Nunca se arrodilló. Ni con la dictadura franquista, ni con la de ETA. A sus 71 años, Fernando Savater (San Sebastián, 1947) está lejos de hacerlo. Su firmeza intelectual y vocal permanece intacta. Lo demostró el domingo pasado en Rentería con voz firme, "¡no nos vamos a ir a ninguna parte!", replicaba enérgicamente a las protestas de "cencerros y rebuznos" que intentaban boicotear el acto de Ciudadanos. Lo hacía para reivindicar una vez más el derecho a la libertad de todos, "que ellos, los intolerantes, quieren impedir".
Es lo que lleva haciendo toda su vida. Durante muchos años convivió con el miedo, el real, el de la amenaza. Lo ha sabido domar. Quizá haya ayudado que su casa, en la que recibe a El Independiente, la ha convertido en un original templo al miedo de ficción entre fantasmas, figuras de Frankenstein, arañas o seres de terror. El cine fantástico y Halloween y los retratos de madera dedicados a su otra afición, los caballos, decoran la vivienda que heredó de sus padres. Un piso cercano a la Bahía de la Concha que su familia adquirió al torero Antonio Bienvenida. Fue el lugar en el que compartió vida y aficiones con Sara, su mujer, cuya ausencia añora a diario desde 2015. Sus recuerdos reviven estos días con el libro que prepara en su memoria.
Savater no comprende cómo aún hoy, a escasos diez kilómetros de su casa, existan vecinos que tengan que esconderse, ocultarse, para no significarse si se celebra un acto de Ciudadanos. Menos aún que les acusen de haber ido a Rentería a provocar, "algunos siguen creyendo que el país es suyo, son los que tienen una mentalidad totalitaria". Niega que quieran resucitar a ETA y se limita a subrayar que lo que ocurrió en Rentería y en Alsasua durante el acto de Ciudadanos del pasado 4 de noviembre "es la constatación de que en determinados lugares sigue la presencia de los violentos".
Su análisis de la urgencia política del país es sencillo; la unidad de los constitucionalistas con el simple propósito de desalojar a Pedro Sánchez. A ello llama incluso a los socialistas "que sientan aprecio por el PSOE" para que no lo apoyen. Defiende que para tal objetivo se deben aceptar los votos de Vox y que Rivera debería replantearse su negativa a una alianza con el socialismo, "con Sánchez no, pero con los socialistas a lo mejor sí, ese creo que sería el planteamiento adecuado".
Pregunta.- Ciudadanos ha denunciado las amenazas de Rentería ante la Fiscalía. ¿Cree que existen indicios para que prospere la denuncia por odio, injurias y amenazas?
Respuesta.- Me llamaron para consultarme; les dije que me parecía bien, aunque no sé la viabilidad que tiene. Hay grabaciones de todo, pero veo difícil establecer las responsabilidades. Al menos está bien para que se vea que las cosas no caen en saco roto, que actitudes así pueden tener consecuencias.
P.- ¿Cómo recuerda su salida del acto de Rentería, el momento más complicado que vivieron allí?
R.- Fue regular… Maite y Albert se fueron en el coche. Nosotros tuvimos que salir protegidos por la Ertzaintza, que se portó muy bien, pese a que tuvieron que utilizar las pelotas de goma. He de reconocer que en Alsasua estaba tranquilo porque estaba la Guardia Civil y sabía que no pasaría nada, pero con la Ertzaintza tenía alguna duda, pero fueron muy profesionales.
P.- Estos días, en San Sebastián, cuando ha salido a la calle, ¿el clima cómo lo percibe?
R.- En Donostia nunca ha habido ese clima. Estos días ha habido cuatro o cinco que se me han acercado a solidarizarse y uno a meterse conmigo. Esa es la proporción, de 5 a 1. Pero Donostia no tiene nada que ver. No es lo mismo vivir aquí que en Rentería, una de las poblaciones de resistencia. Solía tener alcalde socialista; su casa del pueblo, que el otro día estaba cerrada, la han atacado 28 veces. En las localidades pequeñas como ésta o en Hernani, donde tengo una amiga, viven aún sin atreverse a decir ni mu. La gente que estaba el domingo en la calle no era de Rentería, habían venido en autobuses como nosotros. La mayoría estaba en sus casas sin atreverse a sacar la cabeza. Nosotros nos íbamos de allí, pero ellos se quedan allí a vivir.
