Manuel Valls (Barcelona, 1962), ha entrado en la batalla por el Ayuntamiento de Barcelona, convencido de que dejarlo en manos del independentismo y el populismo de Ada Colau "sería un desastre" y lamenta la "frivolidad" con la que los grandes partidos nacionales se han desentendido a su juicio de la batalla por la capital catalana. Tras un año de preparación ha empezado a desgranar sus fórmulas para la capital catalana: más seguridad, impulso económico y un nuevo plan urbanístico para impulsar la construcción de vivienda. Como guinda, propone presentar la candidatura de Barcelona para unos nuevos Juegos Olímpicos en 2032. "Necesitamos ilusión", asegura.
Pregunta.- Usted que viene de la política francesa ha advertido del auge de Vox y ha llegado a enviar una carta a Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera para que se reproduzca en España un pacto de estado que excluya a la extrema derecha. ¿Le preocupa su falta de eco?
Respuesta.- Como alcaldable en Barcelona me preocupa igual sino más el hecho de que se deje el futuro de España en manos de los separatistas. Los que quieren romper con España o los que votan en el Parlament y el Ayuntamiento manifiestos contra la Constitución son los separatistas y los amigos de la señora Colau. Por eso pido al PSOE que no deje el destino del país en estas manos, como digo a los otros que no pueden dejar el país en manos del nacional populismo. Sé que es difícil decir con quien pactarás antes de las elecciones, pero no podemos dejar el destino del país en manos de los separatistas y los populistas. Además, a nivel de Europa los grandes partidos, PPE, PSE, ALDE y ecologistas pactarán frente los populistas y aquí pasará igual.
P.- ¿Le deja fuera de juego el hecho de que Macron se haya declarado más próximo al PSOE que a Ciudadanos en los últimos días?
R.- Eso es una fake new. Macron siempre ha dicho que quiere una alianza europea, una coalición con el PP europeo sin Orban, con el Partido Socialista Europeo y Alde. Esa alianza es imprescindible, pero tiene que servir para reformar Europa. Aquí el socio natural de En Marche es Cs, pero también buscan a los socialdemócratas que gobiernan España y Portugal, o Tsipras en Grecia, para constituir una mayoría en Europa. El PSOE y el PSC tienen que salir de la ambigüedad, me preocupan las frases de Iceta y la idea de que mañana un Gobierno de España pueda tener como apoyos a Podemos y los separatistas. ERC no es nada moderada, Ernest Maragall quiere hacer de Barcelona la palanca del separatismo. Creo que Barcelona es casi más importante que las generales y hay frivolidad en Barcelona y Madrid respecto a lo que puede pasar aquí en las municipales. Si Barcelona cae en manos de los separatistas será un desastre para Barcelona pero tendrá también consecuencias políticas en el resto España, porque dará fuerza y proyección internacional al procés. Sería un desastre y el único que puede ganar y recuperar Barcelona soy yo.
PSC y PSOE deben salir de la ambigüedad sobre el separatismo, ERC no es nada moderada"
P.- En este contexto, Albert Rivera le ha puesto muy caro un futuro pacto con el PSC en Barcelona al vetar al PSOE.
R.- Ya veremos lo que pasa el 28-A, España necesita grandes pactos de Estado, sobre todo para el problema catalán, que no es un tema de seis meses, es cosa de años. Es una batalla cultural, tenemos que derrotar al nacionalismo y ellos llevan en este combate desde hace más de 30 años. Tienen un relato, ¿Cuál es el relato de España y de los constitucionalistas? Pero en Cataluña dependerá del PSC y por mi parte no hay veto para los pactos los constitucionalistas. Jaume Collboni habla de pacto de izquierdas, pero ¿con quién, con la CUP, con Colau, con ERC? Eso es un viejo lenguaje, en Cataluña lo que necesitamos en recuperar Barcelona. Mi lista representa la transversalidad pero con valores claros, constitucionalistas, progresistas y europeístas.
P.- ¿Cree que la referencia de Miquel Iceta al 65% es un globo sonda?
R.- Él ha dicho que no lo era y tengo ganas de creerlo. Pero lo ha dicho, como habló de indultos en la campaña de 2017. No se puede jugar con esas palabras. Hablar de indultos cuando no ha habido una sentencia da la impresión de una forma de presión sobre la justicia. Y hablar de referéndum es un error porque entras en el lenguaje de los soberanistas. Tenemos que ser muy claros, una cosa es reforzar el autogobierno o no, de preservar la España de las autonomías que está en la Constitución. Pero si entras en el lenguaje de los nacionalistas les haces una concesión, bajas los ojos y pierdes fuerza. Cuando Torra planteó las 21 condiciones o habló de un relator es lo mismo, luego echaron atrás porque vieron el desgaste que podía suponer. Debemos defender lo que somos, una democracia. Y el derecho a decidir no es aceptable, no se puede separar una región del resto de España. Falta firmeza, y no es cuestión de amenazar con un 155, el 155 no se habla, se hace.
