El veto de Esquerra a la designación de Miquel Iceta como senador autonómico tendrá consecuencias en las relaciones entre republicanos y socialistas en Madrid, lo advirtió el PSOE y lo sabe ERC, cuyo portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, se apresuró a intentar pasar página del "chubasco pasajero". Pero tendrá consecuencias también en la política de pactos locales que PSC y Esquerra abrirán a partir del próximo lunes. Los republicanos aspiran a convertirse en primera fuerza municipal en Cataluña, y los socialistas a recuperar su poder en el área metropolitana de Barcelona a costa de Podemos y Cs. El acercamiento parecía cantado, pero la ruptura de la semana pasada puede tener consecuencias.
Miquel Iceta advirtió un mes antes de las elecciones de cual sería la norma general de los pactos municipales del PSC tras las elecciones locales del 26M: buscar gobiernos locales "estables" de "carácter progresista" y, sobre todo, "que no se supediten al proceso independentista" norma especialmente centrada en las ciudades de Barcelona y Badalona. Pero más allá de estas dos ciudades, objeto especialmente codiciado por el independentismo, la dirección del PSC era consciente de que ERC sería un socio codiciado para los alcaldes socialistas en minoría.
ERC, socio predilecto de los alcaldes en minoría
La explicación responde exclusivamente a dinámicas locales: ERC gobierna en la Generalitat y lleva las riendas de la Conselleria de Economía. Tiene las llaves de la caja. Y los alcaldes saben que su reelección depende mucho más de conseguir el pabellón, la mejora de los accesos o la señalización de senderos para turistas que del eje independentista-constitucionalista. Por eso los socios de Esquerra hubieran sido especialmente codiciados tras el 26M... Si ERC no hubiera vetado a Miquel Iceta para el Senado.
La estrategia trazada por el PSC antes dela crisis del Senado tenía una derivada clara en la política nacional: la de facilitar el acercamiento de Esquerra al PSOE y convertir a los republicanos en un "socio fiable" para Pedro Sánchez, por la vía de empujar la ruptura de ERC con JxCat integrándola en pactos progresistas a nivel municipal de la mano de Comunes-Podemos y el propio PSC. Una estrategia que los propios republicanos han abonado, por lo menos en lo que respecta a los Comunes, con su negativa a presentar listas unitarias con Junts y apuntar a acuerdos con la izquierda.
Pero tras el veto de la semana pasada, en el que Esquerra apareció sin complejos como catalizadora del rechazo independentista a la candidatura del líder indiscutido del PSC, el precio de los acuerdos locales ha subido varios enteros, por mucho que Iceta asegurara tras consumarse la votación en el Parlament que seguirían apostando por el diálogo. Y la estrategia de socavar la alianza independentista de ERC y JxCat para crear un eje de izquierdas se aleja.
Tarragona, terreno de pruebas
El primer ejemplo de esta nueva dinámica que trataba de imponer la dirección del PSC es Tarragona, donde el socialista Josep Félix Ballesteros ha gobernado los últimos cuatro años de la mano del PP. Allí, el director de campaña socialista, Santi Castellà, reconocía al inicio de la campaña su preferencia por pactar con ERC tras el 26M."Nuestra línea estratégica se centrará en el ecologismo, el feminismo y los servicios sociales. En estas materias estamos más cerca de ERC y los Comunes que de otras formaciones" afirmaba a primeros de mayo. Ahora, la tesis de Castellà está en entredicho.
Tras el 1-O y la aplicación del artículo 155 en Cataluña con apoyo del PSOE, el PSC vio como se rompían casi 40 pactos locales con formaciones independentistas. Perdieron alcaldías como Sant Hipòlit de Voltregà, a alcaldes presionados por el independentismo como Jordi Ballart en Terrassa y fueron expulsados de varios gobiernos locales, el principal en Barcelona. Aún así, la política local conservó una dinámica propia que hizo que en el muy independentista municipio de San Esteve Sesrovires -el pueblo que la Guardia Civil confundió en sus atestados y se convirtió en icono del independentismo como Sant Esteve le les Roures- ERC gobernaba en alianza con el PSC tras romper con CiU.
El PSC concluye el mandato municipal con 17 pactos locales con Esquerra en los que el alcalde es socialista y recibe apoyos republicanos, especialmente en el área de Barcelona, y la dinámica se invierte en poblaciones medianas del interior de Barcelona, Lleida, Girona y Tarragona. Los socialistas han conservado además otros 29 pactos municipales con CiU o sus derivadas en otros tantos municipios catalanes. Un mapa de alianzas locales inverosímiles en dinámica nacional como la de Sentmenat, donde el alcalde de CiU gobierna hasta el domingo con los apoyos de PP y PSC, que a partir del lunes sufrirá las presiones de la dinámica de bloques.
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