Después de la campaña el llena de insultos y estridencias, llega la recampaña de la moderación. Ahora lo que se lleva es que los candidatos sean, de pronto, vistos como moderados estadistas. Y seguramente esta nueva y desesperada búsqueda de la normalidad sea lo más innovador que pueden hacer los políticos por ganarse, si no ya nuestro voto, sí al menos nuestra atención.
Mientras que Aznar moviliza la izquierda, sacar a Rajoy a pasear moviliza a los jugadores de dominó
Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y candidata a volver a serlo, presentó esta semana un pintoresco videoclip de regueatón Ada is in the house cuyo "soc la fucking alcaldesa" ni siquiera ha llegado al fin de semana en una memoria colectiva saturada de memes y gracietas. Pese a las 80.000 visitas en Youtube y, aparte de las risas iniciales, no ha conseguido viralizarse más allá de algún titular en busca de su clic.
Más suerte tuvo Manuela Carmena cuando aspiraba a a la alcaldía de Madrid por primera vez y para darla a conocer su equipo utilizó esta estrategia de los vídeos virales. El más exitoso fue el de la drag queen Kika Lorace, que le dedicó un hit titulado Adiós Botella con más de dos millones de visualizaciones. Pero es que hace cuatro años hacer vídeoclips arriesgados todavía llamaba la atención. Y lo que ahora se lleva es la moderación. En realidad, el cartel electoral de Ada Colau para las elecciones municipales es mucho menos transgresor de lo que acostumbraba esta activista convertida en política desde hace cinco años. Hasta cambia en la foto oficial la chaqueta de punto de entonces por una americana al uso. Muy convencional.
También el PP de Pablo Casado apuesta por la moderación. No hay más que ver que para el 28-A ha sacado de su apacible despacho de registrador de la propiedad a Mariano Rajoy para pasearlo de provincia en provincia, mientras aleja de nuevo el tono desafiante del Aznar que una semana antes de las últimas elecciones fanfarroneaba con que si "tuviera delante" estos candidatos "le durarían muy poco". El ex presidente que apadrinó al nuevo líder popular durante la desastrosa campaña del 28-A, en la que el PP perdió 70 escaños, se ha vuelto a sus labores en Estados Unidos durante la campaña. Mientras que Aznar moviliza la izquierda, sacar a Rajoy a pasear moviliza a los jugadores de dominó. Mucho más útil para el PP, donde va a parar.
En el último mitin en Valencia de los populares, lo más parecido a un insulto que se oyó fue a González Pons, número dos en las listas europeas, llamar "cobardica" a Carles Puigdemont. Menos mal que dijo la palabra entera y no extremó la precaución a decir nada malsonante, como hacen los niños, diciendo que Puigdemont es "eso que empieza por c". Hubiera dado lugar a confusión entre tanto talante. Como confuso pudo ser para algunos de los valencianos en el mitin que González Pons les dijera que "los nacionalistas españoles también son peligrosos". Quédense tranquilos los que llevaran la banderita de España en la pulsera que solo se refería a Vox.
Vox, por su parte, también intenta la moderación a su manera. O, al menos, así se podría interpretar que haya declinado la invitación a aparecer en el acto de final de campaña de para las elecciones europeas que organiza el italiano Matteo Salvini en Milán y que reunirá a lo más granado de los ultraderechistas alemanes, austriacos, holandeses y escandinavos.
Ciudadanos, por su parte, apenas está dando que hablar en el inicio de la nueva campaña electoral de las europeas y municipales. Parece más preocupado de momento el partido de Albert Rivera en pelear por el título de líder de la oposición a Pedro Sánchez y esta semana el CIS rebajaba las expectativas del partido naranja de lograr el sorpasso al PP en el centro-derecha.
Muchos madrileños habrán recordado que Pepu Hernández era el candidato socialista al ver carteles con su foto en las farolas
Y mientras el PSOE guarda luto por la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba y aplaza la campaña, no habrá hueco entre los socialistas para nada que no sea un discurso medidamente institucional. El tirón de la victoria electoral del 28-A es lo que marcará la campaña del Partido Socialista para quienes, al contrario que el PP, lucirá la marca más que el nombre de los candidatos. Muchos madrileños habrán recordado que Pepu Hernández era el candidato socialista a la alcaldía de la capital, tras varios meses desaparecido, ahora que empiezan a ver los carteles electorales con su foto en las farolas.
No es previsible que vayamos a ver en las próximas dos semanas a candidatos de primera línea tirándose los desprecios a la cabeza en los debates ni bailando en Sálvame. Para llamar la atención de los electores, los políticos empiezan a darse cuenta de que deben esforzarse por parecer a la altura del puesto al que aspiran. Eso sí que puede resultar revolucionario.
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