P.- Decía que el problema catalán es complejo y necesitará tiempo. ¿Proponer un 155 es una respuesta fácil a un problema difícil?
R.- El 155 puede ser necesario, depende de las condiciones. Se aplicó cuando creo que era necesario y si se rompe otra vez el pacto constitucional se tendrá que aplicar. Pero lo importante es que Cataluña necesita más Estado y un autogobierno que trabaje, que no es el caso hoy. Eso necesita victorias electorales de los constitucionalistas y no guiños a los independentistas, primero en Barcelona y después en la Generalitat. Necesitamos un pacto de Estado de los constitucionalistas para recuperar una parte de la opinión catalana y eso se hace con firmeza y actos. Necesitamos un gran pacto de Estado con Barcelona, yo quiero traer parte de El Prado a Barcelona, solucionar el problema de Cercanías, demostrar que el Estado es útil. El gran debate es si queremos una gran ciudad catalana, española y europea o la capital de una hipotética república catalana que se hunde y no tiene futuro ni en España ni en Europa. No aceptemos el racismo y supremacismo en los textos del president Torra y seamos firmes en la defensa del bilingüismo. Yo quiero ser útil en eso como alcalde de Barcelona.
P.- ¿Qué opina de la carta de esos 40 senadores franceses en defensa de los procesados por el 1-O?
R.- Los 40 senadores o el voto de la región de Occitania. Demuestra la ignorancia de lo que es España en ciertos círculos que no son los del Gobierno, por supuesto. En este sentido tenemos que seguir el trabajo de convicción porque cada país mira al vecino con sus propios tópicos. Es una vergüenza lo que han hecho esos senadores, de una ignorancia insoportable.
Es una vergüenza la carta de los senadores franceses, de una ignorancia insoportable"
P.- ¿Por qué presentar una nueva candidatura a unos Juegos Olímpicos de verano cuando Barcelona parecía haber superado la política de los grandes eventos?
R.- No hay contradicción. Barcelona se ha degradado mucho y necesita buena gestión para recuperar seguridad, limpieza, iluminación, para que el espacio público sea de todos, políticas de vivienda y de lucha contra la pobreza. Pero necesitamos ilusión, optimismo, y necesitamos una visión metropolitana. Necesitamos grandes políticas culturales, una planificación urbana, y proyectos económicos, culturales… Y los Juegos Olímpicos. Ya hay un proyecto.
P.- Las olimpiadas del 92 sirvieron para abrir Barcelona al mar. El último gran proyecto de expansión urbanística es el eje de La Sagrera, todavía pendiente. ¿Qué aportarían unos nuevos juegos?
R.- Hay dos opciones: los Juegos Olímpicos de invierno, con el apoyo de los españoles en el Comité Olímpico Internacional y por supuesto del comité español, que puede permitir unos juegos Barcelona-Pirineos-Aragón. Tiene una lógica de consenso territorial. Y unos juegos de verano en 2032, recordando que todas las grandes ciudades olímpicas han repetido juegos: Los Ángeles, Londres, París, Pekín, Tokio. Permitiría poner el deporte en el centro de un proyecto de ciudad. No sólo los equipamientos, el deporte como valores de solidaridad, implicación. Y desde el punto de vista urbanístico, desarrollar la ciudad de la Marina a El Prat. Aquí hay un triángulo de oro que no existe en muchas ciudades, formado por el Aeropuerto, la Zona Franca y el Puerto. Sin olvidar que tenemos que acabar ese eje de La Sagrera y Glorias que va a cambiar el norte de la ciudad y nos permitirá recuperar los barrios del Besós, que no van bien.
P.- Un nuevo plan urbanístico.
R.- Construir más y mejor. Tenemos una densidad de 15.000 habitantes por metro cuadrado, Hospitalet son 23.000 y París 32.000. Hay 82 solares públicos, espacios en Sant Martí y La Marina, y los juegos olímpicos son una palanca además de un proyecto ilusionante. Tenemos el proyecto de los juegos de invierno pero yo voy a abrir el debate sobre los juegos de verano.