P.- Una de las críticas que se hace desde el entorno nacionalista, tanto al acto de Cs en Rentería como al de Vox en Bilbao, es que sólo buscaban provocar y la fotografía del enfrentamiento…
R.- No se dan cuanta de lo que dicen. En una campaña electoral los políticos van a los sitios a explicar sus planes. ¿Cómo se va a considerar eso una provocación? Considerar que eso es una provocación es creer que Rentería no es parte del resto del Estado donde se están haciendo elecciones. Es como decir que allí no hay que hacer propaganda porque hay que votar sólo a los que están allí, que son los dueños del cotarro. Desde ese punto de vista diría que está bien provocar la reacción de los que creen que el país es suyo. En ese sentido sí acepto la idea de provocación, provocamos la reacción de los que se creen que el país es suyo, los que tienen una mentalidad totalitaria, empezando por el PNV y siguiendo por Bildu. El nacionalismo se cree que el país es suyo y nosotros el mensaje que llevábamos es precisamente que el país no es suyo, sino que es una parte de España como cualquier otra.
P.- La segunda acusación que se les hace a formaciones como Ciudadanos, PP y Vox es que esta campaña están resucitando a ETA, que lo hacen para obtener votos.
R.- ¿Resucitar a ETA por ir a un pueblo? Es como decir que si voy a tomar unos vinos al pueblo y unos tipos me pegan soy yo quien resucitaba a ETA y no ellos. No tiene sentido. ETA ya está en la campaña a través de las instituciones. Los herederos políticos de los etarras, algunos de ellos son ex etarras, están en las instituciones defendiendo lo mismo que defendió ETA. Lo hacen sin arrepentirse de ninguno de los actos violentos. A David Pla, que ahora sale de la cárcel, ya le tienen organizado un ongi etorri en Cibourne. Todo esto es un hecho. La violencia ha traído una serie de ventajas a quienes la han ejercido. Han tenido que irse muchas personas que han dejado unos huecos sociales que han ocupado otros cómodamente, los amigos de los violentos o los oportunistas. No se trata de resucitar a ETA sino simplemente de constatar que todavía en determinados lugares sigue la presencia de los violentos, y esos son los etarras. Lo que vimos en Rentería demuestra que no ha desaparecido la violencia y la agresividad.
Los que nos acusan de ir a provocar son los que creen que el país es suyo, los totalitarios, empezando por el PNV y siguiendo por Bildu"
P.- La violencia se vio el sábado pasado en Bilbao,el acoso en Rentería, y en forma de un ‘Gora ETA’ junto a una diana contra el PP este miércoles. Hace años la reivindicación era la independencia de Euskal Herria, ahora está arropada por una amalgama de reclamaciones: antifascismo, anticapitalismo, feminismo, etc. ¿Estamos ante un fenómeno nuevo o es lo mismo?
R.- Ellos siguen en lo mismo, que se marchen las fuerzas españolas, que se vayan los españoles o que se resignen a ser ciudadanos de segunda. Si te sientes un ciudadano español residente en el País Vasco, debes ser de segunda categoría, aquí lo que hay que ser es nacionalista vasco. Ese es el dogma, saber que tienes que ser nacionalista vasco y que, si eres español, o te lo callas, o te lo guardas o sólo lo eres para pagar los gastos de los nacionalistas. Eso pasaba en la época de la violencia y sigue pasando ahora.
P.- ¿Le ha llamado la atención la resistencia y demora en condenar los ataques a los actos de Ciudadanos o de Vox por parte del resto de partidos? ¿Le han llamado para solidarizarse?
R.- A mí me suele llamar poca gente, no me ha llamado nadie salvo amigos. El PSOE no puede decir que le parece bien que se ataque, pero no puede enfadarse con los nacionalistas y ponérselos muy en contra. Los nacionalistas son imprescindibles para ellos. Podemos siempre está con la mugre política, en cuanto hay mugre política Podemos aparece apoyándolo, ellos han nacido de esa mugre, la representan políticamente y la apoyan en toda ocasión. Son el partido de la mugre. Con un poco de suerte ideológica a los cinco millones de tontos que los votaron un día se les habrá pasado la tontería a casi todos ellos, lo que demostraría que el mundo puede mejorar. Son ellos los que dicen que los malos somos los que vamos allí. El PSOE que hay ahora es un PSOE de garrafón. Creo que en estas elecciones las personas que sienten aprecio por el PSOE deberían no votarle. La única posibilidad de que el PSOE sea algo parecido a lo que fue es que Sánchez se pegue un revolcón serio, y los que le apoyan también, y que eso lleve a un cambio en el PSOE y lo sustituyan otras personas en la dirección.
