La destitución de Pablo Echenique en Podemos no es suficiente, y el intento de Pablo Iglesias por frenar la avalancha de críticas ha resultado fallido. Las facciones críticas del partido no bajan las espadas tras el cese -anunciado- del secretario de Organización, al que consideran un cabeza de turco al que la dirección quiere atribuir toda la responsabilidad de la debacle electoral. ¿El objetivo? Salir vivos y evitar tener que enfrentarse a un Vistalegre 3 que amenace la continuidad de los Iglesias-Montero. Adelantan también que la salida fulminante de Echenique no puede ser la única respuesta a la profunda crisis que atraviesa de la organización. "Los debates no se cierran cortando cabezas", advierten.
En los últimos días se multiplican los cuadros que piden a la cúpula de Podemos la convocatoria de una Ciudadana Estatal donde poder debatir el rumbo de la organización ante la deriva de los dos últimos años impuesta por Iglesias e Irene Montero. La bunkerización sufrida en la organización, con un núcleo de poder cada vez más reducido, ha causado un tremendo malestar en los territorios, donde señalan al tándem Iglesias-Montero como responsables de la situación y reniegan de la sucesión anunciada de Montero a los mandos de Podemos.
Podemos ha vivido en los últimos tiempos a golpe de mando, y la rebelión aumenta contra ese personalismo. La toma de decisiones ha cambiado radicalmente desde los inicios del partido en 2014: de los órganos deliberativos donde se debatían las propuestas, a las órdenes lanzadas por los líderes a través de reducidos grupos de Telegram.
La ejecutiva de Podemos rara vez se reúne ya en la sede de Princesa: en la mayor parte de los casos, Iglesias y Montero dan instrucciones a través de estos grupos para fijar los mensajes que sus portavoces trasladan después a los medios de comunicación en rueda de prensa; las reuniones, en en el último año, se vienen celebrando ya en la vivienda de Iglesias y Montero, el polémico chalet de Galapagar, donde la pareja reúne a su círculo más cercano en lo personal, independientemente de su relación orgánica con el partido.
Echan a Echenique pero a Espinar publica un artículo y le dicen que afecta a la negociación"
El ex secretario general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Ramón Espinar, era una de las voces que este lunes alzaba la voz para pedir un congreso de partido para llevar a cabo una reflexión profunda. A él se sumaban perfiles como el de Kichi o Carolina Bescansa; ésta última apuntaba directamente a la gestión de la cúpula de Podemos como causante de la debacle electoral.
Pero fue Espinar, en otro tiempo leal a Iglesias, quien levantó más ampollas. Su petición sentó especialmente mal en la dirección de Podemos, que reprochó al dirigente lo que tildaron de un debate "poco oportuno" por el intento de Podemos de entrar en el Gobierno de Pedro Sánchez, donde Iglesias pretende blindarse. Algunos dirigentes de Podemos censuraban que la dirección, a través de su portavoz Noelia Vera, hubiera afeado estas reflexiones mientras, sólo unas horas después, Iglesias abría el partido en canal con el cese de Echenique. "Se ve que puedes echar al Secretario de Organización pero a Espinar le dicen que no es el momento de publicar un artículo, porque afecta a la negociación", censuran.
El cese de Echenique, "un ajuste de cuentas"
Los sectores críticos con la dirección no se conforman con el cese de Echenique. Consideran que este movimiento va dirigido a continuar la huida hacia delante y evitar someterse a la votación de los inscritos. Advierten de que "no se resuelve un debate político cortando cabezas". "Esa no es nuestra cultura ni lo que pide España", añaden. Consideran que la cultura que está adoptando Podemos es la que tradicionalmente ha reinado en el PCE. La escalada de posiciones de Irene Montero en el partido ha venido acompañada del aumento de poder de dirigentes y amigos personales provenientes del PCE que desembarcaron con ella en Podemos como Juanma del Olmo o Rafa Mayoral.
Hace falta recuperar el rumbo, no un ajuste de cuentas de la ejecutiva a puerta cerrada"
En este sentido, reclaman una Asamblea Ciudadana para "recuperar el rumbo" y volver al "Podemos original" que deje a un lado las exclusiones que han mermado el partido. "Hace falta una asamblea ciudadana para recuperar el rumbo, no un ajuste de cuentas en la ejecutiva de un partido a puerta cerrada", señalan fuentes críticas.
Y es que las voces disidentes van en aumento; de los territorios, Iglesias sólo cuenta con dos territorios leales, Galicia y Castilla y León, después de que bastiones tradicionalmente pablistas como Madrid o Castilla La Mancha se plantaran, con la dimisión de sendos líderes, en protesta por la gestión del partido. Pablo Iglesias, señalan fuentes internas, está confiado en la victoria de sus posiciones -y el liderazgo de Irene Montero- en caso de celebrarse un Vistalegre 3 y no pone objeción a su convocatoria. Sin embargo, su entorno más apegado a la realidad estaría frenando esta posibilidad ante las posibilidades reales de ser derrotado.
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