O se hablaba o se corría el riesgo de perder la mayoría en la mesa de la Asamblea de Madrid y se iba a un bloqueo institucional permanente. Esa fue la advertencia de la candidata popular a presidir el ejecutivo autonómico, Isabel Díaz Ayuso, a su homólogo de Vox, Ignacio Aguado, y la razón, según fuentes del PP, por la que Aguado admitió reunirse con Rocío Monasterio. No obstante, desde la formación “naranja” aseguran que “Ignacio siempre dijo que iba a hablar con todo el mundo y ahí está la prueba de su reunión con Monasterio”.
Sea mérito de una o de otro, lo cierto es que el encuentro con la candidata de Vox, aunque sin foco, ha servido, a priori, para desbloquear las negociaciones a la mesa de la Asamblea, hasta el punto de que Ciudadanos ya ha hecho público que será Juan Trinidad, actual vicepresidente de la misma, el próximo presidente de la Cámara. Sin embargo, el movimiento de los liberales no contaría con el beneplácito de Vox, quienes han advertido que pese haber habido un primer encuentro, no ha existido ningún tipo de acuerdo en lo relativo a la Mesa de la Asamblea de Madrid con el líder regional.
Y nada de Ángel Garrido, como se llegó a especular desde el partido de Albert Rivera para disgusto del PP, que, sin embargo, aseguró que no le vetaría. Tampoco generó entusiasmo esta opción entre las propias filas de Ciudadanos, cuyos dirigentes más veteranos vieron cómo las candidaturas se llenaban de independientes o dirigentes provenientes de otras formaciones políticas para ocupar puestos de privilegio en las listas electorales.
Además, es imprescindible que las tres fuerzas del centro-derecha voten mañana juntas para asegurarse el control del órgano de Gobierno de la Asamblea, pues, de otro modo, con una mesa controlada por la izquierda “sería imposible sacar adelante una sola ley, como, por ejemplo, la bajada de impuestos”, dicen fuentes próximas a Ayuso.
Con el acercamiento de Aguado a Monasterio parece despejado el panorama para que el centro-derecha tenga cuatro de los siete asientos de la Mesa “porque lo importante no es sólo la presidencia”. La gran diferencia con el modelo andaluz es que fue un miembro de Ciudadanos, Marta Bosquet, quien se hizo con los mandos del Parlamento de Andalucía con los votos de Vox pero sin que se reunieran con ellos. Ahora la formación de Santiago Abascal pide poco menos que un trato de “igual a igual” si son necesarios sus apoyos, como era el caso.
La Asamblea de Madrid es, junto con la de Murcia, las primeras en constituirse. La intención de populares y, en un principio, de Ciudadanos, era llegar con un acuerdo global, tanto para Madrid y Murcia como para otros territorios en los que suman frente al PSOE, como Castilla y León, aunque la apertura de conversaciones entre los socialistas y los “naranjas” tanto en Murcia como en el territorio del popular Alfonso Fernández Mañueco, aleja la posibilidad de llegar a mañana con los pactos cerrados.
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