¿Cuántas veces nos han dicho que Europa se dirigía al abismo? ¿Cuántos apocalipsis nos han anunciado con trompetería celestial? ¿Dónde ha quedado la marcha triunfal de los cachorros de Putin? De acuerdo, crecen e incluso ganan en algunos países. Pero si los resultados hay que leerlos siempre en comparación con las expectativas, la noticia del día es el crecimiento de liberales y verdes. Los europeos parecen a la busca de alternativas, sí, pero en buena medida de alternativas europeístas. Hay una ciudadanía viva, que ha ido a las urnas con entusiasmo, que no se resigna a la mediocridad ni se entrega a la demagogia. Una ciudadanía que nos señala el camino hacia el futuro con mucho más optimismo y sensatez que tantos augures y profetas.
Oigo desde ayer que estas elecciones marcan el adiós a la gran coalición europea, porque socialistas y populares ya no suman como sumaban. Pero no es así, sino al contrario. Se abren las puertas a una grandísima coalición en la que los liberales y tal vez los verdes (habrá que ver cómo definen su posición y si son capaces de articular un discurso europeo en todas las cuestiones clave) estén en condiciones de dar el impulso que el proyecto comunitario está reclamando.
En el lado negativo para el europeísmo, el principal problema vuelve a ser Italia, un país fundador en manos del nacionalpopulismo
En el lado negativo para el europeísmo, el principal problema vuelve a ser Italia, un país fundador en manos del nacionalpopulismo. Aunque incluso aquí podemos encontrar algo positivo: repunta el Partido Democrático que parecía difunto. En Francia ha ganado Le Pen por los pelos, con peor resultado que hace cinco años. ¿Dónde está el efecto de los chalecos amarillos? No se ve. Macron, al que muchos quieren enterrar día sí y día también, vuelve a salir vivo y refuerza su liderazgo europeo en esta etapa final de Angela Merkel.
En Alemania, los triunfadores parecen Los Verdes, que han canalizado el descontento mejor que los nacionalistas de AfD. Sí, hay victorias importantes del nacionalpopulismo en Polonia y Hungría, pero no sorprenden a nadie ya. Y, a cambio, hay derrotas sonoras en Finlandia o en Holanda, donde Wilders ni siquiera consigue representación. En España, Vox ha debido de batir algún tipo de récord, al experimentar un desgaste enorme en un plazo de tiempo ridículo.
En el capítulo británico, Farage seguirá viviendo de su madre (la UE) a la espera de vivir de su hijo (el Brexit). Pero la gran noticia es que por fin los liberal-demócratas parecen haber encontrado su voz y su mensaje, que no podía ser más sencillo: “A la mierda el Brexit”. ¿Era tan difícil? En todo caso, se presenta un escenario ganador para el europeísmo: si se consuma la salida, el bloque eurófobo perderá peso (más que el liberal), y si no se consuma, sufrirá un fracaso monumental.
España es hasta cierto punto una anomalía europea, precisamente por lo bien que ha aguantado el bipartidismo
España es hasta cierto punto una anomalía europea, precisamente por lo bien que ha aguantado el bipartidismo. Éxito personal de Borrell, que amplía la victoria de Sánchez en las generales. Y el PP respira aliviado con un resultado digno y marcando distancias con Ciudadanos, que sólo obtiene un diputado más de los que sumó con UPyD hace cinco años (recordemos que en esta ocasión las formaciones naranja y magenta han ido de la mano). Lamento que España no vaya a tener el peso que sería deseable en el Grupo Liberal y creo que merecería alguna reflexión. Batacazo de Pablo Iglesias, como el de Tsipras en Grecia. Los votantes de izquierdas dan por finalizada la aventura populista y se inclinan para esta temporada por el verde. Y yo lo celebro
Vladimir Putin logra victorias parciales con Orban o Salvini, pero ha fracasado en su intento de desestabilizar la Unión
Hay una derrota de ayer que me resulta especialmente dulce: la de Vladimir Putin. Sabemos que tenía preparado su arsenal de desinformación y ciberataques. Logra victorias políticas parciales gracias al auge de algunos de sus protegidos, como Orban o Salvini. Pero ha fracasado en su intento de desestabilizar la Unión.
Ahora empieza un ciclo inédito en un mundo en plena transformación. Creo sinceramente que Europa sale más fuerte cuando muchos nos decían que estaba en decadencia. La inmensa mayoría de los europeos han dicho sí a los valores de la democracia liberal, que son los valores de la Unión. El Brexit está funcionando como vacuna y emergen nuevos liderazgos.
Si aquellos a quienes corresponde liderar esta nueva etapa saben leer el momento histórico, Europa podría estar en condiciones de ofrecerse al mundo como la alternativa al proteccionismo desnortado de Estados Unidos, a la hostilidad sorda de Rusia y al autoritarismo de mercado de China. Se acabaron los lamentos y las profecías catastróficas, es hora de ocupar el lugar que nos corresponde.
Beatriz Becerra es vicepresidenta de la subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo y eurodiputada del Grupo de la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa (ALDE). Es autora de Eres liberal y no lo sabes (Deusto).
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