Hay confesiones que las carga el diablo. Como, por ejemplo, la que hizo el comisario de Mossos d’Esquadra Ferrán López el pasado miércoles en el Tribunal Supremo cuando dijo que el ex presidente Puigdemont les informó que si el 1-O había incidentes violentos en las calles él “en ese momento declararía la independencia” de Cataluña. Lo afirmó el jefe de la policía autonómica catalana durante la aplicación del 155 en el juicio donde nueve de los 12 acusados se enfrentan altas penas de prisión por el delito de rebelión.
Era la primera vez desde que arrancó la vista oral que un testigo aseguraba que el ex líder del Govern vinculaba violencia a independencia. Según reveló Ferrán López, Puigdemont pronunció esas palabras en la reunión que tuvo lugar el 28 de septiembre en el Palau de la Generalitat entre la cúpula de los Mossos y Puigdemont, a la que también asistieron el ex vicepresidente Oriol Junqueras y el ex consejero de Interior, Joaquim Forn. Pero había más. Tal y como ya desveló el exmayor de los Mossos Josep Lluís Trapero ellos querían que en ese encuentro también estuviera la máxima representante del poder legislativo en dicha autonomía, la ex presidenta del Parlament Carme Forcadell. ¿La razón? Por una “cuestión de legalidad” a escasos tres días de celebración del referéndum y ante el escenario que podría producirse en Cataluña.
La frase de Puigdemont “era difícil de olvidar. No sabíamos si era una boutade", dijo el comisario de los Mossos Ferrán López
La frase de Puigdemont, dijo el alto mando de los Mossos, “era difícil de olvidar. No sabíamos si era una boutade. Pero lo único que hacía era reafirmar que el 1 de octubre nos encaminábamos a un escenario de serias dificultades que, a pesar de todo, se quiso transitar”. El número dos de Trapero recalcó que aquel día se advirtió a los líderes de la Generalitat de que podía haber incidentes violentos en las calles. Era evidente que la jornada del referéndum ilegal podía producirse una “situación crítica en Cataluña” y aún así Puigdemont, Junqueras y Forn con una postura “sin divergencias” apostaron por celebrar la consulta ilegal, paso previo a la Declaración Unilateral de Independencia. Había que respetar “la voluntad del pueblo”.
Pero junto al testimonio de Ferrán López, vino después el del comisario de los Mossos Juan Carlos Molinero que fue un paso más allá y contó que Trapero alertó a Puigdemont de que podía ocurrir una “desgracia importante” el 1-O. La respuesta del procesado rebelde, como diría el fiscal Javier Zaragoza, fue que declararía la independencia.
Los incidentes violentos se produjeron en guardias civiles que fueron golpeados, increpados, insultados por los votantes del 1 de Octubre. Miradas de odio, amenazas de muerte, escupitajos, puñetazos… por cumplir los mandatos judiciales. Esta semana un agente del Instituto Armado contó que los pacíficos votantes le dieron un puñetazo en la boca, le arañaron la espalda y le propinaron varias patadas. Lo peor vino, no obstante, cuando fue a un centro médico y la doctora no lo quiso atender (imaginamos que por el hecho de ser guardia civil) y el director del centro tuvo que mediar para que la médico lo asistiera.
También fue muy revelador el último momento del interrogatorio de Javier Zaragoza a un comisario Molinero que se había empeñado en desmontar la pasividad de los Mossos ante el 1-O. Lo hizo hasta que de nuevo un incisivo y asusto fiscal lo puso contra las cuerdas.
Frente a los 111 miembros de Policía y Guardia Civil que resultaron heridos el 1-O, ningún mosso d'Esquadra sufrió la violencia física en su piel
"¿El día 1 de octubre algún mosso d'Esquadra resultó lesionado?", preguntó el integrante de la Fiscalía del Supremo. "Creo que no", contestó el comisario. "¿Contusionado?", insiste Zaragoza. Misma respuesta: "Creo que no". "¿Agredido?", repreguntó el acusador público. "No me constan agresiones, tampoco puedo asegurar que no" dijo Molinero mientras el silencio impregnó el Salón de Plenos del Alto Tribunal.
El dato cuanto menos es llamativo ya que frente a los cero heridos de la policía autonómica catalana hubo 111 miembros de la Policía y Guardia Civil que sufrieron esa violencia física en su propia piel.
Y tras esa violencia vino finalmente la independencia que se declaró el 27 de octubre de 2017 en un desafío sin precedentes para la democracia española. La DUI fue tan real que el Gobierno de Rajoy se vio obligado a suspender a todo el Govern de sus funciones. El propio Puigdemont, para desgracia de los acusados, lo confirmó esta semana en el diario argentino Clarín. De simbólica nada de nada. La independencia fue "válida", hecha por un Parlamento "legítimo" y no "rectificada" por otro Parlamento posterior. "Un hito”, añadió el líder de la Crida que deambula por Europa evitando rendir cuentas ante la Justicia de su país.
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