"Cuanto más Vox, más Pedro Sánchez", dicen en el cuartel general de los populares como mensaje troncal con el que afrontar la campaña electoral que arranca el jueves por la noche. No es, sin embargo, nuevo. Pablo Casado sabe que ésta es una lucha "de libro por el voto útil" y en eso lleva empeñado desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, convocó a los españoles ante las urnas el 28 de abril. No es fácil, sin embargo, modular este mensaje para que resulte efectivo y no se les vuelva en contra. ¿El riesgo? enfadar a un electorado, el de Vox, en su gran mayoría proveniente del PP, para quien su voto es más que nada una declaración de intenciones, una patada al tablero de juego, incluso una cuestión de fe y al que cuanto más se ataque, "más se puede encastillar", dice un destacado dirigente popular.
Los mensajes respecto a que un altísimo porcentaje de voto a Vox va a ir "a la basura" y no es más que "papel mojado" constituyen, a juicio de otra fuente consultada argumentos que lo único que pueden hacer es airar a las personas a las que se quiere atraer. Aunque el argumento sea cierto y la ley electoral española impida traducir en escaños buena parte del voto ciudadano "hay que hablar con respeto a ese votante, defender su legitimidad a escoger otro partido que no sea el PP, pero explicarle al tiempo lo que puede pasar con su papeleta, con pedagogía y claridad".
Explican estos dirigentes que no se trata de contemporizar con Vox, "ni mucho menos", -incluso aplauden la arremetida de José María Aznar contra Santiago Abascal-, pero sí con su potencial votante, de modo que sea capaz de mudar de papeleta en el colegio electoral "para hacer posible el cambio político en España". Incluso a Casado le han llegado a decir textualmente alguno de los suyos que "quien imita al original, fracasa", para alertarle del riesgo de un giro a la derecha del partido que le quite identidad propia.
Aznar se vuelca en la campaña mientras que Rajoy sólo hará un mitin
En este sentido, debates como el de las armas, le han permitido marcar distancias con el líder de Vox, aunque no cabe duda de que la elección de perfiles como el de Cayetana Álvarez de Toledo para Barcelona, o la inclusión en las listas de otros nombres que fueron hipercríticos con la etapa de Mariano Rajoy, esto es, el del secretario general de FAES, Javier Zarzalejos; el ex consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, o la que fuera una de las fundadoras de la Red Floridablanca, Isabel Benjumea, endurecen la imagen del primer partido de la oposición.
En esa estrategia se encuadra el destacado papel que el ex presidente del Gobierno José María Aznar tendrá en esta campaña, a diferencia de su homólogo Mariano Rajoy. Este fin de semana volvió a tierras levantinas, en concreto a Elche (Alicante), en apoyo de la candidata a la presidencia autonómica, Isabel Bonig, y también aprovechó para mitinear por la tarde en Murcia con el secretario general popular, Teodoro García Egea, y con Fernando López Miras. El día 12 irá a "territorio hostil", esto es, Barcelona junto a Álvarez de Toledo y, conforme su estilo, seguro que no defrauda. Es, en muy buena medida, el antídoto a lo de la "derechita cobarde" y un intento de regreso a las esencias que podría seducir a una parte del electorado de Vox. Rajoy, en cambio, no tiene previsto más que participar en un acto de campaña, el domingo 14 y en Pontevedra en respuesta a la llamada de su amiga y presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor.
También le han pedido a Casado más claridad expositiva "y que deje de hablar de porcentajes en función de si la circunscripción reparte tres o, cuatro o cinco escaños". No se le puede negar al candidato del PP sus esfuerzos por explicar cómo funciona la Ley D´Hont, pero apuestan por la simplificación y el máximo de los respetos para acercarse a ese ex votante al que mueve tanto su apuesta por Abascal como por desalojar a Pedro Sánchez de la Moncloa.
"El 55 por ciento del voto de Vox y Cs no tendrá escaño", aseguran en Génova
Génova asegura, por datos de distintas empresas demoscópicas con las que trabajan, que "el 55% de los votos de Ciudadanos y de Vox no van a tener escaño". Pura matemática electoral. La coalición Izquierda Unida, primero y, más tarde, UPyD, clamaron en el desierto durante años. Pero el sistema tiene un elemento corrector que beneficia a los partidos más votados para asegurar la gobernabilidad. En otros países de nuestro entorno eso se solventa con una doble vuelta a la que sólo concurren los dos partido más votados o con una prima de escaños para facilitar la formación de gobierno.
El PP "experimenta una línea es ascendente frente a un Ciudadanos y Vox, que parecen haber tocado techo", dicen, lo que significaría que el discurso del voto útil "comienza a hacer efecto", añaden en este caso fuentes del entorno de Casado aunque admiten que el bloque de centro-derecha no suma todavía para gobernar. Si al principio ese llamamiento parecía circunscribirse sólo a pequeñas provincias, donde el objetivo era hacer una campaña capilar, casi de puerta a puerta, ahora se extiende a grandes núcleos urbanos como Valencia -que también celebra elecciones autonómicas el 28 de abril- o Madrid, donde el partido de Abascal tiene más posibilidades de crecimiento potencial.
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