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Radiografía del empleo en Inteligencia Artificial: apenas hay un 20% de mujeres

Inteligencia Artificial.

La diversidad brilla por su ausencia en el sector de la Inteligencia Artificial. Pese a que es una industria moderna, con profesionales muy cualificados y eso, a priori, debería ser un signo de igualdad de oportunidades, lo cierto es que apenas hay mujeres que tengan un empleo relacionado con este tipo de tecnología.

Así lo pone de manifiesto un informe elaborado por el AI Now Institute de la Universidad de Nueva York, una de las organizaciones que más está ayudando a poner negro sobre blanco la situación de un sector que tiene muchas sombras.

Dicho estudio dice que el 80% de los trabajadores del sector son hombres, y que el porcentaje de féminas apenas alcanza el 15% cuando hablamos de expertos en gigantes tecnológicos de la talla de Facebook o Google.

"Existe una importante crisis de diversidad tanto en género como en raza", explica dicho estudio que, durante un año, ha auditado el sector y que han elaborado al alimón Sarah Myers, Meredith Whittaker y Kate Crawford. "La industria de la Inteligencia Artificial tiene que darse cuenta de la gravedad del problema y admitir que sus métodos para intentar alcanzar la igualdad están fallando", concluyen.

Más transparencia

Tal y como explican las tres investigadoras, el sector de la IA no es sólo coto vedado para los mujeres. "El problema de la diversidad no es sólo de género. Es también una cuestión de raza y, fundamentalmente, de poder", y apuntan a que eso afecta "a cómo trabajan esas empresas, los productos que diseñan y a que público van destinados".

Además de señalar los principales problemas de igualdad del empleo en una tecnología clave para el presente y el futuro, el informe de AI Now da algunas soluciones, si bien todas tienen un punto en común: la transparencia.

Piden a las empresas y a los organismos que publiquen informes sobre acoso y discriminación laboral y que, además, sean proactivos a la hora de vigilar lo que pasa dentro de su propia casa con agentes independientes que velen por ello.

Del mismo modo, apuntan a que las grandes corporaciones que están contratando a expertos en Inteligencia Artificial tienen que ampliar el abanico de universidades y centros de formación a los que miran a la hora de sumar activos a sus plantillas. La mayor parte de las veces estos nuevos fichajes llegan procedentes de campus a los que sólo puede acceder una parte muy pequeña de la población que, en una inmensa mayoría, es de raza blanca y de género masculino.

Ejemplos sangrantes

Aunque la mayoría de casos de discriminación no salen a la luz, cada vez conocemos más situaciones injustas que se han producido en las grandes empresas, quizás las que más deberían hacer por la igualdad ya que disponen de todos los recursos necesarios para ello.

El estudio explica el caso de Amazon, el gigante del comercio electrónico fundado por Jeff Bezos que, poco a poco, se ha convertido en uno de los actores más importantes de la Inteligencia Artificial. Tal y como señalan las tres investigadoras de la Universidad de Nueva York, el equipo de ingenieros del gigante de Seattle diseñó una herramienta para filtrar el historial académico y laboral de los candidatos que se postulaban para entrar allí a trabajar, facilitando así el trabajo de los miembros del equipo de recursos humanos.

El problema es que el algoritmo, que aprendía de los currículums de aquellos que ya habían sido contratados, descartaba automáticamente a todas las candidatas que procedían de una universidad sólo para mujeres sin tener en cuenta los méritos profesionales o los títulos académicos de las mujeres afectadas. Aunque los ingenieros de Amazon se dieron cuenta del error y modificaron la fórmula, la compañía tuvo que retirar la herramienta.

No es el único ejemplo. Este mismo año se publicó una cadena de correos electrónicos que demostró que Microsoft, una de las mayores empresas por capitalización bursátil del mundo, ignoraba deliberadamente a docenas de mujeres cuando llegaba el momento de decidir los ascensos internos. Las quejas de las afectadas eran sistemáticamente desechadas por el departamento de recursos humanos del gigante de Redmond.

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