P.- Ha abierto también el debate sobre la vivienda, prometiendo construir 20.000 pisos protegidos entre Barcelona y su área metropolitana. ¿Cómo se hace y cuanto cuesta?
R.- No sé cuanto cuesta, lo que sé es que hay 38.000 personas que piden una vivienda protegida en Barcelona, el precio del alquiler ha subido entre un 20% y un 40% y el parque público de Barcelona -por razones históricas del modelo español- es de apenas el 2%. Tenemos que imaginar otro modelo. Hay un modelo del castigo y las normativas que creo que van a impedir la inversión. Las reglas del juego deben respetarse, por supuesto hay que multar a los que se las saltan y ha habido muchos abusos en España. Pero la única forma es el pacto con el sector privado. Barcelona tiene un activo que son los solares públicos. Para que no sea un peso para el presupuesto de la ciudad tenemos que jugar con ese activo y solucionar la burocracia. Tenemos que construir más, pero necesitamos una planificación metropolitana. De las 10.000 viviendas que propongo para Barcelona un 75% serían con alquiler social, y aquí tenemos que jugar con el mercado y pactar. Si hay seguridad jurídica es posible, y aumentar la oferta es una de las opciones para bajar el precio del alquiler.
P.- Facilitando el acceso de promotores privados a ese suelo público disponible estarían dispuestos a ceder el 75% para viviendas de alquiler a precio regulado.
R.- Sí, de los solares públicos. Creo que es posible. No creo en la medida del 30% -de reserva en todas las promociones que ha aprobado Ada Colau- aquí no funcionará: subirán los precios para el 70% restante y se irá la inversión porque cambian las reglas del juego.
P.- Su objetivo es dedicar el grueso del presupuesto municipal a seguridad y políticas sociales. Eso deja a la vivienda en segundo plano en términos presupuestarios.
R.- Sí porque la política de compra directa no funciona. Si la vivienda es una competencia metropolitana los recursos pueden ser más importantes y yo quiero impulsar esa idea. Pero el dinero publico no es suficiente. Pueden ayudar la Generalitat o el Estado, con leyes que regulen el precio del alquiler; aunque hay límites a esas políticas, porque el mercado juega con todo eso. En París hay un 20% de reserva para vivienda social, se ha tratado de moderar así el precio del alquiler y es una de las tres ciudades más caras del mundo. A veces buenas intenciones llevan a resultados muy negativos. El dinero publico debe ir a ayudar a las necesidades de urgencia, conjuntamente con otras instituciones y entidades sociales, para la gente que está en la calle. Para lo otro debemos privilegiar el pacto con el sector privado, en unos momentos en los que además no hay dinero público.
P.- Otra de sus batallas es la seguridad. ¿Barcelona es hoy en día una ciudad insegura?
R.- Hoy sí. Era una de las ciudades más seguras de Europa, hoy ha bajado en casi todos los ránkings económicos o culturales y en cambio se sitúa como la primera ciudad de España en crecimiento de la delincuencia. De un sentimiento de inseguridad hemos pasado a la realidad de la inseguridad. La gente es víctima directamente de hurtos o pequeños delitos, de ver un acto violento, de la ocupación del espacio público con los manteros, o ver situaciones que asustan mucho en el Raval. Es una preocupación que una gran mayoría de la población de Barcelona. 200.000 actos delictivos al año, 500 al día, 40 robos con violencia diarios.
La inseguridad es una desigualdad más, no es un tema de izquierda o derecha, es una realidad
P.- Su propuesta es más dinero para más Guardia Urbana.
R.- La inseguridad es una desigualdad más. Las primeras víctimas de la inseguridad son gente frágil, los mayores, las mujeres solas, los jóvenes que pueden ser víctimas del tráfico de drogas que ha vuelto de forma masiva a la ciudad. Yo hice cambiar a la izquierda francesa en esta cuestión, para mi es una gran preocupación. Además debemos tener cuidado, en los ránkings mundiales de inseguridad están los consulados de Barcelona. Eso con el tiempo puede dañar la imagen de Barcelona. ¿Qué hacer? Primero, tener un discurso claro, no esconder el problema ni acusar solo a los Mossos, al señor Valls o a la derecha de ser los responsables de la inseguridad. No es un tema de izquierda o derecha, es una realidad. Segundo, el alcalde tiene que liderar la seguridad, como la economía o la proyección de la ciudad.
P.- Ada Colau asumió entre sus competencias la seguridad y el resultado no ha sido bueno.