P.- Cuando se refieren a Ciudadanos como parte del trifachito, de las tres formaciones de “extrema derecha”, ¿qué piensa?
R.- Es un bulo que conocemos bien los que somos de UPyD. Nosotros lo padecimos siempre, para unos era la derecha disfrazada porque defendíamos la unidad de España y criticábamos los privilegios nacionalistas, y también nos hicieron escraches. Y la derecha nos decía que éramos rojos disfrazados. Es lo mismo que ahora ocurre con Ciudadanos. Los de la derecha de verdad siempre dicen que Cs no es de fiar por defender el aborto y la eutanasia, y el núcleo mediático progubernamental sigue con la idea de que todo es Vox.
P.- Pero ese mensaje está calando en la sociedad…
R.- Creo que las personas sensatas se dan cuenta de que no es lo mismo una cosa que otra. Lo que me preocuparía es descubrir que la mayoría de un país tiene un agujero en la cabeza.
No se trata de resucitar a ETA sino de constatar que en algunos lugares sigue la presencia de los violentos"
P.- Los movimientos de extrema derecha en Europa tienen ya un peso significativo en muchos países. Ahora llegan a España. ¿A qué responde? ¿Miedo?
R.- Sí, son movimientos que responden al rechazo a la inmigración, a una transformación de las costumbres y tradiciones. Todas las uniones internacionales, como decía Santayana, implican ser gobernados en parte por extranjeros. Eso es lo que cuesta. Nos suele costar aceptar ser gobernados por los compatriotas, pues imagínese si quien lo hace está en Bélgica u otro lugar. Pero las uniones políticas son así, que los extranjeros tengan algo que decir sobre lo que nosotros hacemos y somos. El sentimiento nacionalista incluye la xenofobia obligadamente. No hay nacionalistas no xenófobos, todos lo son en un grado u otro. El nacionalismo es un nosotros como un no a otros y eso es lo que está ocurriendo ahora en Europa.
P.- ¿Vox sería un partido nacionalista… español?
R.- Clarísimo, tiene rasgos de nacionalismo español.
P.- ¿Se equivoca el PP acercándose a las tesis de Vox?
R.- A Vox se le puede y debe discutir las tesis políticas que tiene. Personalmente, he tenido mis más y mis menos con ellos, con el propio Santi Abascal, al que conozco de toda la vida, ha estado aquí luchando contra el terrorismo. Yo no clasifico los partidos en izquierdas y derechas, sino en los constitucionales, los constitucionales a ratos, solo cuando les conviene, y los abiertamente anticonstitucionales. Con estos últimos, nada, pero con los otros habrá que intentar llevarles al campo constitucional. De momento Vox apoya la Constitución, dentro de la cual caben posturas muy diferentes. Por eso creo que si en un momento determinado el apoyo de Vox es imprescindible para librarnos del Gobierno de Sánchez debemos aceptar el apoyo de Vox. En este momento es más importante librarnos de Sánchez y lo que representa en apoyos con Bildu y los independentistas catalanes que mirar con lupa si lo que dice Vox nos gusta o no nos gusta. Una vez limpio el panorama de Sánchez y sus adláteres ya discutiríamos una serie de cosas, en las que yo estaré en contra de muchas opiniones de Vox.
P.- La decisión de Albert Rivera de afirmar públicamente que no apoyará a Sánchez bajo ningún concepto, ¿es cerrarse puertas ante de tiempo? ¿Si una alianza PSOE-Cs sumase habría que facilitarla?
R.- Lo que debería dejarse claro es que con Sánchez no, pero con los socialistas a lo mejor sí. Ese es el planteamiento adecuado. Yo no sólo no excluyo que Cs pudiera juntarse con los socialistas, sino que me parecería adecuado, me gustaría, pero no a los socialistas actuales de Sánchez y Carmen Calvo. Hay otros socialistas con los que se podría pactar con ellos.
P.- Usted decía el domingo pasado que están acostumbrados a los rebuznos y los cencerros, ¿Cómo se dialoga y se construye una convivencia con alguien que rebuzna?
R.- El señor que te insulta y berrea no está dispuesto a dialogar. En ese caso hay que apoyarse en las leyes y su defensa. Frente a las cosas que pasaron el otro día en Rentería, policía. Cuando estábamos con los problemas en el País Vasco ya decía que con el nacionalismo pacífico que quiere hablar, política, y contra el terrorismo, policía. Con los violentos no hay nada que discutir.
