Debacle histórica del Partido Popular, que pierde más de la mitad de sus diputados y se queda con 66 escaños, un resultado demoledor para el partido que gobernaba España hasta hace menos de un año. El look de funeral con el que compareció Pablo Casado pasada la medianoche difícilmente pudo ser más duro para un partido hegemónico que deja de serlo. Ciudadanos, con un resultado sorprendente, se quedó a poco más de 200.000 votos y sólo nueve diputados de robarle incluso el rol de líder de la oposición.
De esos nueve asientos, siete se los tiene que agradecer Casado a Alberto Núñez-Feijóo. El PP gallego resistió mucho mejor que en el resto del país y retuvo un 27,4% del voto y nueve escaños. No le hicieron sombra ni Ciudadanos (dos escaños, 11,17%) ni mucho menos Vox (5,27%), que resultó prácticamente anecdótico en la región y no obtuvo representación. Feijóo lamentó los catastróficos resultados del PP pero sacó pecho por su rendimiento particular. Especialmente teniendo en cuenta que él no se juega el puesto en las autonómicas del próximo mes, que en Galicia no se celebran.
El zarpazo de Madrid
Especialmente escandaloso fue el resultado en Madrid, donde Ciudadanos sí se convirtió en segunda fuerza y propinó un tremendo mazazo al PP, que se desangró por todos sus frentes. La lista liderada por Pablo Casado, que perdió casi cuatro millones de votos en toda España, se dejó más de 630.000 sólo en Madrid. La mitad que en 2016. Más de medio millón se fueron hacia Vox, pero al menos otros 100.000 marcharon hacia Ciudadanos. Albert Rivera también bebió de otras fuentes, incluido el PSOE, que a su vez secó a Podemos.
Las autonómicas madrileñas del próximo 26 de mayo, donde se espera una victoria de la derecha según todas las encuestas, cobran ahora una nueva dimensión con este vuelco electoral. El PSOE, no obstante, consigue un resultado tremendo en el actual escenario de fragmentación y supera el millón de votos en la región.
Vox no tenía voto oculto
Otra de las lecturas de la noche, especialmente a nivel demoscópico, reside en el resultado de Vox. Durante la última semana se había especulado con un resultado espectacular de la formación de Santiago Abascal, a la que se atribuía un potencial voto oculto que podía disparar su rendimiento. La mayoría de encuestas colocaban al partido alrededor del 12%, aunque en las últimas horas se especulaba con un ascenso incluso al 15%. Finalmente se quedó en el 10,26%.
No hubo voto oculto sino todo lo contrario. Un voto hipermovilizado que apareció sobrerrepresentado en la mayoría de las encuestas. Aún así consolidó su posición en territorios en los que ya triunfó en las autonómicas andaluzas como El Ejido, donde el partido ultraconservador fue el vencedor de la noche con más del 30% del voto. El partido de Abascal no obtuvo representación en País Vasco, Cantabria, Navarra, Galicia ni La Rioja. En Castilla y León, donde se especulaba con un resultado fuerte, consiguió sólo un escaño y el 12,3% del voto.
La izquierda también gana en votos
En contra de lo que pronosticaban todas las encuestas, la izquierda vence no sólo en escaños. También en votos: al 99% escrutado, la suma de PSOE, Podemos y las confluencias representaba el 43,66% de los votos representados en el Congreso de los Diputados, con más de 11.3 millones de papeletas. Exactamente en la misma línea que pronosticaban todas las encuestas, que al cierre del período legal de publicación de sondeos pronosticaban un 43,38%.
La derecha, a la que las empresas demoscópicas colocaban alrededor del 47%, se quedaron en el 42,8%, con cerca de 11.1 millones de papeletas. No fue un problema sólo de división, aunque también: respecto a 2016, perdió 3,28 puntos y se mantuvo en votos pese al espectacular aumento de la participación, que pasó del 66,4% al 75,7%.
El pinchazo del PACMA
Otro de los partidos cuyas expectativas habían inflado las encuestas fue PACMA. Varios sondeos colocaban al partido cerca del medio millón de votos y del 2% a nivel nacional, con opciones de conseguir escaño en Barcelona, Valencia y Madrid. Nada más lejos de la realidad. Los animalistas obtuvieron 325.000 votos, 40.000 más que en 2016, pero se estancó en el 1,25%.
PACMA no estuvo cerca de obtener escaño en ningún sitio. En Madrid obtuvo un 1,35%, muy lejos del 3% mínimo para optar al reparto. En Barcelona logró un 1,62% y en Valencia un 1,44%. Ni se acercó, pese a que las esperanzas del partido y su exposición mediática fueron más altas que nunca en esta campaña. En las últimas semanas, Podemos lanzó una importante campaña contra la formación animalista por temor a que el mordisco fuera mayor. Relativamente, consiguieron su objetivo.
Revilla, a la tercera fue la vencida
Otra de las novedades del escrutinio llegó desde Cantabria, donde el PRC consiguió representación nacional por primera vez en su historia, tras dos intentos fallidos en las últimas décadas. El presidente regional, Miguel Ángel Revilla, llevó el peso de la campaña, aunque él no encabezaba la lista: el representante del regionalismo cántabro será José María Mazón. El PRC fue cuarta fuerza pero logró un 14,59% del voto y consiguió un éxito con el que las encuestas no contaban.
También estuvo cerca de haber sorpresa en Melilla, donde durante buena parte del escrutinio el escaño de la ciudad autónoma cayó del lado de Coalición por Melilla, que habría sido el primer partido de mayoría musulmana en llegar al Congreso. El PP finalmente retuvo el asiento de uno de sus bastiones, aunque lo hizo por apenas un centenar de votos. Otras fuerzas autonómicas que se quedaron a las puertas del escaño fueron el Front Republicà de Albano Dante-Fachin, auspiciado por la CUP, en Cataluña, y el BNG. Los nacionalistas gallegos no consiguieron volver al Congreso, pese a llegar hasta el 6,7% en la circunscripción de A Coruña.
Los escaños que aún pueden bailar
En las próximas horas se procederá al recuento del voto exterior, que todavía podría hacer bailar algún escaño. Especialmente disputado es el último de la circunscripción de Zaragoza, que el PSOE retuvo frente a Ciudadanos por sólo 77 votos, y que podría variar si hay sorpresa tras la toma en consideración del voto rogado.
Otro de los escaños que bailó durante toda la noche fue el último de Navarra, que pasó indistintamente del PSOE a Bildu. Se lo quedaron los socialistas, que tendrían que remontar 400 votos desde el exterior. En Álava, el PP de Javier Maroto se ha quedado a 384 votos de EH Bildu, que dobla su representación en el Congreso y consigue, de momento, cuatro escaños en el Congreso.
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