Política

Podemos, sin alternativa al liderazgo 'pablista' por la división de los críticos

31/05/2019.- El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, aborda el escenario que se abre en España y Europa tras las elecciones del 26 de mayo durante su participación en la segunda jornada de la Reunión del Círculo de Economía de Sitges, uno de los principales foros empresariales del país. EFE/ Quique García

Más cuestionado que nunca y sin rivales de peso para hacerle frente. En 2014 Pablo Iglesias fue la clave del éxito en Podemos. Cinco años después, es el principal motivo de su fracaso. El personalismo de la organización, las purgas continuadas de críticos y la bunkerización de la cúpula en Iglesias y su pareja, Irene Montero, han terminado por agrietar una organización que ha obtenido sus peores resultados electorales. Las voces críticas crecen en el seno del partido, pero la falta de un frente común aboca a Podemos al liderazgo pablista que tendrá su continuidad en la figura de Montero, a quien Iglesias está preparando el terreno para la sucesión en Vistalegre 3.

Iñigo Errejón, el único dirigente que ha plantado cara al liderazgo de Podemos, se desvinculó de la formación en enero con el lanzamiento de Más Madrid. La gestión de aquella crisis, con la imposición de Iglesias de cerrarse a cualquier posible pacto, sublevó a los barones territoriales del partido y se saldó con la dimisión de Ramón Espinar, hasta entonces leal al líder. La salida del secretario general madrileño supuso un punto de inflexión: por primera vez se rompían filas en el oficialismo y se expresaban abiertamente ciertas críticas hacia la dirección, algo que en Podemos es considerado alta traición.

Errejón había sido apartado de los puestos de responsabilidad muchos meses antes, pero con su salida Podemos perdía un referente interno y el único contrapeso al hiperliderazgo de Iglesias. La gestión de la crisis madrileña llevó a varios dirigentes a dar la primera voz de alarma en la llamada Declaración de Toledo, donde se reunieron varios dirigentes de todo el país para pedir unidad a la cúpula morada. La petición no fue escuchada, pero fue el germen del sector crítico de Castilla-La Mancha, donde el líder regional de Podemos y vicepresidente en funciones, José García Molina, emergió como alternativa a Iglesias. Después de estos movimientos, las críticas arrecian en todas las federaciones del partido, pero la falta de un frente común resta fuerza y da oxígeno a un Iglesias menguante. Ahora, las posibles alternativas en Podemos se constituyen sobre varios liderazgos.

Los espinaristas (y García Molina). El ex secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid fue hasta enero el hombre de Pablo Iglesias en la Comunidad de Madrid. Amigo personal de Irene Montero, en 2016 se presentó a las primarias madrileñas para hacer frente a Rita Maestre, afín a Iñigo Errejón. Espinar siempre se mantuvo fiel al pablismo y su salida fue una sorpresa en grandes sectores del partido. Su cese llegó después de haber defendido la posibilidad de llegar a un acuerdo antes de los comicios para evitar la fragmentación electoral. La negativa de Iglesias le hizo dimitir. Tras él, la cúpula de Podemos purgó a todos los dirigentes que habían apoyado a Espinar al considerar que su grado de lealtad era insuficiente. Entre ellos, relegaron en las listas electorales al ex senador catalán Óscar Guardingo, que dimitió entre críticas al partido.

Pero el frente espinarista ya ha tejido alianzas. En las semanas previas a las elecciones, Espinar hizo campaña junto al líder de Podemos en Castilla-La Mancha, García Molina. Ambos dirigentes unen sus fuerzas bajo el liderazgo de Molina, el vicepresidente de Gobierno manchego que presidió el cónclave crítico con la dirección. Tras los malos resultados obtenidos en las elecciones autonómica, Molina dimitió de sus cargos del partido, en un claro llamamiento a la cúpula de Podemos para que asumieran también responsabilidades. Este frente compuesto por espinaristas y Molina es aparentemente el más amplio y defiente una postura más pragmática que reivindica el 'espíritu original' de Podemos. Sin embargo, de enfrentarse a Irene Montero en Vistalegre 3 necesitaría tejer apoyos por todo el territorio.