R.- Yo hablo de liderar. Asumir lo tiene que hacer el director de la Guardia Urbana. Y para liderar lo primero que se tiene que hacer es dar confianza a la Guardia Urbana, cosa que no ha sucedido en los últimos cuatro años, recordar que es un cuerpo profesional y que tiene que ser una policía integral, no solo una policía de barrio. Tienen que integrarse 1.500 agentes más. El Ayuntamiento ha pagado 9 millones de euros en horas extras que es un coste excesivo y están las jubilaciones; si además queremos más policías en las calles tenemos que tener más agentes. Deben tener armas como las pistolas taser, recursos tecnológicos y mejorar el sistema de videovigilancia.
P.- ¿Recuperará la unidad antidisturbios?
R.- Por supuesto, eso es la realidad de una policía integral. Eso se puede hacer en los primeros meses. Después debe venir un pacto integral potente con los Mossos, como se ha hecho en el Raval pero que sea permanente, porque si no los que salen por la puerta vuelven por la ventana. Y un pacto de Estado, con Guardia Civil, Policía Nacional, servicios de inteligencia y Extranjería para lo que no es competencia de la ciudad. Reclamo más presencia del Estado en este ámbito. Y tenemos el problema concreto del top manta, que también necesita la misma cooperación entre administraciones, porque luchamos contra una mafia organizada.
P.- ¿El problema del top manta es también un problema de racismo?
R.- Eso puede provocar racismo. El top manta son jóvenes víctimas de mafias. Todo el mundo sabe cómo están organizados pero eso puede provocar tensiones y racismo. Si multas al comerciante o al restaurador y les haces la vida imposible, y del otro lado el top manta campa a sus anchas, eso provoca rechazo y racismo. Si quieres luchar contra el racismo la igualdad y la aplicación de la ley son imprescindibles. El ayuntamiento no solo no actúa sino que la cooperativa de top manta ha recibido un 1,5 millones de euros desde 2015. ¿Qué se ha hecho de ese dinero? Se les ha dado dinero y cada vez hay más manteros, había 800 y ahora están entre 1.700 y 2.000, y en verano crece ese problema. Es una actividad ilegal organizada. Los barceloneses no pueden ser doblemente víctimas, víctimas de las mafias y de estas prácticas.
Si quieres luchar contra el racismo la igualdad y la aplicación de la ley a los manteros son imprescindibles
P.- ¿Barcelona ha perdido el tren de las grandes ciudades?
R.- Barcelona sigue viviendo las consecuencias de la crisis económica, ha sufrido los efectos del procés -en la inversión, la fuga de empresas, el turismo nacional- y la gestión de Ada Colau perjudica porque los mensajes sobre el Mobile World Congress, la expulsión de los VTC, o las empresas que nunca han tenido la posibilidad de hablar con la alcaldesa hacen que no sea una ciudad business friendly. Tenemos una inercia positiva, pero el gota a gota daña y dañará cada vez más a la ciudad. Si Barcelona cae en las manos de los separatistas de Ernest Maragall aliados con los populistas de Colau la situación puede ser muy peligrosa a nivel económico. Cuando ves que la inversión extranjera ha caído casi el 12% en Barcelona y ha subido un 125% en Madrid, eso son datos. Tenemos que fortalecer Barcelona como foco de atracción para las empresas, para personas con talento, tenemos que reinventar Barcelona Activa para que vuelva a ser una institución de referencia. Tenemos que jugar en la liga de las primeras ciudades globales del mundo con nuestra dimensión metropolitana sabiendo que, como no somos capital, tenemos que jugar aún más. También tenemos que pedir a la Generalitat una estrategia fiscal que integre la competencia de otras comunidades.
Barcelona es obra de su burguesía, sin élites no hay modernismo, Liceo, Barça o Juegos Olímpicos
P.- Cuando hace ese discurso le acusan de ser el candidato de las élites.
R.- Los populistas de izquierda y de derecha usan el término élite, pero qué quiere decir. Yo quiero ser el candidato de los talentos, de las élites de hoy y mañana. Esa crítica que encuentras en los discursos de Pablo Iglesias, Melenchón y Colau, o Steve Bannon del otro lado, es de un cinismo y una irresponsabilidad terribles para nuestra economía. Además, Madrid o París las construyó el Estado, Barcelona es obra de su burguesía, sin esas élites no hay modernismo, Liceo, Barça o Juegos Olímpicos. Sin inversión, sin talentos y sin dinero no hay puestos de trabajo. Los que sufren las consecuencias de ese discurso son la gente humilde.
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