Menos de una hora ha durado la cita en Moncloa entre Pedro Sánchez y Albert Rivera y solo ha servido para poner de manifiesto las profundas divergencias entre ambos con un Rivera empeñado en convertirse en la alternativa del centro-derecha desplazando al PP de ese podio. En una comparecencia posterior ha subrayado su voluntad de liderar una oposición "firme y leal a los españoles con sentido de Estado, sin mochilas, complejos, libre y sin corrupción".
Se propone "proteger a los españoles" y ha marcado como una de las grandes discrepancias el desafío catalán. Le ha ofrecido al presidente del Gobierno sus diputados y senadores para aplicar el 155. "Hay que requerir a Torra para aplicar la Constitución", ha dicho en alusión al presidente de la Generalitat. En este sentido, el líder de Cs ha expresado su disponibilidad a mantener un canal de comunicación abierto con el Ejecutivo para intervenir el gobierno autonómico catalán.
Respecto al sentido de su voto en la investidura ha dicho que "España no es un cambio de cromos" y que su papel pasa por "controlar al Gobierno", aunque "no destruirle". En este sentido, ha dejado claro a Sánchez desde el principio que no facilitará su investidura convencido, como está, de que "no hay que ser un lince para saber que tiene ya un pacto con Podemos".
En todo caso, según las versiones tanto de Rivera como de Moncloa, "no se ha hablado de posibles acuerdos postelectorales, cuestión que compete a los Grupos Parlamentarios", ha dicho el Gobierno en un comunicado redactado en términos muy parecidos al de este lunes en el sentido de que con estos encuentros se pretende "normalizar las relaciones institucionales y el diálogo político" para "avanzar en numerosos asuntos de Estado".
Cuatro pactos de Estado
Precisamente, Rivera ha puesto sobre la mesa cuatro pactos de Estado: el educativo, lucha contra la despoblación, sobre inmigración y, en último lugar, sobre seguridad y lucha antiterrorista, cuestiones que centrarán su labor de oposición parlamentaria. Asimismo, ha expresado su disposición a erigirse en la alternativa cuando el gobierno de Sánchez fracase en su intención de hacerse con la hegemonía del centro-derecha. Han confrontado, sin embargo en el capítulo económico y subida de impuestos. Cree el líder naranja que el objetivo del presidente del Gobierno es "machacar a impuestos" a los españoles, para lo que estará muy vigilante.
Este lunes Casado sugería la posibilidad de que Sánchez se apoyara en el apoyo o abstención de los naranjas, con quien suma 180 escaños, para no necesitar de Podemos ni de nacionalistas e independentistas. Rivera no ha querido entrar en este asunto con un desdeñoso "bastante tiene Casado con lo que tiene para que yo le meta el dedo en el ojo", en alusión a la delicada situación interna por la que pasa el PP tras el 28-A que ha calificado de "descomposición".
Yo no mido el tamaño de las salas"
A diferencia de lo que hizo este lunes con el presidente del Partido Popular, Rivera ha comparecido ante los periodistas en la sala pequeña de prensa de Moncloa y no en la reservada al Gobierno, que sí se cedió a Casado, un modo de reconocerle como líder de la oposición. Esta vez,el líder de Ciudadanos también ha tirado de tono despectivo cuando, interrogado sobre qué podía significar dicha distinción ha respondido que "no será un líder de nivel si me dedicara a medir el tamaño de las salas".
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