previsto acudir a El Objetivo de Ana Pastor. El líder de Podemos planea para este espacio una estrategia especialmente beligerante, con duras críticas contra los medios en general y contra la presentadora del programa en particular. Una fórmula con que pretende dar continuidad a uno de sus argumentarios habituales recuperados para la campaña electoral, consistente en desacreditar a la prensa y señalarla como culpable de una campaña contra el partido. Un planteamiento que ya desarrollaron cuando lanzaron el concepto de 'La trama' y 'El Tramabús' sin demasiado éxito.
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