Política

La Fiscalía investigará el escrache a Rivera en Rentería por posibles delitos de odio

Protestas en Rentería ante la llegada del líder de Ciudadanos, Albert Rivera.
Protestas en Rentería ante la llegada del líder de Ciudadanos, Albert Rivera. | MIKEL SEGOVIA

La Fiscalía de Guipúzcoa va a investigar los incidentes ocurridos el pasado 14 de abril en la localidad de Rentería, varios centenares de personas trataron de impedir un mitin del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la campaña de las generales.

Según recoge la Cadena Ser, el Ministerio Público va a iniciar las pesquisas por posibles delitos de odio, injurias y amenazas durante el escrache que sufrió Rivera, así como los asistentes al acto en la Plaza de los Fueros de la localidad vasca.

Además del propio candidato de Ciudadanos, también participaban en el mitin la número dos de la lista naranja al Paralmento Europeo, Maite Pagazaurtundúa o el filósofo Fernando Savater, que también fueron insultados.

El fiscal ha solicitado a la Ertzaintza que elabore un informe "detallado de los hechos" e identifique a los responsables del escrache, como primer paso con el que iniciar la investigación.

Ciudadanos denunció en su momento que había sido la Asociación Juvenil Revolucionaria de la Izquierda Abertzale la responsable de organizar el acoso, alegando que lo que allí ocurrió "no fue un hecho aislado de manera espontánea".

Militantes de la formación naranja reconocieron que el de Rentería fue el acto del partido en el que peor lo pasaron, un municipio que, desde primera hora, dejó claro a Ciudadanos que no eran bienvenidos, colocando enormes lazos amarillos en las fachadas de varios edificios de la Plaza de los Fueros.

El mitin estuvo acompañado casi en su totalidad de abucheos y gritos de “fascistas”,  si bien el momento más tenso se vivió al final del acto, cuando la furgoneta en la que viajaban Savater, Rivera y Pagazaurtundúa abandonaba la plaza. Un cinturón de seguridad de la Ertzaintza impedía que la violencia fuese a más, pero no lograron evitar los insultos, golpes a la furgoneta e incluso escupitajos proferidos por los manifestantes, que obligó a las autoridades a realizar cargas.

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