Se llevó para siempre muchas noches oscuras de derrota. También las hubo de victorias. La suya fue una vida política de desvelos, miedos, dudas y dolor impotente. Alfredo Pérez Rubalcaba conoció como pocos el precipicio que esconde la toma de decisiones en la lucha antiterrorista. Una batalla a menudo infructuosa y con victorias fugaces. Murió apenas unos días antes de poder vivir la detención del dirigente de ETA que conocía bien, José Antonio Urrutikoetxea, ‘Josu Ternera’, con el que el Gobierno del que formó parte negoció antes de irse todo al pozo negro con el atentado de la T4.
Ahora, una semana después de su fallecimiento, salen a la luz extractos inéditos de una larga entrevista que mantuvo con el periodista Manuel Campo Vidal, con motivo de la serie ’40 años de democracia’ (Canal Historia). En el fragmento, dedicado en exclusiva a la lucha antiterrorista, Pérez Rubalcaba asegura que los tres presidentes del Gobierno que negociaron con ETA hicieron el mismo planteamiento a la banda: “Felipe, Aznar y Zapatero, los tres tuvieron las mismas intenciones, ver si conseguían paz por presos”.
Quien fuera ministro del Interior entre abril de 2006 a julio de 2011, reconoce que el Gobierno de Zapatero no llegó a “empezar nunca” el diálogo con ETA pero sí que estuvo dispuesto a conceder cambios en la política penitenciaria, “dentro del estado de derecho, si vosotros abandonáis la violencia, les decíamos, y que para la política estaba el Parlamento”.
Debilidad del Estado
En la entrevista, que data de marzo de 2017, Pérez Rubalcaba señala que “ahora se puede decir” que a finales de los 90 y comienzos del 2000 el Estado se encontraba profundamente debilitado a consecuencia del acoso violento de ETA, con la proliferación de atentados, especialmente a cargo del ‘comando Andalucía’. “El pacto antiterrorista surge en unos momentos en los que, ahora lo puedo decir, no es que el Estado estuviera débil, sino que ¡nos estaban dando unas bofetadas terribles…!”. Añade que en esa situación de debilidad aquel acuerdo fue un intento por “mandar un mensaje al máximo nivel”.
Dejaron a ETA porque detuve 'Txeroki', si no, no se hubieran atrevido, ETA los hubiera arrastrado a la cárcel"
En ese contexto de debilidad destaca el papel jugado por el entonces portavoz del Gobierno Vasco, -y posterior presidente del PNV- Josu Jon Imaz, “que nos dijo que nos apoyaba”. “Debíamos reforzar el mensaje de que ‘olvidaos, no nos vais a ganar’. Josu Jon me dijo que lo que más quería era poder pasear por la Concha sin escoltas con sus hijos y que por eso lo arriesgaría todo”.
Pese a todo, el inicio del final de ETA Rubalcaba lo puso mucho antes, en el año 1988 con la firma del pacto de Ajuria Enea: “Ahí estaba todo, fue definitivo, fue lo más complicado que hizo España en la lucha contra el terrorismo”. Subraya que en aquel documento que firmaron todas las formaciones políticas “ya se hablaba de la policía, de la cooperación con Francia, del papel de los jueces y fiscales, la política, el posible diálogo”. “Creo que es lo más perfecto que se ha hecho”. Un reconocimiento que extiende en su mensaje a los redactores del mismo, “José Luis Zubizarreta, al que la historia no le hará justicia, y Txiki Benegas”.
Ahora se puede decir, el pacto antiterrorista surge con un Estado débil, nos estaban dando unas bofetadas terribles"
El fallecido ex ministro asegura que el atentado de la T4 fue el que precipitó el final de ETA. Un proceso de desaparición que la organización terrorista llevó a cabo “no por convencimiento sino por razones tácticas y estratégicas”. Al acoso policial y judicial, que debilitó la estructura de la banda, Pérez Rubalcaba añade la decisión de la izquierda abertzale de desligarse de la banda. “Llegaron a la conclusión de que ETA se acababa y que o rompían con ellos o se iban al agujero o a la cárcel con ellos”.
"Yo detuve a 'Txeroki'"
En un momento de la entrevista el ex ministro pone en valor su gestión para forzar el movimiento estratégico de la izquierda abertzale para distanciarse de la violencia. Subraya que el cambio no se produjo por una conversión moral o ética de rechazo hacia la violencia sino más bien “porque yo detuve a ‘Txeroki’ y si no, no os hubierais atrevido”.
En el fragmento inédito divulgado ahora, Rubalcaba hace un repaso por algunos de los episodios de su gestión al frente de Interior, como la desarticulación de la infraestructura de ETA en Portugal, “’Ata’ era un tipo peligroso e inteligente que decidió instalarse en Portugal. Si no lo llegamos a pillar nos hubieran vuelto locos cinco años”. En este punto reconoce que entonces llegó a afirmar en público, “algo de lo que me arrepiento”, que desconocía quién sustituiría a ‘Ata’ “pero dije que sabía que no duraría mucho, era como decir que no eran imbatibles”.
Es precisamente esta idea la que recuerda que hubo que combatir con fuerza durante los primeros años al frente de Interior. Destaca que se había instalado el concepto de “empate infinito” en la lucha entre ETA y el Estado, “era una idea que sólo pretendía que nos llevara a forzar el diálogo y ceder y ese mito había que romperlo”. El final de la entrevista concluye asegurando que la desaparición de ETA en realidad fue posible gracias al trabajo, a la inteligencia colectiva y a “una gota de suerte”.
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