Aunque gobiernan en la Comunidad de Madrid, los populares ven muchas más posibilidades en hacerse con la alcaldía de Madrid que con la presidencia autonómica. Sin albergar ninguna duda respecto a que en ambas instituciones habrá gobiernos de centro-derecha porque, a diferencia de lo que ha pasado en las últimas generales, PP, Ciudadanos y Vox van a sumar lo suficiente para gobernar, aquí lo que se dirime es cuál será el partido hegemónico de ese espectro ideológico y el 28-A da algunas pistas.
Al margen de estudios propios, los populares se aferran a un dato que, en general, ha pasado más desapercibido a pesar de la insistencia del alcaldable popular, José Luis Martínez Almeida, en resaltarla. Hubo, sí, sorpasso de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid, que es circunscripción única también en las generales, pero "en uno de nuestros peores momentos, con el partido hundido, no la hubo en Madrid capital", donde el partido de Albert Rivera no logró superarlos, recuerdan fuentes del PP regional.
El PP resistió en Madrid capital, donde Ciudadanos no le hizo el sorpasso
Efectivamente, en la Comunidad de Madrid Ciudadanos consiguió 786.025 votos y ocho diputados frente a los 699.904 de los populares y siete escaños. Pero en Madrid capital -donde por primera vez ganó el PSOE en casi tres décadas- el PP logró imponerse a los "naranjas", bien es cierto que casi por la mínima. La lista de Casado consiguió el apoyo de 502.602 madrileños mientras que Rivera quedó tercero con 370.117 papeletas.
La planta primera de Génova -donde se ubica la sede de los populares madrileños- ha escrutado estos resultados distrito por distrito y barrio por barrio para concluir que Ciudadanos "no nos gana en ninguno de nuestros reductos electorales de la ciudad" ni siquiera en la peor de las condiciones para el PP, que ha cosechado el peor resultado de su historia en el conjunto del país.
Eso, y el convencimiento de que Almeida está haciendo "una buena campaña" les permite algo de optimismo de cara al 26-M. El aspirante popular se ha preparado para responder a las acusaciones de "derechita cobarde" que les lance Abascal y también contra las arremetidas que vengan por la izquierda del PP, esto es, de Ciudadanos.
Guerra en el centro-derecha por la hegemonía
A los primeros les preguntará "dónde se metieron durante cuatro años después de que obtuvieran en las anteriores elecciones locales menos de 10.000 votos". Y de cualquier crítica a la labor de oposición que le haga señalará la corresponsabilidad de su antiguo compañero de filas Íñigo Henríquez de Luna, fichado por Vox para la lista a la Comunidad.
Arremetida contra Garrido
También creen en el equipo de Almeida que el paso de Garrido a Ciudadanos puede ser un punto débil "después de todas las barbaridades que ha dicho de ellos. Se vale de que somos gente educada y no vamos a revelar sus consideraciones sobre Begoña Villacís e Ignacio Aguado", aseveran. Además, confían en capitalizar ese voto con un fuerte componente "anti-Carmena" tras los reiterados enfrentamientos que ha protagonizado Almeida contra el gobierno de Ahora Podemos.
¿Y la Comunidad? Pues aunque paradójicamente se consiguió conservarla gracias a un acuerdo con la formación de Rivera, el cambio de candidato con la elección de Isabel Díaz Ayuso es una incógnita, a pesar de que fuera vicepresidenta de Presidencia y Justicia de la Comunidad en el equipo, precisamente, de Garrido. En el equipo de Díaz Ayuso esperan que una vez pasadas las elecciones generales, "nos quitemos la capota" para poder tener más protagonismo y discurso político con el objetivo de que "vuelvan los que han votado a Vox porque ahora se arrepientan de la continuidad de Sánchez tras las elecciones generales".
Los populares madrileños venderán mucha gestión
Si esto no se consigue, un miembro de la candidatura admite que "estamos muertos" o, lo que es lo mismo, que se corre el riesgo mas de evidente de que Aguado se imponga a Díaz Ayuso. Esto es, sumar "vamos a sumar fijo" en alusión al bloque de centro-derecha, pero la hegemonía en la región puede pasar a manos del partido de Rivera. La campaña popular en Madrid se centrará mucho "en lo que tenemos nosotros que no tienen ni ciudadanos ni Vox: gestión". Sanidad, Educación, infraestructuras, inversiones y fiscalidad entre otros asuntos.
Aún así, la política de pactos será necesaria. La totalidad de los barones populares saben que si quieren seguir gobernando o aspirar a gobernar deberán acercarse a Ciudadanos y a Vox, el tercer actor a tener en cuenta. De hecho, desde Génova aseguran que si Pablo Casado no dio réplica a ambas formaciones durante la campaña de las elecciones generales "a pesar de que nos tachaban de derecha corrupta o derechita cobarde" era en muy buena medida "para no perjudicar los pactos autonómicos y locales". Eso quedó en buena medida de manifiesto en el almuerzo que el líder del PP celebró con sus candidatos tras la reunión de la ejecutiva el pasado martes.
Además, las características de la negociación con Vox son peculiares en la medida en que los dirigentes territoriales tiene poca o nula participación, tal y como se puso de manifiesto en el acuerdo que hizo posible el relevo al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía. Por Vox negocia la dirección nacional y ese era el clima que no se quería embarrar en la campaña de las generales... hasta ahora, que se han roto hostilidades.
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