El PSOE se da su tiempo para establecer alianzas parlamentarias que permitan a Pedro Sánchez gobernar con mayor estabilidad que tras la moción de censura. Pero esos acuerdos tendrán que esperar a que el nuevo mapa político de España se termina de definir en las elecciones autonómicas, municipales y europeas del 26 de mayo. Hasta entonces, los socialistas intentarán caminar a solas para no cerrarse ningún apoyo por el centro, con Ciudadanos, ni por la izquierda, con Podemos y Esquerra Republicana de Cataluña.
Por ese motivo, Pedro Sánchez busca un candidato a presidir el Congreso de los Diputados que pueda concitar apoyos sin tener que asumir un compromiso político antes del 26-M. Cinco días antes, el 21 de mayo, se constituirán las Cortes y se tienen que elegir sus órganos de gobierno, las Mesas, así como sus presidentes. Por esa premura, en el PSOE empiezan a buscar candidatos en el Gobierno y en el partido. La elección final tendrá repercusiones en ambos, por lo que Sánchez podría remodelar la dirección del partido y su Ejecutiva para asumir estos nuevos puestos clave.
El perfil institucional que requiere la Presidencia del Congreso ha puesto el foco sobre Margarita Robles, actual ministra de Defensa, ex portavoz socialista y una de las primeras independientes que dio un apoyo sin fisuras al proyecto de Pedro Sánchez frente al de Susana Díaz. La magistrada puso su prestigio profesional al servicio del nuevo PSOE y dirigió una oposición "de estado" desde julio de 2017, cuando Sánchez volvió a Ferraz, hasta junio de 2018, cuando regresó al Congreso a través de la moción de censura. Entonces entró en su gabinete como ministra de Defensa, puesto en el que ha vivido tensiones con la vicepresidenta, Carmen Calvo, por cuestiones como la venta de armas a Arabia, un asunto que también le abrió un conflicto con Josep Borrell, titular de Exteriores, también de salida del Ejecutivo rumbo a Bruselas.
Precisamente el nombre de Carmen Calvo también forma parte de las quinielas. La vicepresidenta ha ocupado un papel destacado en la coordinación del Gobierno y ha tenido el protagonismo en la gestión de medidas estrella como la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco y de la negociación con la Generalitat de Cataluña. Ambas cuestiones han dado menor fruto del esperado y han provocado algún cuestionamiento interno de la vicepresidenta que, no obstante, se ha echado el Gobierno a sus espaldas durante la larguísima campaña electoral iniciada por Sánchez a mediados de febrero.
Otra veterana socialista, Cristina Narbona, presidenta del PSOE, se estrena en el Senado como la senadora más votada de España. Su perfil encaja con la presidencia de la Cámara una vez que Micaela Navarro, antecesora de Narbona en el cargo orgánico, queda descartada por haberse mantenido leal a Susana Díaz frente a Pedro Sánchez en su contienda interna.
Narbona se quedó fuera del Gobierno de Pedro Sánchez por la entrada en el Ejecutivo de su pareja, Borrell, y tras haberse visto salpicada por la investigación judicial de una posible financiación ilegal del PSOE en la Comunidad Valenciana. El cargo institucional en el Senado serviría ahora también para reconocer el apoyo de la pareja a Sánchez en las contienda interna y premiar el trabajo interno de Narbona en la elaboración de los documentos programáticos del partido.
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