No, no, no, no. El reloj avanza a ritmo de no hacia el 12 de abril con el enigma del Brexit por desentrañar. Los parlamentarios británicos, que ahora controlan la agenda del Brexit, han vuelto a rechazar con cuatro noes las alternativas al plan de May, también vapuleado tres veces. Y no es la broma del Día de los Inocentes (1 de abril en Reino Unido).
La enmienda que se ha quedado más cerca de la victoria propone un Brexit blando, con unión aduanera. A tres votos se ha quedado la iniciativa del europeísta tory Ken Clarke.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, se ha apresurado a señalar que igual que se ha votado en tres ocasiones el Acuerdo de May, también pueden los parlamentarios volver a plantearse todas las alternativas el miércoles.
De las ocho propuestas elaboradas por los parlamentarios, el speaker John Bercow había seleccionado cuatro: dos de ellas suponen un Brexit más blando que el planteado por May, la llamada Mercado Común 2.0 y otra sobre la unión aduanera, que ha logrado 273 votos a favor y 276 en contra. El Mercado Común 2.0 ha recabado 261 síes y 282 noes.
El conservador Nick Boles, que había propuesto esta enmienda también llamada Noruega plus, ha anunciado que no seguiría sentado con los conservadores porque no trabajan "por el compromiso".
I am resigning the Conservative whip with immediate effect. The Conservative Party has shown itself to be incapable of compromise so I will sit as an Independent Progressive Conservative.
— Nick Boles MP (@NickBoles) April 1, 2019
La aprobación de cualquiera de estas vías de Brexit blando habría colocado a May en un dilema: si no hacía caso de la mayoría parlamentaria se enfrentaría al Legislativo y si no lo hacía, gran parte de su partido y de su gobierno ayudarían a su caída.
La unión aduanera implicaría dejar el control de los acuerdos comerciales sometida a la UE, algo que querían dejar atrás al salir de la UE.
Una tercera enmienda, planteada por los laboristas Peter Kyle y Phil Wilson, abogaba por la celebración de un referéndum que confirme el plan acordado por el Parlamento (no sería un segundo referéndum sobre la salida exactamente. Ha cosechado 280 síes y 292 noes.
La cuarta ofrecía la posibilidad de elegir, en caso de que se llegue al día 10 sin un plan, entre la salida sin acuerdo y la revocación del artículo 50, es decir, la permanencia en la UE. El no se ha impuesto en este caso por más de 100 votos.
En este tuit de los laboristas se ve la papeleta y un resumen de las alternativas que se han votado.
MPs are now voting on four propositions for #IndicativeVotes2 on light blue coloured 📝 between 8pm-8.30pm:
(C) Customs Union - Clarke
(D) Common Market 2.0 - Boles
(E) Confirmatory Public Vote - Kyle/Wilson
(G) Parliamentary Supremacy - Cherry pic.twitter.com/550xBpSAMk— Labour Whips (@labourwhips) April 1, 2019
Por primera vez, los laboristas hicieron público su apoyo a un plan distinto al suyo. Han respaldado la llamada enmienda sobre el Mercado Común 2.0, propuesta por los conservadores Nick Boles, Robert Halfon, Caroline Spelman, los laboristas Stephen Kinnock y Lucy Powell junto al nacionalista escocés Stewart Hosie. Había esperanza en que este Mercado Común 2.0 consiguiese romper el bloqueo, pero no ha sido así.
Brexit más 'blando'
El líder laborista, Jeremy Corbyn, ha aclarado que suscribían esta enmienda, no porque coincidan con todo lo que defiende, sino para "romper el bloqueo". También han apoyado la unión aduanera. A la vez que abogan por convocar elecciones generales. Dio a conocer la carta de Corbyn Patrick Maguire, de The New Statesman en su Twitter.
Letter from Jeremy Corbyn to all Labour MPs ahead of this evening’s votes pic.twitter.com/sUX2tSmSey
— Patrick Maguire (@patrickkmaguire) April 1, 2019
El Mercado Común 2.0 supondría una vuelta a la relación económica que el Reino Unido tenía con la Comunidad Económica Europea en los 70 y 80. El Reino Unido pertenecería a la Asociación Europea de Libre Comercio y al Espacio Económico Europeo (al que pertenecen los miembros del a UE junto a Noruega, Islandia y Liechtenstein).
Se llegaría a un acuerdo aduanero, con el visto bueno británico sobre los acuerdos comerciales, hasta que hubiera una solución que evitara la frontera entre las dos Irlandas y el libre movimiento de mercancías.
Este modelo, que también se denomina Noruega plus, se considera el menos lesivo para la economía pero está muy lejos de esa recuperación del control que reclamaban los defensores del Brexit en 2016.
