"Los resultados no son malos pues se gobernará en más comunidades y ayuntamientos que hace cuatro años. Pero no hemos ganado en ningún sitio y hay que ver cómo empezar a ganar". En estos términos se expresó ayer el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en el análisis de los resultados electorales de este domingo. Y no fue el único. Tampoco a la hora de pedir a su jefe de filas, Pablo Casado, que en el mes de junio diseñe una estrategia clara con la que enfrentarse a la fragmentación de la derecha, esto es, el plan a desarrollar con respecto a Ciudadanos y a Vox.
Durante un almuerzo con los presidentes territoriales del partido, Casado les ha escuchado hacer un análisis de cómo queda cada una de sus regiones, pero también le han trasladado el ruego de saber a qué atenerse cuando habla de "refundación". Desde la coincidencia de que "con tres partidos de centro-derecha es imposible ganar las elecciones generales", el barón gallego se ha preguntado: "¿Cómo refundamos?"
"¿Cómo refundamos?", se preguntó Feijóo
"No es nada fácil", admite uno de los asistentes a un almuerzo que arrancó a la cuatro de la tarde y se alargó hasta las seis. Y añade: "Hay que ver si esta refundación del centro-derecha se hace mediante la integración de personas, de discursos, de dirigentes...". Otro barón territorial indica en conversación con El Independiente que el ambiente era positivo, nada que ver con el de hace un mes, y que lejos de entender nada como un emplazamiento "se trató más de un diálogo entre Pablo y Alberto".
Tras un calendario electoral infernal que arrancó el 2 de diciembre con las elecciones andaluzas y ha culminado este domingo, los populares se felicitan de que "por fin se puede reflexionar, definir estrategias y hacer nombramientos, pero a partir de septiembre quieren empezar a ganar la batalla por ser la referencia indiscutible del centro-derecha.
Los pactos postelectorales pueden clarificar el panorama, pero también se trata de determinar el marco de relaciones con la formación de Albert Rivera y de Santiago Abascal así como el perfil del propio Partido Popular. En este sentido, ayer se pusieron de manifiesto las diferencias de análisis que Casado hace con respecto, no sólo a sus barones territoriales, sino incluso a miembros del comité de dirección genovés. El primero ha llegado a hablar de "supuestos giros inexistentes" mientras que el barón gallego, Alberto Núñez Feijóo; el andaluz, Juanma Moreno, y el vasco, Alfonso Alonso, no han dudado en afirmar que la recuperación electoral es producto del regreso a "la centralidad y a la moderación". Tesis a la que también se abona algún dirigente nacional.
La "ultraderecha"
Porque aquí está otro de los grandes caballos de batalla para el PP. Partiendo de la base de que van a necesitar a Ciudadanos y a Vox para gobernar resulta difícil determinar si deben ir al enfrentamiento político o a la confraternización. Hasta el 28 de abril Casado no definió al partido de Abascal como una fuerza de "ultraderecha", lo que cambió al día siguiente del descalabro. Ayer, en rueda de prensa, volvió a mostrarse cauto al indicar que se limitó a parafrasear la denominación “que ellos han hecho siempre". "Se sitúan a la derecha del PP y eso no es peyorativo", dijo, pero de su boca no volvió a salir la palabra "ultraderecha".
De momento, Casado ha aparcado la designación de los portavoces del Congreso y del Senado. Los Grupos actuales seguirán en funciones. El líder del PP prefiere tener despejado el mapa de pactos locales y autonómicos y elegidos los senadores por designación autonómica. Ayer no se habló nada de cambios en el organigrama, pero también está en la mente de los populares que el PP necesita algún impulso interno con el que intentar levantar el vuelo. Si la logroñesa Cuca Gamarra resulta designada portavoz en el Congreso, una de las vicesecretarías del partido quedaría vacante, aunque no es necesaria ninguna cesantía para incorporar nuevos rostros a Génova.
El PP priorizará el diálogo con Ciudadanos en el escenario de pactos poselectorales
El comité negociador del PP, formado por Teodoro García Egea, Javier Maroto y Ana Beltrán, se pondrá en contacto con el "comité nacional de negociación de gobiernos" de Ciudadanos, con José Manuel Villegas al frente. En primera instancia se priorizará el diálogo con la formación de Albert Rivera y, en función de los resultados, "habrá que ver cómo se mueve Vox", siguiendo la misma pauta de la negociación andaluza.
En todo caso, el partido que lidera Santiago Abascal no desea ser un convidado de piedra. O entra en gobiernos autonómicos, como en Madrid, o se sienta a la mesa de los mayores o se aceptan puntos sustanciales de su programa. Precisamente, una de las cuestiones capitales en el proceso que se abre ahora "es cómo abordar si Vox exige formar parte de los gobiernos", cuestión para la que todavía no hay respuesta teniendo en cuenta que los "naranjas" pueden negarse de pleno a compartir cuotas de poder con la ultraderecha.
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