La formación de Santiago Abascal volverá a poner sobre la mesa de negociación de los pactos postelectorales del 26-M los temas más sensibles de su ideario político y, con toda probabilidad, los que mayores dificultades supongan para alcanzar un acuerdo. Por un lado, defenderá la derogación de lo que dan en llamar "leyes de ideología de género", esto es, de lucha contra la violencia machista, de igualdad y de reconocimiento de derechos de los colectivos LGTBi.
Pero no sólo. Porque también ponen el acento en otra cuestión no menor, esto es, la exigencia de realizar auditorías sobre las subvenciones públicas que reciben aquellas organizaciones y ONGs defensoras de los derechos de los inmigrantes indocumentados. La inmigración es otro de los banderines de esta formación.
Uno de los objetivos de Vox es la educación, ahora en manos de las CCAA
La primera cuestión ya fue desactivada en la negociación andaluza. El PP se plantó cuando Vox apareció con un documento de 19 puntos que los populares calificaron de "inasumibles" en su gran mayoría. Fue el vicesecretario de Organización popular, Javier Maroto, el que dejó claro desde el primer segundo que no se derogarían ninguna de las iniciativas legislativas que la Cámara andaluza había aprobado en estas materias.
Uno de los objetivos de Vox es la educación, competencia transferida a las Comunidades autónomas, y sobre la que tiene puesta la lupa. La candidata a la presidencia autonómica madrileña, Rocío Monasterio, llegó a denunciar que se instruía a los niños de primaria en la existencia de la "zoofilia", afirmaciones que hubo de retirar por no ajustarse ni de lejos a la realidad.
En todo caso la negociación andaluza no frenó el empeño de Vox por apuntalar su estrategia de oposición en exigir, por ejemplo, datos personales de los trabajadores que atienden a las mujeres maltratadas y, ante la negativa de la Cámara autonómica, la capacitación técnica y profesional de los mismos.
Un peso acorde con su representación
Vox marca enormes distancias con el pacto andaluz dado que, aseguran, su "generosidad" se tradujo en "debilidad". No están dispuestos a volver a poner barato su apoyo. Primero exigiendo un puesto en la mesa de negociación, donde irán con una petición de máximos que pasa por la conformación de gobiernos tripartitos con PP y Ciudadanos y, en su defecto, la aceptación de cuestiones básicas de su programa. Fuentes de esta formación aseguran ser conscientes del peso relativo de sus votos, "pero si en un territorio representamos el 20% del bloque de centro-derecha, exigiremos que un 20% de nuestro programa esté en el acuerdo".
📢🇪🇸 Los votantes de VOX no admiten chantajes: quieren representación y voz.
🔴 RT ¡No vamos a renunciar a defender todo aquello por lo que nos han votado! 💪 pic.twitter.com/ryNDXT8ukN
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) May 29, 2019
Lo cierto es que hay amplios capítulos en los que las tres fuerzas políticas pueden ponerse de acuerdo. Vox defenderá la bajada generalizada de impuestos en el tramo autonómico del IRPF, en Sucesiones y Donaciones, en Actividades Económicas, IBI o circulación de vehículos y todos aquellos que sirvan para rebajar la presión fiscal a las familias. Embridar el gasto y eliminar duplicidades administrativas son otras dos cuestiones que destacan en Vox. Sólo en la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio defiende que es posible ahorrarse gastar 4.245 millones de euros del presupuesto.
Vox no encuentra interlocutor en Ciudadanos
El comité ejecutivo de Vox reunido el pasado jueves por la tarde nombró un comité negociador capitaneado por Espinosa de los Monteros, que ya se ha reunido con el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y hablado con el aspirante a alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida, al que tuvo que proporcionar el número de teléfono de Javier Ortega Smith, el cabeza de lista municipal.
No ha habido, en cambio, ninguna vía de interlocución con Ciudadanos. Sin embargo la formación naranja ya ha pasado de negarse a la foto con el partido de Abascal a señalar, por boca de su secretario general, José Manuel Villegas, que "lo de la imagen con Vox no me preocupa", manteniendo, eso sí, el veto a cualquier fórmula tripartita en los gobiernos locales y autonómicos donde sumen. Además, la invitación del socialista Ángel Gabilondo a iniciar una interlocución con el conjunto de las fuerzas políticas representadas en la Asamblea de Madrid, que incluye a Vox, puede servir de coartada a Ciudadanos para justificar un cambio de criterio sobre el veto a sentarse con la ultraderecha.
La invitación de Gabilondo, facilita las cosas a Rivera
Vox quiere "negociar con todas las formaciones políticas que estén dispuestas a liderar un proyecto que deje fuera a los partidos de izquierdas", dijo en un comunicado tras la reunión de su ejecutiva. Pero para ello considera "condición indispensable que todo aquel partido que quiera el apoyo de Vox deberá sentarse a negociar con el comité" designado al efecto. Del mismo modo, se solicitará en esas conversaciones "la entrada en los gobiernos municipales y autonómicos como parte de las condiciones para apoyar a otros partidos en la formación de los nuevos ayuntamientos y comunidades". Sin embargo, fuentes de Vox admiten que no harán casus belli de esta cuestión.
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