Carolina Bescansa. La dirigente amagó con presentar una alternativa a Iglesias y Errejón en 2016, pero finalmente renunció a ser la tercera vía en Vistalegre 2. Fundadora de Podemos, siempre ha sido un referente dentro de la organización y ha ocupado un papel poco común en el partido: una persona de mediana edad -frente a la juventud que impera en el partido-, mujer y madre. Profesora de Sociología y Ciencias Políticas, es experta en demoscopia y durante su etapa en el partido ha elaborado puntualmente los informes sobre encuestas y sobre el CIS, bautizados como 'Informes Bescansa', que en 2017 comenzaron a advertir del hundimiento continuado del partido. Estas advertencias irritaron a un Iglesias poco dispuesto a aceptar ningún tipo de crítica. Pero la puntilla llegó en mitad de la crisis catalana. Los devaneos de la dirección de Podemos con el independentismo llevaron a que Bescansa, aún con fuerza dentro de Podemos, lanzara las primeras advertencias -adelantadas por este diario- sobre el error estratégico de esta posición. Más tarde, las críticas fueron públicas e Irene Montero le declaró la guerra: le abroncó por sacar los "trapos sucios", según informó El Independiente, y le sustituyó -tras purgarla- de la Comisión Constitucional del Congreso.

Bescansa a día de hoy mantiene un gran peso a nivel interno, al ser considerada un perfil solvente frente a los cuadros del PCE que han ido ocupando la dirección de Podemos. Pese a ser un liderazgo claro, sobre ella pesa un episodio que podría minar su credibilidad: la filtración accidental de un documento en el que exigía a Errejón -entonces candidato de Podemos en plenas primarias frente a Espinar- recursos económicos y de personal para, en el medio plazo, plantar cara a Iglesias a nivel estatal. El líder de Podemos volvió a recurrir a la teoría de la traición y la conspiración para calificar los hechos. Desde entonces Bescansa ha sido desterrado de facto de la vida interna del partido.

Los 'antiapis' de Teresa Rodríguez. El sector anticapitalista está representado en Podemos en la figura de Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos Andalucía, y el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, el único edil que ha revalidado un ayuntamiento del cambio. Si las divergencias de Espinar y Molina pasan por exigir a Iglesias una postura más posibilista, Rodríguez mantiene la tesis impugnatoria al bipartidismo y se manifiesta en contra de pactar con el PSOE para un Gobierno de coalición. La líder andaluza ha sido una de las voces más críticas con el "intervencionismo" del partido en Madrid y se ha enfrentado abiertamente al aparato. Defensora de la unidad de la izquierda, fundó Adelante Andalucía junto a IU pese a la oposición de Iglesias. La dirigente, la que mejores resultados obtuvo en las elecciones autonómicas por su diferenciación del aparato estatal, es también la única que ha retado el líder de Podemos y ha ganado el pulso. Un valor en alza en la organización frente al fuerte desgaste sufrido por el tándem de Iglesias-Montero. El perfil de Kichi también recoge apoyos dentro del partido debido a su postura independiente, capaz de enfrentarse a la dirección de responder a los ataques abiertos de Juan Carlos Monedero, el portavoz extraoficial de Iglesias. Hasta Iñigo Errejón, ya centrado en su nuevo partido, mira a estas dos figuras como posibles aliados en la posible expansión de Más Madrid a un proyecto federal.

El errejonismo. Asentado en Madrid pero con poca implantación territorial, el errejonismo se confirmó en Vistalegre 2 como la corriente más amplia de Podemos después del pablismo. Iñigo Errejón, que no disputó la secretaría general a Iglesias, obtuvo un 33% de apoyos a su lista. Tras su derrota en aquel congreso fue apartado del plano estatal y se mantuvo dos años de perfil bajo. El acuerdo al que llegó con Iglesias era encabezar la candidatura de Podemos en la Comunidad de Madrid, pero las trabas impuestas por la cúpula -que quería mantener el control sobre la campaña- llevaron a Errejón a lanzar su propio proyecto junto a Manuela Carmena después de meditar una retirada.

La salida de Errejón de Podemos no se ha hecho oficial, aunque el dirigente aseguraba hace unos días haber sido expulsado de los chats de la dirección. El ex número dos de Podemos ha descartado presentarse a cualquier proceso interno del partido y sus seguidores han quedado sin referentes dentro del partido. Este sector , huérfano de líder, sería el potencial votante del proyecto de Errejón. y dentro de Podemos podría apoyar a Espinar y García Molina como posible alternativa.

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