Podemos es el partido de la mugre, han nacido políticamente de esa mugre y la representan"
P.- El diálogo no fluye, ni siquiera entre formaciones constitucionalistas, y la convivencia parece amenazada en algunos lugares. El diálogo y la convivencia, ¿están enfermas en España?
R.- Es un mal momento para el diálogo en España y en todas partes. Mire el señor Macron, que llegó rodeado de un aura de que lo iba a resolver todo, se ha encontrado con la crisis social y violenta más grave en tiempo. Y en Italia están parecidos. España no es una excepción. En líneas generales los españoles no son así, lo que pudre mucho la convivencia es el separatismo. Una cosa es el nacionalismo, que puede incluso tener encaje constitucional, y otra cosa es el separatismo, que es siempre disgregador.
P.- ¿Hemos vuelto a la política de trinchera que parecía enterrada?
R.- Si se discutiera sólo de la ley de sucesiones la cosa no iría así, pero es que hablamos de si el país debe fraccionarse o no, de si hay grupos que quieren rechazar las instituciones, acabar con la monarquía, son cosas muy radicales. Mientras se discutan temas políticos, administrativos, puede haber gente más vehemente o calmada, pero si lo que discutimos es el ser o no ser…
P.- ¿Nos iba mejor con el bipartidismo? ¿La pluralidad política que vive hoy España no la estamos sabiendo gestionar?
R.- El pluralismo siempre ha sido más difícil de gestionar. Nosotros, UPyD, fuimos los que rompimos ese bipartidismo, no lo rompió ni Ciudadanos ni Podemos. Como no era una alternativa ni violenta ni agresiva, sólo política, no causamos un venirse abajo de nada. El problema está cuando los que irrumpen son fuerzas que están amenazando lo esencial del país, como ocurrió en el País Vasco y ocurre en Cataluña.
P.- Por cierto, ¿cuál es el futuro de UPyD? ¿Acabarán integrándose en Ciudadanos?
R.- De momento se ha acordado en las generales dar el apoyo a Ciudadanos, es el partido que más se nos parece. En las listas municipales y europeas se han hecho listas conjuntas. Ahora vamos a demostrar nuestra utilidad en estas circunstancias, ya veremos.
No hay nacionalismos no xenófobos, todos lo son en un grado u otro. Vox es nacionalismo español, clarísimo"
P.- ¿Mantiene contacto con Rosa Díez? ¿La veremos en algún acto público?
R.- Hace un minuto acabo de contestar un mensaje que me ha enviado. En las redes tiene mucha presencia. Es probable que en esta campaña le veamos en algún acto, es probable sí.
P.- ¿Hemos regresado a los tiempos de las dos Españas?
R.- No creo que ha habido nunca dos España, simplemente demócratas y antidemócratas. Dentro de la Constitución se pueden defender muchas posiciones, ser de derechas, de izquierdas, de centro, etc.
P.- El eje derecha-izquierda que se reivindica en estas elecciones, ¿no dijimos que se había quedado obsoleto?
R.- Creo que hoy el eje es más trasversal. Con UPyD yo defendía que habláramos de progresistas y reaccionarios. Se puede ser progresista siendo de izquierdas y de derechas y al revés, reaccionario de izquierda o de derechas. Hay una izquierda que no es progresista sino reaccionaria, ahí tenemos a Podemos, y hay una derecha ilustrada que es compatible con el progreso.
Arrimadas me parece formidable, Cayetana Álvarez de Toledo me parece extraordinaria y, por supuesto, Maite Pagazaurtundua, que es una muestra de coraje y lucidez
P.- ¿Qué opinión tiene de los nuevos liderazgos políticos en España? Todos los partidos los han renovado y con perfiles similares en muchos aspectos.
R.- Los políticos que más me gustan no son hombres sino mujeres. Inés Arrimadas me parece formidable, de lo mejor que ha habido. Cayetana Álvarez de Toledo me parece extraordinaria y, por supuesto, Maite Pagazaurtundua, que es una muestra de coraje y lucidez. Esto es un cambio de los tiempos. Hasta el siglo pasado un político con menos de 60 años era visto con desconfianza. La irrupción de la juventud y la apariencia juvenil es una novedad, reflejo de la forma de ver el mundo. La vejez ya no tiene glamour.
P.- ¿Se atreve a hacer un pronóstico del 28-A?
R.- Pasará lo que dejemos que pase. No me creo las encuestas y tengo un placer malicioso cada vez que fracasan. Espero que haya un apoyo a algo que no sea lo que ha existido hasta ahora, que no haya un apoyo a lo que salió de la moción de censura. Ha traído una falsa mayoría que está siendo muy negativa.
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