El candidato socialista, al que él mismo y todos los sondeos dan por ganador en las elecciones del domingo, tiene un talón de Aquiles. Y en el PSOE preocupa. Su posible dependencia de los partidos independentistas y nacionalistas como Bildu supone una grieta en un discurso electoral que el presidente maneja con soltura. Pedro Sánchez es capaz de rebatir las acusaciones de la oposición en materia económica y social, de sacar pecho sobre lucha contra la corrupción y de brillar en asuntos como la defensa del feminismo. Pero sus silencios sobre hasta dónde está dispuesto a ceder ante los independentistas para llegar a la Moncloa puede pasarle factura el domingo como ocurrió en Andalucía el 2 de diciembre.
En el primer debate electoral entre los cuatro principales candidatos este lunes, Albert Rivera logró colocar ese mensaje. "Lleva la palabra indulto escrita en la frente", insistió el líder de Cs, que mantuvo sobre su atril, bien visible, una fotografía de Pedro Sánchez reunido con Quim Torra. Rivera abría así una ofensiva que permitió sus minutos de mayor lucimiento también a Pablo Casado (PP), eclipsado cuando el diálogo salía de la cuestión territorial y de la economía. Para hacer frente, Pedro Sánchez lleva días recuperando su lema contra la investidura de Mariano Rajoy, el 'no es no', para intentar demostrar credibilidad en su rechazo a un referéndum de autodeterminación en Cataluña como el que reclaman los partidos independentistas a cambio de su apoyo parlamentario.
El desafío independentista ha tenido efectos inciertos en la política española, desde el auge de Vox hasta el fin del régimen socialista en Andalucía tras casi 40 años. Precisamente en un municipio del mayor feudo electoral socialista, Coripe (Sevilla), donde el PSOE gobierna con mayoría absoluta, el domingo se quemó un muñeco que representaba a Carles Puigdemont. Los asesores del presidente intentan mantener dormida la cuestión catalana durante la campaña precisamente para evitar despertar a ese posible 'monstruo' electoral. Con ese objetivo, Sánchez consolidará su apuesta por la justicia social, azuzará el miedo a la derecha y se mostrará firme contra cualquier veleidad independentista, incluida su determinación de volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña si es necesario.
"El independentismo y las derechas saben que la independencia no se va a producir. El problema es la convivencia, no es la independencia. Con un Gobierno del PSOE no va a haber referéndum, independencia, ni quebrantamiento de la Constitución", insiste el equipo de campaña del presidente, que pone el acento en otros puntos fuertes de su discurso, como l"os logros del Gobierno socialista, los guiños a los jóvenes como el empleo verde, plan de empleo joven y el plan de retorno; la conciliación del crecimiento económico y la justicia fiscal", entre otros.
Por su parte, el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, será en el segundo debate más "rápido y directo". Fuentes de la dirección del partido explican a Efe que su estrategia será diferente, ya que buscará mayor agilidad y más enfrentamientos cara a cara con el resto de candidatos, frente al tono explicativo y pausado del lunes. "Ayer, el debate era en un campo seco, y por lo tanto fue un debate lento, donde lo importante era trasladar las propuestas y mensajes centrales", explican en Podemos. "Ahora es un campo mojado, y permite otro tipo de juego, más rápido y directo, con más unos contra uno", aseguran.
Desde Podemos recuerdan que el presidente no respondió a la "duda muy fundada" que le expresó Pablo Iglesias: si gobernará con Ciudadanos si le dan los números. Esta idea en la que el candidato de Unidas Podemos ha insistido durante toda la campaña electoral le lleva a pedir el voto para su coalición como única garantía de que en España haya un gobierno de izquierdas. Pablo Iglesias confía en obtener un resultado que le permita sumar con los socialistas y, a día de hoy, no contempla votar una investidura de Pedro Sánchez como presidente si Podemos no está en el Ejecutivo. De hecho, su número 2 y pareja, Irene Montero, lo ha descartado. "No vemos otra posibilidad diferente a gobernar. No nos planteamos otro escenario ni objetivo posible", aseguró.
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