Esa mañana no estuvieron, no al menos en la plaza. Quienes el pasado 14 de abril asistieron al mitin organizado en Rentería (Guipúzcoa) por Ciudadanos habían llegado en autobús, muchos procedentes de la cercana Donostia, de otros municipios vascos o incluso de otras comunidades autónomas vecinas. El acceso a la Plaza de Los Fueros lo hicieron blindados y protegidos por un pasillo de ertzainas de la unidad de antidisturbios. A su llegada el clima se caldeó y aún más cuando llegaron los líderes de Cs, todos ellos entre insultos, caceroladas y gritos en contra del apenas un centenar de simpatizantes que iban a acudir al acto electoral en el que participaría Albert Rivera, el filósofo guipuzcoano, Fernando Savater y la candidata a las elecciones europeas por CS, Maite Pagazaurtundua.
Días antes, la acusaciones de acudir a Rentería a provocar fueron constantes, "vienen a buscar la foto", -y sin duda se la facilitaron- denunciaban desde algunos sectores del nacionalismo vasco, en particular de la izquierda abertzale, "aquí nadie les vota". En lo último se equivocaban; en Rentería sí hay votantes de Ciudadanos, ocultos y no se significan en público, no al menos el pasado 14 de abril, pero están. En concreto, 630. De haber acudido al mitin, los 630 votantes de Rivera hubieran 'abarrotado' el espacio habilitado para la ocasión y que se limitó a apenas un puñado de simpatizantes entre cargos, militantes y organizadores.
Es evidente que los seguidores de Ciudadanos son una minoría en este municipio en el que tiempo atrás la kale borroka marcó la vida de la localidad en la que el PSE ha gobernado gran parte de las últimas décadas -ahora lo hace EH Bildu- y ha sufrido como ninguno el acoso violento: su casa del pueblo ha sido atacada en 28 ocasiones. Pero los 630 ocultos de Rivera prefirieron ser discretos en el acto electoral que suscitó una gran atención mediática y que, tal y como se presagiaba, terminó en un clima de gran tensión, con los asistentes saliendo escoltados entre insultos y amenazas, y con la Ertzaintza cargando contra los manifestantes.
Sin simpatizantes 'locales' en el mitin
Los incidentes terminaron en una denuncia ante la Fiscalía interpuesta por Ciudadanos sólo tres días después por considerar que lo allí ocurrido podría constituir un delitos de amenazas, injurias y odio y del que responsabilizaba a la izquierda abertzale y sus juventudes, Ernai. En la denuncia la formación de Rivera presentaba como prueba de su denuncia las numerosas convocatorias y movilizaciones alentadas días antes a través de las redes para boicotear el acto de Ciudadanos en Rentería, incluido dentro de su 'Caravana por la Libertad'.
De los 630 votantes de Rentería el líder de la formación sólo pudo identificar a dos. La primera, Maite Pagazaurtundua, que regresaba a su localidad natal para compartir escenario con Rivera mientras intentaba hacerse oír entre cacerolas, insultos y amenazas, "vosotros sí que sois unos matones abertzales", respondió a quienes gritaban "fascistas", gritaban su apoyo a los presos de ETA y reclamaban la independencia. Pagazaurtundua incluso denunció durante su intervención que el acoso de los "intolerantes" que aún existen en Rentería impedían a los vecinos del municipio que lo quisieran ser libres para poder acudir a escuchar el mitin.
La segunda simpatizante que el líder de Cs pudo identificar, aplaudía alguna de las intervenciones desde uno de los balcones, una joven a la que el propio Rivera agradeció el apoyo en aquel clima de hostilidad con un gesto antes de abandonar el lugar.
La víspera, el sábado 13, los incidentes en otro mitin electoral se produjeron a sólo cien kilómetros de allí, en Bilbao, en un acto electoral de Vox. Cientos de jóvenes protagonizaron durante más de tres horas un grave episodio de 'kale borroka' ante el Palacio Euskalduna donde se desarrollaba el acto electoral de Santiago Abascal. El líder de Vox está lejos de ser profeta en su tierra. Este 28-A, la formación de extrema derecha ha logrado 28.000 votos en todo el País Vasco, en su práctica totalidad arrebatados al PP, que se ha desplomado en Euskadi.
En el caso de Abascal, en su pueblo, Amurrio, aún está lejos de poder llenar un mitin. Numéricamente sus resultados pueden llevar a engaño, Vox a multiplicado por seis los datos en este municipio alavés. En Amurrio los Abascal están arraigados desde hace varias generaciones y aún vive allí una parte importante de su familia. De los apenas 24 votos obtenidos en las anteriores elecciones generales en esta ocasión la lista de Vox por Alava ha logrado 152 votos en el pueblo del líder de la formación.
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