Cuatro autonomías y 26 ayuntamientos, en jaque. El PP como "socio prioritario", posibles acercamientos al PSOE y con Vox llamando a la puerta. Ciudadanos sabe que el baile de pactos tiene un ritmo lento. Y quiere todas las cartas encima de la mesa antes de enseñar la llave que abrirá el escenario político durante los próximos cuatro años.
Esta semana han comenzado los primeros contactos "informales" con los populares para allanar el pedregoso camino de coaliciones postelectorales, si bien el escenario continúa completamente abierto sin que se haya dado aún paso firme en las negociaciones oficiales. De virar a la derecha en todas las capitales de provincia, el bloque conservador liderado por el PP podría controlar 26 ayuntamientos -en 15 de ellos con Vox en la ecuación- aunque se da por descontado que no entregará un cheque en blanco a los populares y que alcanzará acuerdos con el PSOE en otros territorios.
La prudencia es clave, pero el calendario empieza a correr. El 11 de junio deberán estar constituidas las Asambleas de Madrid y de Murcia, y tan solo cuatro días después, hacer lo propio en el resto de ayuntamientos de España. Y todo depende de Ciudadanos. A falta de conocer la postura oficial, sí trascienden algunos detalles que marcará la agenda de negociación de Albert Rivera. Según ha podido conocer El Independiente, el partido ligaría su agenda de acuerdos al factor ideológico en autonomías, véase Madrid, Aragón, Castilla y León y Murcia, donde se estima "difícil" llegar a acuerdos con los socialistas por las líneas discordantes entre ambas corrientes y donde ya han reiterado la negativa a entrar en "tripartitos" con Vox, sin negar ya la posibilidad de sentarse con ellos; no tanto así en consistorios donde, según fuentes de Cs, primarán "criterios personales" como la afinidad entre los candidatos para decantar la balanza.
Autonomías: 155 y evitar los tripartitos
Desde el mismo momento de conocerse los resultados del 26-M, los de Albert Rivera sabían que el resto de formaciones cargarían toda la presión sobre espalda naranja. Y no se equivocaban. Pero Ciudadanos no dará un cheque en blanco a Casado en autonomías, mucho menos a Sánchez. Aunque tanto uno como otro descartan todavía entrar en un "intercambio de cromos", como sostenían hace unos días Díaz Ayuso y Adriana Lastra.
Darle prioridad al factor ideológico vendría a confirmar la postura que los naranjas han mantenido desde el mismo domingo electoral: priorizar acuerdos con el PP, sin veto explícito al PSOE y hablar con Vox siguiendo la fórmula andaluza.
En concreto, llegar a acuerdos autonómicos con los socialistas es un escenario "complicado" en Ciudadanos. Más por las condiciones expresas puestas encima de la mesa: renegar de las políticas territoriales y fiscales de Pedro Sánchez; condenar la situación en Cataluña y favorecer la aplicación del 155.
El panorama se ha recrudecido aún más por la situación en Navarra, donde toda la izquierda, incluidos Podemos, Izquierda Ezkerra y Geroa Bai -la marca navarra del PNV- están dispuestos a sumar para evitar que Navarra Suma (UPN, PP, Cs) alcance gobierno. Dispuestos, incluso, a contar con la presencia de Bildu en las negociaciones para "buscar la mayoría absoluta", apuntaba Uxue Barkos. Y para lograrlo es impescindible el respaldo de la formación abertzale.
"El PSOE nos da la razón cuando decimos que es muy difícil pactar. Cada día nos da más razones para mantener ese argumento", sostenía Villegas en rueda de prensa el pasado viernes, apuntando que la cuestión ya no es si los barones "se desmarcan o no de las políticas de Sánchez", sino que ya "se han tirado en manos de los nacionalistas para que los constitucionalistas no podamos gobernar en Navarra".
Es muy difícil pactar porque ya no es si los barones se desmarcan o no de Sánchez, sino que ya se han tirado en manos de los nacionalistas
La lucha de Ciudadanos contra el independentismo es, quizá, la piedra angular de sus líneas rojas. Y el PSOE las está traspasando todas. El escenario de firma conjunta con los socialistas "lo vemos cada vez más lejos", y podría evitar hacer concesiones al socialismo en los territorios donde esta suma tiene las apuestas más altas: en Castilla y León, con el díscolo Paco Igea y su lucha intransigente contra "la corrupción, los chiringuitos, el clientelismo y la libre designación que ha practicado el PP durante 32 años de gobierno"; y Aragón, quizá el escenario más probable para la suma PSOE+Cs por la figura de Javier Lambán, perteneciente a la corriente más crítica del 'sanchismo' y donde el propio Villegas se muestra más cómodo sin levantar cordones a "las diferentes opciones de pacto".
Por otra parte, la posibilidad de que Begoña Villacís sea alcaldesa a cambio de ceder la presidencia de la Comunidad de Madrid a Ángel Gabilondo también se aleja cada día más por el conflicto ideológico. Primero porque necesitarían de un tercero en discordia para tal fórmula: Más Madrid, una opción que la formación naranja niega tajantemente.
El viraje a la derecha también se hará palpable en Murcia. A falta de una decisión oficial de la candidata naranja, Isabel Franco, lo cierto es que PP y Cs se quedan a un escaño de la mayoría absoluta, lo que daría muchas papeletas a una reedición del pacto andaluz. Esta opción parece ser la ganadora, puesto que además de las líneas rojas levantadas al PSOE desde la dirección nacional, Franco apunta otras exigencias propias a Conesa, como la bajada de impuestos o la realización de una auditoría de la Comunidad.
26 capitales de provincia, en jaque
Diferente tónica se dibuja en los consistorios, donde la afinidad entre los candidatos, independientemente de su color político, será el criterio seguido para decantar la balanza a PP+Cs; PP+Cs+Vox o PSOE+Cs, fórmulas a las que se sumarían otras fuerzas en casos concretos y donde los naranjas, en muchos casos, van a dejar en casa los cordones sanitarios más allá de su programa.
Ciudadanos no logró dar el ansiado sorpasso al PP en ningún ayuntamiento, pero la ficha naranja es la más importante tras el 26-M: puede decantar la balanza al centro-derecha en 26 capitales de provincia, casi el 60% de las disputadas fuera de Cataluña y País Vasco. Y en 15 de ellas necesitan a Vox, un puente que -aún- Rivera no está dispuesto a cruzar.
Casado depende únicamente de Rivera en Alicante, Málaga, Almería, Murcia, Salamanca y Oviedo y en el resto deberá acordar también con Abascal, ya que no cuenta con ninguna alcaldía de provincia con mayoría absoluta.
Las dos posibles barajas se repiten también en las dos provincias extremeñas; en Ciudad Real; Palencia; León; Burgos; Jaén o Granada.
Los socialistas, por su parte, pueden gobernar en la mayoría de ellas únicamente con el apoyo de Rivera, aunque con excepciones en las que entrarían en liza formaciones locales como CC en Tenerife; el PRC en Santander; o el Partido Riojano en Logroño.
El efecto dominó que estos comicios ha borrado del mapa a las candidaturas del cambio deja en el aire gobiernos como el de Zaragoza, en la que cualquier ecuación debe incluir a los naranjas, y el PP, a su vez, a Vox, una tónica que se repite en Teruel y Huesca.
Los resultados de las elecciones locales solo han dejado tres mayorías absolutas: Soria y Huelva (PSOE) y Zamora (IU). El resto está en juego y el tiempo les pisa los talones a Rivera, Casado, Abascal y Sánchez. El próximo 15 de junio, cada consistorio tendrá adjudicado su color y, posiblemente, un coste.
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