La suspensión de los cuatro diputados independentistas en prisión preventiva procesados por el 1-O abre un escenario incierto en el Congreso de los Diputados. La Mesa del Parlamento ha suspendido "de derechos y obligaciones" a Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull y Jordi Sánchez, una medida que se hace efectiva desde el pasado martes 21 de mayo, día en que tomaron posesión de su escaño. Las consecuencias de esta decisión no están todavía claras, a la espera de que los servicios jurídicos de la Cámara dicten un informe, pero se abren dos grandes escenarios: uno, en el que los políticos del procés dejan su escaño para no mermar a su formación política en el Hemiciclo, o dos, enrocarse en señal de protesta con todas las consecuencias parlamentarias que podría acarrear.
En el primero de los casos, los cuatro diputados suspendidos dejarían sus actas y 'correría' lista, dejando el escaño a los dirigentes de su partido que le acompañaban en la candidatura electoral. En este caso, el procedimiento sería relativamente sencillo puesto que los cuatro nuevos parlamentarios sólo tendrían que tomar posesión como diputados ocupando el lugar de los presos. Ésta opción, más sencilla, no parece sin embargo la opción preferida de los partidos soberanistas, molestos por la suspensión.
Independientemente de la opción a tomar, es probable que los cuatro diputados suspendidos presenten un recurso a la decisión de la Mesa del Congreso; los afectados ya han pedido una reconsideración de la Mesa, pero el próximo paso sería presentar un recurso de amparo que tendrían que dirigir al Tribunal Constitucional y en el que podrían pedir medidas cautelares para que no se ejecute su suspensión hasta que se resuelva el recurso, al considerar vulnerado su derecho a la participación política. Sería el Constitucional quien tendría que aceptar o rechazar el recurso y considerar la aplicación de las medidas cautelares. Los ex convergentes de JxCat ya dan por hecho el rechazo de este tribunal y se plantean recurrir al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
La segunda opción que se abre es que los cuatro diputados suspendidos -tres de JxCat y uno de ERC (Oriol Junqueras)- se enroquen y no renuncien a sus actas, de manera que la Cámara Baja quedaría compuesta por 346 diputados en lugar de los actuales 350 representantes. El efecto inmediato de esta decisión sería un complejo escenario del que no hay precedentes en la historia de la democracia.
La primera consecuencia de ello recaería sobre JxCat, el partido de Carles Puigdemont, que pasaría de tener siete diputados y derecho a un grupo parlamentario propio -con remuneración mensual de 15.000 euros-, a cuatro representantes. Esta situación podría llevar a que JxCat pasara al Grupo Mixto, un escenario que se daría en caso de que los tres diputados suspendidos de JxCat no computen para la formación de grupo parlamentario. Este asunto, entre otros, tendrán que decidirlo los letrados de la Cámara en el informe encargado por la Mesa.
Sin embargo, la cuestión más difícil de dirimir es, en caso de que los diputados suspendidos se enroquen, si se alterarían las mayorías de la Cámara: si en lugar de los 176 votos que se requieren actualmente para la mayoría absoluta esta cifra se redujera teniendo en cuenta únicamente los 346 diputados 'activos', de manera que la mayoría se sitúe en 174 dirigentes. Una alteración de las mayorías que, en caso de producirse, también afectaría a la investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno.
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