Para May traspasa las líneas rojas de lo que votaron los británicos en el referéndum del 23 de junio de 2016 y para los brexiters como Boris Johnson o Jacob Rees-Mogg es como mentar al diablo. Los cuatro noes del lunes supone un alivio para May.
A su vez, la enmienda que ha propuesto el conservador europeísta Ken Clarke defiende que el Reino Unido permanezca en la Unión Aduanera, como Turquía. Supondría que el Reino Unido mantendría las normas arancelarias de la UE y fijaría sus cuotas con terceros países. No resuelve la cuestión de la frontera interirlandesa, el gran problema del Acuerdo de Salida de May.
En este caso, la Unión Europea aceptaría que el Reino Unido saliera el 22 de mayo, justo antes de las elecciones europeas, según ha publicado The Guardian. Ha vuelto a ser derrotada por tres votos.
Después de fracasar en su intento de aprobar el Acuerdo de Salida antes del 29 de marzo, May pidió una prórroga a los Veintisiete, que han dado dos opciones. El Reino Unido saldrá el 12 de abril sin acuerdo, si no logra un consenso sobre opción alguna, o bien puede quedarse hasta el 22 de mayo si tiene un plan.
El ministro del Brexit, Stephen Barclay, ha anunciado que el martes el Gobierno estudiará el camino que puede seguirse ahora. Mientras no haya consenso, la salida a las bravas es la única que tiene fecha en el calendario, el 12 de abril.
Para contar con más tiempo el Reino Unido tendría que justificarlo por celebrar elecciones anticipadas, por ejemplo, o alguna otra alternativa que convenza al Consejo Europeo. El bloqueo es tal en la política y en la sociedad británica que pocos creen que se pueda salvar ni siquiera con una nueva convocatoria electoral.
El voto de las enmiendas es indicativo, es decir, no vinculante para el Gobierno de May, que está en desacuerdo con todas las iniciativas, de ahí que suponga cierto alivio que no se haya impuesto un Brexit blando, aunque cuenta con más apoyos que el Acuerdo de May.
En esta ocasión el voto es con papeletas, no con el tradicional desplazamiento a los lobbies del sí o del no, de modo que el recuento es más lento.
Salida sin acuerdo
En el gabinete conservador hay ministros que reconocen que debería haberse defendido un Brexit más blando, otros incluso admiten un segundo referéndum, hay quien ve inevitable la convocatoria de elecciones.
A su vez, los brexiters han recogido 170 apoyos a favor de la salída sin acuerdo. No quieren de ninguna manera una ampliación más larga y abogan por dejar la Unión Europea el 12 de abril.
El ministro del Brexit ha asegurado ante los parlamentarios que no es uno de los firmantes, ya que despacha con frecuencia con la primera ministra y ella sabe cuál es su opinión.
Julian Smith, jefe de disciplina conservador, ha reconocido en un documental de la BBC que después de las elecciones de 2017 el Gobierno tendría que haber reconocido que se necesitaba un Acuerdo que mantuviera estrechos lazos con la UE (Brexit blando).
Según Smith, May ha convivido "con los gobiernos menos disciplinados de toda la historia británcia".
En la sesión parlamentaria del lunes, el europeísta Ken Clarke ha pedido a los “honorables miembros del Parlamento” que se aclaren y permitan que el Reino Unido salga del “caos”.
La anécdota de la jornada tuvo como protagonista a un grupo de ecologistas que se desnudó en la tribuna de invitados en demanda de más atención a la lucha contra el cambio climático.
BREAKING: Extinction Rebellion activists strip off in House of Commons public gallery to call attention to the ‘elephant in the room’ — Climate and Ecological Crisis #ExtinctionRebellion #TellTheTruth @HouseofCommons pic.twitter.com/VO8l31XRne
— Extinction Rebellion ⌛️ (@ExtinctionR) April 1, 2019
El viernes May afrontó su tercera derrota en el Parlamento británico. Por 58 votos los Comunes volvieron a rechazar el Acuerdo de Salida, al que llegó a finales de noviembre con los Veintisiete.
La única nota optimista es que en cada votación cuenta con menos votos en contra: la primera vez 240 de diferencia, la segunda 149, la tercera, 58. Queda lejos de esos tres votos de diferencia de la alternativa de la unión aduanera de Clarke. Nadie aventura qué pasaría si hubiera una cuarta vez. Y, no se rían, no se descarta.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció el viernes que los Veintisiete se reunirían el miércoles 10 de abril para afrontar la cuestión de la salida británica.
A diez días del 12 de abril, cuando el Reino Unido saldría sin acuerdo, en caso de que no haya una opción sobre la mesa, May sigue acorralada y cada vez más aislada, en su gobierno y en el Parlamento. Prometió que sacaría al Reino Unido de la Unión Europea pero es ella quien se ha quedado atrapada en las redes del Brexit.
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