En poco más de un año, salvo adelanto electoral, deberán celebrarse comicios autonómicos en Galicia y Alberto Núñez Feijóo parece dispuesto a ir a por su cuarta mayoría absoluta, según aseguran fuentes de su entorno. Tras las dudas de 2016, cuando sopesó seriamente dar un paso atrás para dejar la primera línea política, esta vez ha espoleado a su partido a que se vuelque ya en sentar las bases para volver a ganar de forma incontestable en su territorio.
Feijóo ha anunciado a los suyos que este año se quedan sin vacaciones porque el objetivo es "patear la calle" y arrancar la campaña electoral para revalidar en septiembre del año que viene la mayoría absoluta, un reto que equiparó al de 2009 cuando gobernando el bipartito PSdeG y BNG en Galicia " y Zapatero en el Gobierno central, recuperamos la Xunta", explicó en una reunión interna.
El presidente de la Xunta incorporará cambios en su partido "para sumar"
Asimismo, la semana pasada convocó a los miembros de su gobierno, entre ellos, consejeros y directores generales "para ponerles las pilas". Feijóo "va a por su cuarta mayoría absoluta", la única del PP en el poder autonómico. Eso sí, las distintas fuentes consultadas por El Independiente admiten que no dijo explícitamente que se volviera a presentar "pero lo dimos por hecho tras recibir el encargo y por cómo está trabajando". Además, "es un hombre de retos y creemos que le gustará su cuarto mandato".
Lo cierto es que el PP gallego parece tener claro que sin Feijóo no hay ninguna garantía de éxito que es él, y sólo él, el que puede asegurar la continuidad del proyecto popular en la Xunta. Asimismo, anunció que "incorporará cambios para sumar", pero nada que les haga temer que esté preparando su sucesión, muy al contrario.
Sondeos internos les siguen dando la mayoría absoluta
Los populares gallegos aseguran manejar sondeos que les dan de nuevo esa cómoda mayoría absoluta que llevan disfrutando tres legislaturas. Incluso en los peores momentos para el PP nacional, justo antes de las últimas elecciones generales este mes de abril -que se saldaron con el peor resultado de la historia de Génova-, encuestas internas volvían a decirles que, en autonómicas, ganaban con solvencia.
Tiene a su favor actuar a modo de antídoto de Ciudadanos y Vox
Luego es cierto que las elecciones municipales no fueron demasiado boyantes para el partido en Galicia, con episodios tan vergonzosos como la cesión del ayuntamiento de Orense a un personaje que promete tardes de gloria, pero tampoco nada distinto a lo que ocurrió con los populares en el resto del territorio. Desde Génova admiten “que Galicia estuvo en la media, no peor que en el resto” habida cuenta de que en el 26-M sólo se celebraron allí elecciones municipales.
Una cuarta mayoría absoluta, “la única del PP en toda España”, subrayan en su entorno, afianzaría aún más la posición interna de Feijóo como referente de los populares y uno de los “barones” territoriales con mayor peso y ascendente de la organización. Tiene además a su favor actuar a modo de antídoto contra Ciudadanos y Vox. El partido de Albert Rivera, salvo la excepción de Marta Rivera de la Cruz y poco más, no acaba de tener anclaje en Galicia, y para los de Santiago Abascal es territorio casi hostil.
Feijóo domina el liderazgo del centro-derecha gallego sin interferencias de otros partidos, de ahí que los sondeos le sigan situando no sólo como ganador, sino con posibilidades de volver a superar los 38 escaños de la mayoría absoluta en una cámara formada por 75 diputados autonómicos. Ahora tiene 41, frente a los 14 de En Marea y PSOE, cada uno, y los 6 del BNG.
Disputas por la estrategia
Sirve también el gallego de “contrapeso” de Casado con cuya estrategia fue muy, muy crítico, por entender que se había dado un giro a la derecha castigado por los electores en los comicios del 28-A, donde tan sólo cosechó 66 escaños. Aunque cabe atribuirle en buena medida al presidente de la Xunta el triunfo de Casado en el congreso que le encumbró al liderazgo del partido, se ha convertido en la cabeza más visible de un sector crítico que reclama el regreso del PP a posiciones de centralidad política, de las que Casado niega haberse ido.
La posición crítica de Feijóo se acentuó tras las elecciones generales, cuando admitió “errores de estrategia y de posicionamiento político” en la campaña con “giros que no han sido los adecuados”. Se refería entre otras cosas a lo que entendía como abandono del centro y a no "saber explicar que votar a VOX era la garantía de éxito para un gobierno de socialistas con el populismo". "No hemos sido claros, didácticos, hemos tenido discursos contradictorios. Era la primera vez que nos enfrentábamos a este supuesto (división de voto) y no lo hemos hecho bien”, señaló el presidente gallego.
Se colocó así en una posición de fuerza hasta el punto de ejercer una especie de "tutela" sobre Casado, a quien llegó, entre otras cosas, el mensaje de que la diputada Cayetana Álvarez de Toledo no iba a ser bien vista de portavoz del Grupo Popular en el Congreso por su "perfil duro" y próximo a José María Aznar. Quedó así poco menos que descartada, fuera de la quiniela de la portavocía en la Cámara Baja. Pero no por mucho tiempo.
Tras el 26-M Casado está más reforzado ante sus barones territoriales
Cuando un mes después se celebraron los comicios locales y autonómicos y abrieron la puerta a la recuperación de poder territorial, las tornas cambiaron. El regreso al Ayuntamiento de Madrid, de Zaragoza o de Oviedo, además de mantener ejecutivos regionales, salvo La Rioja, han provocado que "Pablo se sienta fuerte, reforzado", explican fuentes de su entorno. Ahora bromea con que "cada vez que me doy la vuelta, Teo consigue otro gobierno autonómico", en alusión a su número dos en el partido, Teodoro García Egea, también reforzado internamente.
Ni siquiera han hecho mella las críticas de Feijóo respecto a los pactos con Vox, formación con la que mantiene desde el principio posiciones muy críticas y a la que ha conseguido poner freno en su territorio. Crítico con la ya famosa foto de Colón, que reunió en febrero bajo la exigencia de elecciones generales a Casado con Albert Rivera y Santiago Abascal, ha dejado clara su oposición a que el partido de ultraderecha comparta gobiernos locales y autonómicos con el PP. Bien es cierto que Vox decidió romper la baraja tras sentirse engañado en Madrid por aquello de las "concejalías de gobierno" pero, en principio, Génova estaba dispuesto a compartir poder para facilitar gobiernos de centro-derecha.
Sin duda, una cuarta mayoría absoluta en Galicia contribuiría a fortalecer a Feijóo, a quien siempre se consideró la bala en la recámara para el liderazgo del PP.
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