Política

La crisis en Venezuela provoca el primer choque entre PSOE y Podemos tras el 28-A

Ciudadanos protestan contra Nicolás Maduro, el miércoles 1 de mayo en Caracas. | EFE

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tendrán de qué hablar la próxima semana cuando se reúnan en Moncloa para analizar el resultado electoral del pasado domingo. Desde la misma noche electoral, Podemos ha gritado por un acuerdo que permita su entrada en el Gobierno, a lo que el PSOE de momento se niega asegurando que aspira a gobernar en solitario con apoyos puntuales, como en la pasada legislatura, pero con casi 40 escaños más.

La crisis desatada en Venezuela en las últimas 24 horas no allana el potencial entendimiento entre las dos fuerzas de la izquierda. Pablo Iglesias ha pedido este miércoles durante los actos del 1 de mayo que el Gobierno retire su reconocimiento a Juan Guaidó, asegurando que fue "un error" concederlo. Y ha ido más lejos: ha acusado al ministro de Exteriores, Josep Borrell, de haber admitido ese error en privado y de acusar a Guaidó de "no querer elecciones libres, sino un baño de sangre".

El Gobierno no responde a esas acusaciones y asegura que es Pablo Iglesias quien tiene que aclarar sus palabras. Este martes, tras la liberación del opositor Leopoldo López y la movilización de parte del Ejército junto a Juan Guaidó, Borrell valoró en público que se trataba del "peor escenario posible", pese a que el Gobierno subrayó tras el Consejo de Ministros que reconoce y apoya al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, al tiempo que reafirmaba su compromiso con unas elecciones libres y llamaba a evitar un enfrentamiento civil.

Las palabras de Iglesias suponen un incendio para el gobierno español que ya comienza a tener eco internacional. Especialmente en los medios de comunicación de la propia Venezuela. Y más si cabe dado el rol de liderazgo que España ejerce en la crisis venezolana en el seno de la Unión Europea y en el resto de la comunidad internacional.

Sin ir más lejos, el propio Leopoldo López se encuentra actualmente junto a su familia en la residencia del embajador de España en Caracas. Respecto a esa situación, el potencial socio del Gobierno, Pablo Iglesias, ha reclamado no "priorizar" un asilo de Leopoldo López sobre el de otros que lo reclamen. Ese asilo, sin embargo, no se ha solicitado hasta el momento, aunque no está descartado.

Elliott Abrams ha subrayado hoy el apoyo de España a Guaidó y ha insistido en que la salida de Maduro estaba lista

La posición de España en el conflicto venezolano es tan relevante que el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, se ha referido a ella este miércoles, durante la segunda jornada de movilizaciones que tratan de forzar la caída del régimen chavista de Nicolás Maduro. Abrams ha recordado que España se reafirmó ayer en su apoyo al presidente encargado Guaidó, "y Estados Unidos también".

Abrams, como ya hicieron el martes John Bolton y el secretario de Estado Mike Pompeo, ha insistido en que existían conversaciones con altos mandos chavistas, como el ministro de Defensa Vladimir Padrino, o el presidente del TSJ Maikel Moreno, para forzar la salida de Maduro, que incluía su huida a Cuba. "Ahora apagaron sus celulares", ha dicho este miércoles Abrams, que ha asegurado que el inicio de la Operación Libertad no estaba previsto para ayer y que pudo adelantarse debido a que Maduro descubriera un plan que se gestó a sus espaldas.

"El presidente Guaidó logró fracturar a la Fuerza Armada Nacional", ha insistido Abrams, que advierte de que Maduro "no puede confiar en nadie en su entorno, incluyendo a quien diga que le es leal".

Con la partida de ajedrez geopolítica aún muy viva, Iglesias trata de abrir una brecha en la posición española en un momento en el que la postura de Madrid es clave, con Leopoldo López bajo la protección del embajador y amenazado de detención por parte de la dictadura venezolana.

Líderes de Podemos niegan la legitimidad de Guaidó

López comandó este martes el llamado a las Fuerzas Armadas para ponerse del lado de la Constitución, junto a Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela desde el pasado mes de enero. Un cargo que le confiere la propia Carta Magna bolivariana, que prevé que en caso de vacío de poder es el presidente de la Asamblea Nacional quien debe asumir los poderes de presidente interino.

Guaidó preside la Asamblea, democráticamente elegida en el año 2015 en unas elecciones que dieron mayoría a la oposición. Como respuesta, Maduro decidió constituir una Asamblea Constituyente sólo con miembros del oficialismo. Fue esta Asamblea paralela la que convocó unas elecciones fraudulentas y no reconocidas por la comunidad internacional en las que ahora se parapeta para aferrarse al cargo de presidente, que oficialmente expiró a principios de 2019.

Pese a esto, destacadas figuras dentro de Podemos atacan desde hace meses a Guaidó, respaldando la continuidad en el poder de Maduro y el oficialismo chavista. Alberto Garzón, por ejemplo, ha retuiteado numerosos mensajes en los que se tilda a Leopoldo López de "criminal" y se pide la detención de Juan Guaidó.

"La derecha golpista venezolana vuelve a intentar ganar el Gobierno con las armas, otra vez llamando a los militares a combatir a su propio pueblo. Nuestro firme compromiso está con la paz, el diálogo y contra el golpe de Estado. No pasarán", tuiteó ayer el dirigente de Izquierda Unida y número dos de la coalición electoral. Similar lenguaje al utilizado por Juan Carlos Monedero, que calificó a Guaidó como "un joven educado por los Estados Unidos en el golpismo".

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